domingo, 27 de diciembre de 2015

La Corona necesita más biblioteca / Francisco Poveda *

La Corona es símbolo de unidad y permanencia del Estado y, según la vigente Constitución española, arbitra y modera el funcionamiento regular de las Instituciones. El Rey jura guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes así como respetar los derechos de los ciudadanos y de las Comunidades Autónomas. Pero además, la Constitución debe establecer una sociedad democrática avanzada en nuestro país, según los padres de la Patria que la consensuaron y redactaron para su aprobación en su momento por las Cortes Generales ya democráticas.
A partir de lo anterior, la sensación al menos de las burguesias periféricas ilustradas y empleadas en el tercer sector o el terciario avanzado es que Felipe VI ha perdido una gran oportunidad con ocasión de su segundo mensaje de Nochebuena a todos los españoles por no asumir el necesario liderazgo en un país inserto en la incertidumbre tras las elecciones del 20D y sometido de nuevo a tensiones territoriales, en presencia y en potencia, que requieren de inteligentes fórmulas flexibles y variadas que conjuren rupturas unilaterales de efecto inducido acumulativo en Galicia, País Vasco, Navarra y Cataluña para seguir casi seguro por Valencia y Baleares sin descartar concluir con Aragón y Canarias.
Por el bien de la Corona y del futuro de España, el contraste de pareceres sobre la forma y fondo de ese mensaje navideño debe servir de elemento de reflexión y análisis sobre el momento del proceso de todos los españoles hacia el objetivo constitucional de esa sociedad avanzada que el entorno del monarca en la Casa Real, o no parece tener claro del todo, o teme que lleve aparejado el cuestionamiento serio de la utilidad de la institución monárquica por incapacidad de adaptación del régimen del 78 a la tan diferente España del entrado siglo XXI.
Y, efectivamente, desde científicas convicciones monárquicas modernas en mi condición de castellano mediterráneo, me inclino porque eso sea así en tiempos tan utilitaristas por radicales, lo que no legitima que esta vez Felipe VI haya pensado más en conservar su testa coronada, algo importante para la continuidad de su dinastía, que en la urgencia del momento para España, que no pasa ni por la rigidez de posicionamientos personales u oligárquicos ni por el quebradizo dogmatismo constitucional, por lo que se juega en este envite la propia Corona si muestra una actitud de intransigencia e inmutabilidad. 
Y ese mensaje, a mi juicio, sí pone en riesgo a la monarquía al adolecer del más mínimo pensamiento estratégico por sus ideólogos y/o redactores palaciegos al considerarlos como equivocados en nuestro particular trance histórico. ¿Creía asi Felipe VI defenderse mejor de quienes claman un cambio de régimen o de quienes lo desean y no lo dicen desde dentro? ¿Quién o quienes son los que miran hacia atrás? Seamos serios porque nos jugamos mucho todos.
Creo que en La Zarzuela existe una excelente bodega para atender a los relevantes invitados que la frecuentan pero también tengo entendido que la biblioteca personal del monarca es muy exigua pese al impagable asesoramiento docto de la profesora Carmen Iglesias desde niño al actual rey de España. Poner los libros, para empezar, a la altura de la cantidad y calidad de esas botellas sería un acertado primer paso hacia la verdadera excelencia para evitar a la Familia Real cometer más errores de bulto por déficit de cultura general política e histórica.
Porque todas las revoluciones burguesas que en el Mundo han sido a partir de la Ilustración, desde la inglesa de Cromwell en 1648 hasta la americana de George Washington en 1763, pasando por la francesa de Robespierre en 1789, son producto de la falta de perspectiva de los luego perdedores por recluirse a la defensiva en sus viejas posiciones, lo que cargó de razones a quienes a fuer de pedir y no ser atendidos, optaron por abandonar a su suerte lo que ya no servía a sus sociedades respectivas en diferentes pero secuenciales momentos históricos.
