viernes, 31 de agosto de 2007

"Cambio radical" en la casa del Rey / Rosa Villacastín


Mucho han cambiado las cosas en Zarzuela desde que entró el equipo encabezado por Alberto Aza, diplomático de fina estampa, a quién precisamente este verano le ha tocado lidiar con uno de los momentos más delicados y difíciles de la monarquía española. La publicación de unas caricaturas de los Príncipes en la revista 'El Jueves' -de muy mal gusto por cierto-, que sumadas a las críticas vertidas por políticos de la talla del senador Iñaki Anasagasti, o de algunos de los miembros del actual gobierno balear, han hecho saltar las alarmas y obligado a los servicios de prensa y al Jefe de la Casa, a cambiar el rumbo de la nave real, antes de que esta se fuera a pique.

Decía Javier Tussel que uno de los mayores problemas a los que tenían que enfrentarse los miembros de las Casas Reales Europeas del Siglo XXI era el de adaptarse al medio ambiente, o sea, a estar un día sí y otro también en los medios audiovisuales, en la prensa del corazón. Si sabían cómo torear ese toro, sobrevivirían, de lo contrario, desaparecerían. No le faltaba razón.

La boda del Príncipe y Doña Leticia fue un revulsivo para quiénes creían en los cuentos de hadas. No porque la Princesa no reúna las cualidades que se le exige a quién un día será Reina de España, no, es sólo que con ella se rompió el misterio que envolvía a la Casa Real.

Quizá por eso el trato que se ha dado a Doña Leticia, no se le ha dado a ningún otro miembro de la familia. Se le ha criticado por no tener hijos y por tenerlos, por su delgadez y por su forma de vestir, por su sonrisa, por sus orígenes, por llevarse bien con su suegra, y lo más increíble, por lucir bikini en alta mar, como si la mayoría de las jóvenes y menos jóvenes de este país no usaran esa prenda en playas, piscinas y embarcaciones. Lo que demuestra que a muchos ciudadanos no les gustó que el Príncipe eligiera a una mujer moderna, que ha sabido sacarse las castañas del fuego, sin más ayuda que la de su familia y una gran fuerza de voluntad.

La pregunta del millón ante una situación como la que está viviendo la familia real es ¿qué se puede hacer? Lo que han hecho, salir en tropel, adelantarse a los acontecimientos, incluso provocar otros que dieran juego a la prensa, por ejemplo: Al día siguiente de que se publicaran las fotos de Letizia y la Reina, las Infantas se fueron a la playa, con sus hijos y sus maridos, para que pudieran fotografiarles a gusto, como a una familia más. Habrá quién piense que es pura casualidad, no creo en las casualidades de este tipo, fue un "aterrizaje playero" en toda regla, organizado por Zarzuela para dinamitar el impacto de las fotos de Doña Leticia en bikini.

Pero hay más novedades que no han pasado desapercibidas y que dice mucho del nuevo rumbo de la monarquía española: el nombramiento de un interventor, encargado de llevar la gestión económica de la Casa del Rey. A partir de esta semana, euro que se gaste en Zarzuela, euro del que habrá que dar cuenta a Oscar Moreno Gil, experto en Derecho Administrativo. Con este nombramiento se acallan las críticas al Rey por la opacidad en sus cuentas. Hasta ahora se sabía el dinero que recibe de los Presupuestos Generales del Estado, no cómo los distribuía, o en qué los gastaba.

En España no suelen hacerse encuestas para saber cuál es el grado de aceptación del Rey o de la Reina, es una equivocación, porque sirven para tomarle el pulso a la sociedad, saber qué piensan de una institución que no puede quedarse anclada en el pasado.

El (mal) verano de la Familia Real / Fernando Jaúregui


La Corona, encarnada por Don Juan Carlos de Borbón, sigue siendo, hasta el momento por lo menos, la institución mejor valorada por los españoles, según lo que nos dicen las encuestas. Pero hemos observado cómo, este verano más que en otras ocasiones, se han disparado algunas críticas contra el Rey y su familia, que han recibido cartuchos de sal gorda de una prensa que se llama humorística y perdigonazos más dolorosos, pero menos picantes, procedentes de otro tipo de medios. Al final, y para despedir las vacaciones reales, el muy serio 'The Times' acaba de publicar un artículo que ha sentado como un jarro de agua fría a los 'fontaneros' de La Zarzuela. Porque el artículo asegura, sin más, que la imagen de la monarquía española "se desploma".