Es preocupante, además, que el tradicional mensaje real sólo lo viesen esta vez  6,6 millones de espectadores cuando el pasado año fueron 8,2, lo que denota pérdida de interés en lo que pueda decir o plantear el actual Jefe del Estado pese a los momentos tan complejos por los que atraviesa España. No es ninguna buena señal, pienso, esa falta de confianza en las capacidades del mando como muy bien entiende Felipe de Borbón y Grecia en su calidad de militar de profesión. Y aquí se detecta, creo, otro fallo de información de calidad sobre el estado general de la Opinión Pública y como se percibe en la calle la Monarquía en su papel añadido de catalizadora hacia el Gobierno de turno de los principales anhelos sociales de gran parte de los españoles.
La neutralidad de la Corona está implícita en la Constitución pero le queda margen de maniobra hacia la no beligerancia que conlleva asumir el liderazgo en momentos tan excepcionales como los que estamos viviendo para evitar así un vacío espiritual de poder que impida una deriva como la ya experimentada en la I República española de 1873 en plena emancipación de nuestras colonias americanas, comenzando por Méjico y Argentina primero, y terminando con Filipinas, Cuba y Puerto Rico después, en el desastre nacional de 1898.
Mirar, pues, al pasado no tan idílico para no reconocer la quiebra del presente y hablar de cohesión nacional obviando su sustrato de cohesión social, concluye en un discurso agotado por muy oido desde los tiempos de Franco y suena a un patrioterismo cuartelero que no casa para nada con lo que se esperaba del paso del entonces Príncipe de Asturias por la prestigiosa universidad norteamericana de Georgetown, en Washington.
No se entiende, en consecuencia, que Felipe VI no reconozca en público el reto del cambio hasta decepcionar a la España más vigorosa aunque reciba el aplauso de la subvencionada y menos competitiva, acomodada por propio interés al actual estado de cosas, que vocifera a favor de una unidad y no por otra más justa por una mal entendida solidaridad nacional. Una oportunidad perdida, pues, de demostrar la utilidad de la Corona en semejante coyuntura si el discurso hubiese sido otro o no le hubiese sido impuesto desde La Moncloa, lo que tiene todos los visos.
Porque el Rey pareció apostar por una opción centralista al negar la actual realidad del Estado, donde coexisten varios sentimientos de españolidad, al cerrar el paso a una situación federal que pueda sintetizar la hoy innegable diversidad en una nueva organización política.
Si Felipe VI buscó una neutralidad formal pudo cosechar el efecto contrario creyendo así alinearse con la mayoría sin tener en cuenta que el cambio generacional afecta a todo el territorio y que quedar confinado en la España anterior alimenta la sensación, sino el convencimiento de los jóvenes, de irrelevancia práctica de la Monarquía como herramienta de salida de la situación hacia un futuro mucho más prometedor. 
¿Qué quería decir el monarca al hablar de pluralidad política pero no territorial; ser sensibles con el rigor, la rectitud y la integridad; cuáles son los intereses generales de España, los de quien; a qué compromiso ético, y de quién, se refería; qué es y cómo entiende él esa comunidad de afectos e intereses que mencionó? Basar un discurso en lugares comunes y muletillas innecesarias, para no decir nada en el fondo, y sin la más mínima alusión a la inaplazable reforma constitucional, no es desde luego defender de la mejor manera y prestigiar a su dinastía porque en lo que se va a desembocar, al final, es en un nuevo por inevitable proceso constituyente más pronto que tarde. 
Queda la duda de si, a partir de ahora, Felipe VI asume más democracia para resolver la crisis territorial apuntalando la tan cacareada unidad desde la diversidad, sensatez, prudencia y naturalidad en vez de disfrazarse de pompa y solemnidad, como otro error añadido más. Porque si, en vez de la unidad, la Monarquía simboliza la unicidad y queda reducida a un mal menor que sobrevive ante la desconfianza que suscita una república en manos de otros mangantes, ese riesgo de poder prescindir de ella en cualquier momento tampoco desaparece si deviene en irrelevante para el sentir del pueblo. Quizá ahí radique el miedo de la 'nomenklatura' a un referendum sobre la forma de Estado que, por otra parte, daría estabilidad por legitimidad a la Monarquía de resultar a su favor casi con toda seguridad de no seguir empeorando las cosas.
Desde Cataluña se le reprocha al Rey falta de sensibilidad con siete millones de catalanes por alejado de la ciudadanía desde una monarquía que entienden uninacional y unilingüistica y al que se le pide no ahogar los anhelos democráticos de una minoría que no puede imponerse.
Es de manual que la unidad de España que todos queremos no se asegura ignorando las pretensiones legítimas y democráticas de una parte significativa de españoles que no viven a gusto o cómodos en la actual construcción después de 37 años y plantean reformas para evitar mudarse. La incapacidad de la clase política para encauzar la situación no debe arrastrar nunca al Jefe del Estado ni obligarle a lanzar un bumeran contra esos nacionalistas minoritarios, que también son españoles, con el fin de arrojarles a las tinieblas para esconder el problema que no saben o no quieren resolver otros, hasta poner en un brete a Felipe VI.
Esta claro que el monarca se dejó, hasta aparecer como lo que nunca debe ser, y dar lugar a que se le reprochase dar lecciones de democracia sin haber sido elegido tras la desgranada retahila de obviedades y mitos, que ya no responden a realidad actual alguna, desde una sensación de aparente intransigencia por su parte, que conducía a destilar un mensaje negativo y pesimista sobre la suerte del Estado.
Las recientes elecciones generales las han ganado en su conjunto la izquierda y los nacionalistas, lo que presenta otra oportunidad para buscar un nuevo consenso en pos de la reforma constitucional desde el liderazgo que se le debe exigir a un monarca reinante por mucha inseguridad jurídica por inconcreción que rodee su sucesión y otros aspectos clave de su función arbitral y moderadora. 
Por eso el joven rey no apareció en televisión y radio como un líder y, por contra, sí como mensajero de terceros machacando sobre la unidad -¿contra quién?-, el interés general como vago concepto que no describió; sin menciones al papel disolvente de la corrupción y a sus principales víctimas: niños, mayores y los jóvenes, a quien se ha tratado de robar el futuro, y todo en un escenario, más de autoridad que el familiar propio de estas fechas, y como paralizado en torno al régimen del 78. Todo un paso atrás respecto al tampoco brillante mensaje de 2014 grabado aquella vez en su hogar de Zarzuela.
Un miembro del innegable cambio generacional escenificado en el 15M, como es el líder izquierdista Alberto Garzón, ha tenido que venir a resaltar la falta de conexión de Felipe VI con su pueblo y sus problemas cotidianos al hacer inaceptable esta Nochebuena el discurso de la derecha más antigua sobre una supuesta recuperación económica que casi nadie dice notar.
El Jefe del Estado no habló de reformas cuando muchos españoles lo esperaban ante la necesidad de deconstruir lo tornado en inútil para la mayoría para, a partir de ahí, construir una nuevo país en el que todos los pueblos de España estén dispuestos a vivir sin indecentes y sin indecencias. Tome nota don Felipe y lea estos días alguna de las suertes de sus antecesores en los siglos XIX y XX, y por qué, para cambiar de rumbo antes de que la dinámica histórica termine en un nuevo desastre por fragilidad.