Resulta curioso que el diario londinense se fije más en la familia rea española que en la británica, especialmente cuando se celebraba el décimo aniversario de Lady Di, todo un mito que, me parece, ha servido para mantener enhiesto el pabellón de una Monarquía, la británica, llena de tradición, de polémicas y de grietas. Pero el pueblo británico es esencialmente monárquico y parece que está dispuesto a perdonar muchas cosas a los representantes de la institución.

No estoy seguro de que los españoles sean monárquicos (ni republicanos), pero sí sé que el Rey Juan Carlos, con cuantos claroscuros quiera usted poner a su carrera de treinta años como monarca, tiene un enorme prestigio entre los ciudadanos. Dentro de cuatro meses cumplirá setenta años (el Príncipe cumplirá los cuarenta) y no creo que nadie pueda decir que encarna una figura sentada en un trono tambaleante, como podría dar la impresión de la lectura de The Times.

Otra cosa es que la dejadez de varios gobiernos consecutivos, y probablemente de la propia familia real, haya propiciado que la figura del Príncipe, con quien alguna vez he tenido la oportunidad de hablar y quien por muchos conceptos me parece de una extraordinaria validez, no sea lo conocida y apreciada que merece, por más que las encuestas sigan dando al futuro Felipe VI unos índices de popularidad y valoración que para sí los quisieran los representantes de otras monarquías europeas, y no hablemos ya de los líderes políticos. Y tengo la impresión de que el matrimonio de Felipe de Borbón con Letizia Ortiz, una periodista inteligente, que no podría citar a ningún título nobiliario entre sus antecesores, ha caído particularmente bien entre las clases medias españolas, aunque quizá a esos 'monárquicos de toda la vida' la idea puede no haberles gustado tanto.

Creo que el verano tradicional de la familia real va mereciendo ya algunas críticas, entre otras cosas porque las vacaciones del Rey no pueden estar a la altura de las de algún constructor enriquecido, de esos que presumen en las islas con el superyate. Hay evidentes retoques que dar a la imagen del jefe del estado, de su heredero y a la imagen de las relaciones entre todos ellos. No me parece mal que se abra la veda de las críticas a determinados comportamientos, acciones u omisiones de los personajes que componen esta familia: hemos tenido demasiados años turiferarios y silentes. Pero no estoy seguro de que los Príncipes de Asturias o los Reyes, por el mero hecho de serlo, merezcan ser escarnecidos con algo que nada tiene de crítica, y sí mucho de sal gorda, y ultrajados en su dignidad a unos niveles que, si fuésemos las víctimas, nos resultarían insoportables.

Creo que España tiene pendiente, cuando sea, un debate serio y honesto entre las ventajas y desventajas de una Monarquía frente a las ventajas y desventajas de una República. Probablemente, la reforma de un artículo de la Constitución para equiparar los derechos sucesorios de la mujer con el hombre, que es reforma obligada y que exige disolución de las Cortes y posterior referéndum, sirva, cuando sea, de marco a ese debate. Que, por otro lado, me parece que es sano, aunque, como monárquico 'crítico' que me proclamo, no estoy seguro de que en tiempos de zozobra deban hacerse mudanzas de este calibre y menos cuando es evidente que el período de la Monarquía de Juan Carlos se ha movido en un marco de paz, libertad y prosperidad inéditos para los españoles.

Pero, en fin, España, ya lo cantaba Machado, es país de marineros que abandonan la mar para hacer jardines y, cuando están en flor, abandonan de nuevo esas flores para hacerse a la mar. ¿Será que estamos repitiendo una maldición histórica? Bueno, la verdad es que no creo que porque el 'Hola' publique unas fotos, 'El Jueves' una caricatura, El 'Times' un artículo e Iñaki Anasagasti un blog, vayamos a estar en el final de una era. Pero sí es cierto que alguien, donde corresponda, debería tomar alguna nota y poner en marcha algunos retoques.

Spanish Royal Family criticised over lifestyle after their financial affairs are exposed for the first time

LONDRES.- He has been idolised for 30 years, sailing on expensive yachts, racing motorbikes and enjoying fine living while receiving the sort of reverential treatment that Queen Elizabeth II could only imagine.