(*) Periodista y profesor

viernes, 18 de diciembre de 2015

Pedagogía para la reflexión electoral / Francisco Poveda *

A menos de 48 horas de apertura de los colegios electorales en España todo indica que las fuerzas en concurrencia están casi todas muy igualadas, lo que supone en la práctica una potenciación de la proporcionalidad implícita en la Ley d'Hondt y la complicación de partida en el proceso de formar gobierno. Porque, por primera vez, vamos a ver una salida distinta a las conocidas hasta ahora desde la restauración democrática, por lo que se pondrá a prueba la capacidad del sistema para catalizar las voluntadades matizadas de todos los españoles y su traducción parlamentaria en un momento más que decisivo para un país todavía muy anclado en la crisis y con decisiones estratégicas pendientes de tomar para poder ahormar un proyecto y mantener su unidad dentro de los bloques internacionales a que pertenece.
Entre esas fuerzas concurrentes tenemos un Partido Popular (PP) que ahora promete hacer lo que ya prometió hace cuatro años y no ha sido capaz de cumplir. Además, ha devenido en una estructura corrupta generalizada y sin solución de continuidad, que ha terminado por destrozar la percepción de su imagen pública durante el liderazgo de Rajoy aunque anteriormente las prácticas fuesen parecidas. Al ser la corrupción el segundo problema expresado por los españoles en las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), se explica mejor la enorme bolsa de indecisos a pocas horas de los comicios y cabe interpretar que muchos de ellos deben ser votantes vergonzantes del PP en anteriores elecciones.
Paradójicamente el mejor banquillo para el manejo del aparato del Estado está en el PP aunque Rajoy ha preferido no echar mano de sus integrantes que por algo no han querido luego ir en sus listas ni participar en la campaña electoral que termina esta noche. En caso de un posible gobierno de coalición PP-Ciudadanos, ya sin Rajoy ni sus gentes, ese banquillo será pieza clave del acuerdo ante el absoluto desconocimiento de Albert Rivera y los suyos de lo que se llama 'engranajes del Estado' y, por otra parte, absolutamente ajenos al complejo burocrático de Madrid al provenir de Barcelona la mayoría. Incluso puede que el presidente sea finalmente una figura no parlamentaria de ese PP en la sombra aceptada por todos. Doble contra sencillo, llegado el caso.
Es una hipótesis más que probable que el mundo económico español, y otros mundos internos y externos, desean a Rajoy fuera de La Moncloa cuanto antes. Él y su actual equipo están descartados 'a priori' por cualquier potencial coaligado porque, propaganda interesada aparte, la recuperación económica efectiva y definitiva es una falacia que el propio De Guindos ha terminado por reconocer hace pocos días mientras es mucho más que evidente que España ha perdido cuota e influencia internacional, incluso dentro de la propia Unión Europea, donde nuestro peso real no se corresponde con nuestra magnitud.
Pero lo más relevante de todo es que el nivel de competencia del PP de Rajoy está por los suelos como evidencian algunas presencias en el Parlamento Europeo y algunas presidencias en comunidades autónomas. Porque este partido es hoy la antítesis de un proyecto político de excelencia por lo que no es nada de extrañar que, con carácter general, sus candidaturas para el 20D estén trufadas de indeseables y/o guiñoles con muy contadas excepciones, que también las hay gracias a algunas calidades personales en trance de extinción pero aún no extintas pese a la derrota tomada hacia el abismo en la reciente legislatura.
Sin abandonar el espectro del centro-derecha emerge, y no por casualidad, Ciudadanos, un partido hibernado en Cataluña desde hace una década tras surgir, dicen que por intervención en su día del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ante la nula operatividad del PP en el Parlamento catalán y para hacer frente al nacionalismo en progreso desde dentro del propio territorio. También se dice que su tardía activación ahora, tiene mucho que ver con las pretensiones del índice bursátil 'Ibex-35', que integran las principales empresas cotizadas españolas, de sustituir con una derecha nueva a la vieja derecha fundada por Manuel Fraga al observar el éxito del proceso de evolución generacional en la izquierda no socialista.
Pero hay que reconocer que este partido ha improvisado en su forzada expansión por todo el territorio nacional y muchas de sus candidaturas han terminado por ser infumables aunque sea una organización centralista desde Barcelona y la más populista de las que están ahora en presencia y emergencia. Logrado el objetivo de desalojar a Rajoy al frente de la derecha, y recompuesto el PP, es muy probable que casi desaparezca en las siguientes elecciones generales a celebrar antes de dos años ante su liderazgo endeble, incluso ya percibido por los electores de cara al próximo domingo.
Además, detrás de esa endeblez de Rivera se esconden asesores personales influyentes provenientes de otros partidos y verdaderos directores de la estrategia y voluntad de este muchacho de poca sustancia con el afán de gobernar en la sombra llegado el caso de una coalición para alcanzar La Moncloa en posición dominante, cosa hoy que no se ve a tenor de los últimos sondeos publicados en Andorra. Esos asesores no tan ocultos estarían más cerca del Partido de los Socialistas de Catalunya (PSC) que del PP y sólo entienden una coalición con la vieja derecha si es para que el presidente del Gobierno de España sea el catalán Albert Rivera.
Por la izquierda, el histórico PSOE es hoy una organización bajo mínimos pero con un jóven líder, Pedro Sánchez, muy bien visto por la Corona y único homologado por el enigmático Club Bilderberg frente a los otros candidatos, dos matices que no se deben pasar por alto a la hora de reflexionar sobre el voto a emitir teniendo en cuenta, sin embargo, que las candidaturas socialistas presentadas son esta vez de tercera división en bastantes circunscripciones y que también alimentan la enorme bolsa de indecisos vergonzantes socialistas a estas alturas.
La pérdida de credibilidad y nivel son, pues, los peores enemigos en este momento para recibir votos aunque este partido sea el preferido de determinadas instituciones del Estado a pesar de la corrupción, también estructural, que arrastra en Andalucía. Pero Sánchez es una clara pieza del sistema y, pese a su edad y poca experiencia política sólamente municipal, eso no es insuficiente para contender con un muy desgastado Rajoy, hasta decirle en un debate público lo que millones de españoles piensan. Eso podría haber significado un relanzamiento de sus posibilidades para frenar a otras opciones de izquierda -entre utópicas e inexpertas-, lo que no parece ser el caso a tenor de los últimos sondeos trancendidos.
Pero, en cualquier caso, debe quedar claro que un Gobierno sin el PP no puede prescindir del PSOE por muy magros resultados que coseche el próximo domingo, lo que no parece una tendencia fatal tras el rumbo tomado por la campaña electoral en su recta final. El próximo ejecutivo de la nación o lo encabeza una figura impóluta del PP o Pedro Sánchez, tal como desea la Unión Europea para conjurar otra experiencia como la griega de Syriza, si bien parece que la Comisión Europea y la mayoría de centro-derecha en el Parlamento de Estrasburgo prefiere antes que nada lo homónimo para alejar las exigencias de Podemos respecto a la OTAN y algunas negociaciones comunitarias estratégicas hoy en marcha. Si la coalición fuese inevitable, el ministro de Defensa a consensuar parece que será el general José Julio Rodríguez, sin descatar a Carme Chacón como vicepresidenta junto a Iglesias en otra vicepresidencia.
Y aquí llegamos a Podemos, la única fuerza que, además, de emergente sigue emergiendo en todos los sondeos publicados y los conocidos más tarde por difundidos en el extranjero. Porque parece estar en un 'efecto rebote' tras bajar en intención de voto como consecuencia de tantas contradicciones programáticas ante las cámaras de la televisión. El electorado, como es también el caso de Rivera, tiene más que bien medido a Pablo Iglesias y descubierto lo limitado de sus tres principales universos vitales (Vallecas, Zamora y el bar de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense en el campus Somosaguas), no obstante lo cual si le vota es, en muy gran medida, en plan castigo a terceros y no porque este otro muchacho convenza, cada vez, más. 
Porque Podemos es una organización que será sometida a grandes cambios en el futuro si antes de las siguientes elecciones generales no sucumbe por el viejo centralismo democrático que le caracteriza e impone la actual dirección neochavista y caudillista.
Expresión política única, pero no mayoritaria, del 15-M, no parece haber sabido digerir del todo hasta la fecha ese espíritu aunque puede hacerlo más adelante si el propio proceso interno decanta un nuevo rumbo apoyado sobre procedimientos mucho más democráticos y alejados de prácticas comunistas hace tiempo descartadas como opción por sociedades materialmente tan avanzadas como la española.
El proceso de confección de las listas electorales de Podemos, a imitación de como las hacía el viejo PCE, no va a proporcionar nuevos líderes frente a Iglesias-Errejón pero el elemento humano que va conformando la organización es de calidad y terminará por darle la vuelta a este estado inicial de cosas o generar otro proyecto paralelo que anule el actual vista la dinámica observada en los actos de campaña y lo sucedido a Podemos en Cataluña.
En cuanto a Unidad Popular-IU-V, la marca del PCE para concurrir a estas elecciones, tiene el mejor candidato, junto a la ya imposible UPyD, y el más utópico de todos. Puede dar una sorpresa al final y no entrar en solitario en el Congreso de los Diputados aunque, visto lo visto, la Ley d'Hondt lo va a castigar al situarse a mucha distancia de los demás tan igualados. Si logra unos cuantos escaños, resultará vital para el apoyo parlamentario a un hipotético Gobierno de centro-izquierda. De fracasar, acabará en Podemos (o lo que de ella resulte) con toda la gente jóven que ha integrado diversas candidaturas de progreso para medirse con las de los amigos personales de Pablo Iglesias por la negativa de éste a una coalición preelectoral de izquierdas.