Now, however, there are signs that King Juan Carlos I of Spain is in danger of falling out with his subjects. Under mounting pressure from critics, the King has appointed an auditor to scrutinise the spending of the Royal Family – which is kept hidden from the public by law.

The Royal Family tried to play down the significance of the move, dismissing it as a “bureaucratic decision of an internal character”. The King’s republican critics hailed it as a breakthrough in their campaign to shine a light on the Royal Family’s spending.

“The finances of the Royal Household are today a huge black hole,” said Joan Tardà, the parliamentary spokesman for the Catalan party, Esquerra Republicana. “[But] the taboo about the monarchy is starting to disappear.”

Along with other left-leaning parties Esquerra Republicana has been campaigning to force the Royal Household to reveal how it spends its €8 million (£5.5 million) annual budget from taxpayers. Now they say that the King must go farther, making the auditor report to Parliament and paying taxes on his private income.

It was the latest indignity to be suffered by the Spanish monarch, who was crowned on the orders of the dictator General Franco upon his death in 1975. Things have not been going the King’s way lately.

Last October authorities in the Russian region of Vologda began an investigation into reports that he had shot a tame bear that had been plied with vodka to make him an easy target. The King, an avid hunter, has been accused by environmentalists of shooting protected species in the past. But the story about the killing of a drunken bear, named Mitrofan, apparently incensed the Royal Family. A spokesman dismissed the report as absurd, while refusing to discuss any details.

This year royal sensibilities were further offended when El Jueves, a weekly satirical magazine, published a crude cartoon of the Crown Prince on its cover. It depicted the heir to the throne, Prince Felipe of Asturias, having sex with his wife, Princess Letizia, and saying: “Do you realise that if you get pregnant it will be the closest thing to work I’ve done in my life?” The drawing referred to a decision by the Government to award mothers €2,500 for each child they bear. A judge ordered all copies of the publication to be seized from newspaper kiosks and told the cartoonist to appear in court.

Insulting a member of the Royal Family or “damaging the prestige of the Crown” is a crime in Spain, punishable by up to two years in jail.

The move backfired, thrusting the relatively obscure publication into the international spotlight and sparking a nationwide debate. Copies of the magazine were offered for sale on the internet for up to €2,000. The trial is due to take place later this year, and the Royal Family is bracing itself for another round of negative publicity.

A Basque senator then weighed into the debate, breaking a taboo against criticising the Royal Family by describing them as “a bunch of layabouts”.

“In Britain the Royal Family puts up with [criticism] because they live in a true democracy,” Iñaki Anasagasti wrote. “Here they are untouchable.”

When he was crowned in 1975, King Juan Carlos was dismissed by many as a political lightweight who had been raised under the dictator’s arm to perpetuate his regime. When Franco died, however, Juan Carlos had other ideas. He quietly steered the country towards democracy while keeping the far Right in check.

When a section of the Army staged a coup in 1981, the King, wearing full military uniform on live television, ordered them back to barracks. The coup fizzled and the King won the admiration of a generation of Spanish newspaper editors, who have granted him unconditionally positive coverage since.

Polls show that most Spaniards like and respect the King, who, despite his lavish lifestyle and playboy reputation, has managed to cultivate an image of a grandfather and an ordinary family man. However, in a country that has always harboured a strong republican streak, analysts say that that affection does not extend to the institution itself. Many Spaniards pointedly call themselves juancarlistas – supporters of Juan Carlos – rather than monarchists.

“There’s always been a strong republicanism in Spanish society, but until now it hasn’t been a political issue,” Alejandro Quiroga, professor of Spanish history at the University of Newcastle upon Tyne, said. “Now it is becoming one, more and more.”

The biggest worry for the King, who will turn 70 in January, is that his successor does not enjoy his level of public support. Many Madrid residents groused about the expense and inconvenience that surrounded Prince Felipe’s lavish wedding in 2004 to Letizia Ortiz, a divorced former television journalist. Others have questioned his fitness to rule.

“The Royal Family has been working extremely hard to sell Prince Felipe to the Spanish public, but with this issue of El Jueves the whole question is out again,” Mr Quiroga said. “It was the last thing the Royal Household wanted.”

http://www.timesonline.co.uk/tol/news/world/europe/