(*) Periodista y profesor

sábado, 5 de diciembre de 2015

'Paquito', el verdadero jefe del comando (in memoriam) / Paco Poveda *

Está semana se fué físicamente de este mundo Francisco Garcia Ortuño (Paquito para los íntimos), profesor titular de Derecho del Trabajo de la Universidad de Murcia y ex alcalde centrista y socialdemócrata de Orihuela pero, sobre todo, un magnífico político de los que hace tiempo no quedan y mucho mejor persona de lo que hoy circula, por su integridad moral para la cosa pública, tal como acredita más que de sobra su clara, extensa e intensa biografía política sin tacha alguna, muy a pesar de sus mayores adversarios de la derecha neofranquista local que ahora le reconocen y respetan hasta ordenar, sin más remedio, declarar un día de luto oficial en la ciudad con banderas a media asta y todo. 

La históricamente desconocida hasta el pasado martes manifestación de duelo de oriolanos de toda condición es suficientemente elocuente sobre la percepción ciudadana positiva pese al paso del tiempo y el aprecio popular cimentado en su filosofia y práctica vital de que la élite intelectual debe asistir, defender y ayudar siempre a lo que en Gran Bretaña llaman 'los comunes'. Que lo digan si no sus incondicionales del humilde barrio de 'El Rabaloche', tal vez ahora los más huérfanos de todos sus paisanos. Por algo jugó un papel fundamental en diferentes etapas del Ayuntamiento oriolano en los últimos 35 años.

Premio extraordinario fin de carrera en la Facultad de Derecho de Murcia en 1971, este eterno joven de mente y, por tanto, de una agilidad mental fuera de lo normal en cualquier situación, tenía como todos los héroes (aparte de ser un genio de inteligencia privilegiada) sus puntos de debilidad (fundamentalmente sus dos hijos residentes desde muy pequeños en Coruña) y de flaqueza humana, su ciudad natal, que algo tuvieron que ver muy en el fondo con la lealtad a los que éramos sus amigos de verdad en Murcia y Alicante desde los primeros años de la restauración democrática del 78 en estas dos provincias contiguas donde él ejercía, y de tantos y tantos intereses comunes cruzados desde los tiempos de Jaime I y de Alfonso X el Sabio.

Mi primer contacto con Paco fue profesional en mi calidad de asesor ejecutivo de Comunicación de UCD y desde ese momento confieso que hubo un 'feeling' juvenil, universitario, de clase burguesa y hasta ideológico, que luego pasó a una incipiente amistad demostrada en las peticiones de mi parecer, para el contraste, que me solicitaba casi a diario por teléfono, según él por mi condición de antiguo alumno de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense, más que como periodista de la primera promoción en Madrid, y quizás también por mi proximidad personal a su líder primigenio, Francisco Fernández Ordóñez, aparte de la admiración mutua por la persona y el significado histórico de Adolfo Suárez, casualmente ex veraneante en las playas de Orihuela. Todo eso nos unía bastante junto a otros conceptos fundamentales de la vida, que íbamos descubriendo y acotando conforme nos pasábamos luego más horas hablando de todo durante años.

Porque esa amistad se fue profundizando pese a que aquella fase irrepetible y romántica de nuestras vidas dió paso a otras menos prolíficas e interesantes en común, donde cada cual siguió su obligado camino profesional. Sin embargo, nunca perdimos el contacto personal y, de vez en cuando, nos veíamos en la Dehesa de Campoamor o, durante poco tiempo, en nuestros despachos de la Universidad de Murcia, aunque también en Alicante cuando  desde Orihuela o Torrevieja iba hacia su casa de Valencia los fines de semana buscando la compañía y el necesario consejo de Pilar, esa mujer que como persona, enfermera y esposa, tan decisiva ha sido hasta el final y que tan bien lo entendía aparte del benéfico equilibrio que suponía en su vertiginosa vida política. Paquito siempre hacía lo que tocaba hacer y cuando hablaba era con pleno conocimiento de causa desde una fuerte personalidad no exenta de un exceso de energía que algunos confundían con una especie de locura y de pasión.

Porque Paco siempre estaba dispuesto para la acción. Recuerdo como en 1994 acudió presto hasta Madrid a una llamada mía de auxilio en mi calidad de consejero-delegado de redacción de 'La Editorial Católica S.A', en plena suspensión de pagos del diario 'Ya' con un pasivo de 3.000 millones de pesetas de las de entónces. Lo necesitaba como abogado asesor laboral frente a unos recalcitrantes trabajadores defensores de privilegios (que no de derechos) y para integrar con urgencia un equipo de consejeros personales de máxima confianza en el que también iban a estar luego con él, un más que brillante abogado de Derecho Concursal en Elche y diputado del PP en las Cortes Valencianas, Manuel Ortuño Cerdá-Cerda (responsable de operaciones), y el periodista y coronel del Ejército del Aire, entónces director del aeropuerto de Madrid-Barajas, y antes y después del aeropuerto de El Altet, Francisco García Hortal (Inteligencia), hoy felizmente retirado en Torrevieja y cuidado por Josefina (Fina Sala), a la que el personaje enamoró en su día arrojándole  flores desde una avioneta militar de la Academia General del Aire mientras sumaba horas de vuelo.

García Ortuñó terminó siendo 'de facto' el verdadero jefe del comando (porque aquello terminó siendo una guerra) que, en última instancia, tuvo que ser protegido por la Policía Nacional en la Comisaría de Alcobendas de la ira violenta de aquellos exaltados que impedían cualquier solución (como la adquisición de la cabecera periodística por el magnate australiano de la prensa Rupert Murdoch, de 'News Corporation', que personalmente yo negociaba con el conocido intermediario Diego Selva) hasta dar lugar a un armisticio forzado en la sede de la Conferencia Episcopal (nuestro principal acreedor por un montante de 1.500 millones) con la intervención inesperada de Eduardo Zaplana, amigo de todos nosotros, y la vergonzosa claudicación de Alberto Ruíz-Gallardón presionado por esos inmorales privilegiados que esgrimían el crucifijo antes de intentar sacudirnos con violencia. 

El comando se reunió por última vez, como tal, en la catedral de Orihuela el 10 de abril de 1994 con motivo de la consagración episcopal de su virtual capellán y hoy obispo de Canarias, Francisco Cases Andreu, como obispo auxiliar de la diócesis de Orihuela-Alicante, e íntimo de todos nosotros pero especialmente de García Ortuño, para quedar disuelto a continuación, evitado así el cierre del periódico en quiebra y el abandono de mi cuartel general en el hotel Suecia, de Madrid, para volvernos todos a Alicante presos de impotencia. 

Docente y pedagógico como nadie (a él acudí en busca de método didáctico antes de dar mi primera clase como profesor universitario), y todo humanidad y consecuencia, Dios le dió a Paquito el don de hablar con sus ojos seductores por grandes y claros aparte de la virtud de la generosidad extrema y una fina ironía dentro de su calidad humana. En la campaña electoral municipal de 1979, García Ortuño se llevó de calle los votos femeninos de todo el término municipal de Orihuela sólamente con su fotografía de los carteles electorales mientras en los mítines por las pedanías se oían entre el público toda clase de piropos al candidato de 29 años, que permanecía impasible pero sonriente cuando alguna simpatizante gritaba: 'Paco, queremos un hijo tuyo'. Dos tuvo únicamente en toda su vida, Paco y María, y ambos con su alumna gallega y primera esposa, Mari Paz, hoy funcionaria y abogada laboralista en Coruña. Y pieza clave, en su momento, en los primeros éxitos políticos como alcalde de Orihuela entre 1979-1983, por saber siempre estar a la altura junto a un regidor de la ciudad, que con 14 concejales alcanzó a la primera una mayoría absoluta en un histórico feudo político del franquismo más duro. 

En su caso, Paco subvirtió el axioma político de que el éxito se fragua siempre en el fracaso consecutivo, caso claro de Miterrand en Francia. Pero es que mi amigo nunca fue un perdedor a pesar de haberse dejado algunos pelos en su particular gatera privada. Y era, indudablemente, un hombre de valores y profundas convicciones morales sin merma al que nunca pudieron doblar los corruptos, que últimamente sí consiguieron abatirlo políticamente desde el caciquismo clientelista, de estructura urbanística y litoral con sesgo mafioso, hasta dar el Ayuntamiento de Orihuela en quiebra técnica, a tenor del testimonio escuchado de boca del actual interventor municipal, el no menos honrado funcionario de habilitación nacional, Fernando Urruticoechea, proveniente de la Universidad de Deusto.

Gente como Paco no muere nunca aunque los creyentes estemos convencidos de que la muerte no es final para nadie. Pero menos aún para los que como él dejan una estela indeleble entre la gente que quería y más apreciaba. Porque no sabía vivir sin querer incondicionalmente a quienes le rodeaban, aunque a cada uno a su manera. Hoy me imagino la congoja de Manolo Mateo Pedrera, su fiel acompañante siempre en la política oriolana. O de Fuensanta Durante, la socialista moderada que tanto admiraba su talante y pensamiento estratégico. Y de Marina Ortuño García, su sobrina preferida y más pequeña, hija de su hermana, azafata, María Ángeles, esposa del caricaturista Alfonso Ortuño (al que tampoco convenció, como a mí, de hacer deporte todos los días ni vestir de boutique, tan elegante siempre él, yo que había comido muy bien de la moda en el primer tercio de mi vida). 

Pero hay muchos más amigos de aquella y otras épocas en su devenir político y profesional, por no dejar Paco indiferente a nadie, entre quienes no se debe olvidar a su maestro, el catedrático Alfredo Montoya Melgar, de quien tanto aprendió en su especialidad docente de Derecho del Trabajo, y al que tanto admiraba y citaba como referente vital incluso, por haber sido, además, director de su tesis doctoral cuando García Ortuño era todavía un chaval aplicado y muy avispado, de sonrisa contagiosa y una autodisciplina de base prusiana con cierta permisividad mediterránea para ciertos placeres conforme se iba haciendo mayor y escéptico frente a los dogmas y eufemismos.

Pocas horas después de partir Paquito creí recibir, a petición mía, una señal suya de que seguía estando ahí. Es algo muy personal y subjetivo pero conociendo a Paco no debo estar sólo influido por mi fé y el libro 'Pactos y señales' que acabo de leer. Y donde parece quedar clara la comunicación sutil que existe entre mundos sucesivos sobre la base del amor humano y la complicidad como condición para la respuesta, siempre perceptible en nuestra dimensión material. Por eso tengo la íntima convicción de que su espíritu sigue entre todos nosotros aunque la persona íntegra que hemos conocido ya descanse en paz. 

Gracias, Paco, por haber sido mi amigo y haberme ayudado a interiorizar que sin ética la conducta humana no puede ser trascendente porque no perfecciona el alma, que es en definitiva para lo que estamos aquí de paso. Gracias, siempre gracias, mi amigo... del alma.













(*) Periodista y profesor universitario


miércoles, 2 de diciembre de 2015

'Aguas de Valencia' crea una empresa para operar en Qatar y abre delegación en Doha

VALENCIA.- El Grupo Aguas de Valencia ha constituido una nueva sociedad, Aguas de Valencia WLL, que tendrá como sede la capital de Qatar, Doha. Esta decisión se enmarca en la estrategia de internacionalización diseñada por la compañía valenciana, cuyo objetivo es "exportar conocimiento y la mejor tecnología en la gestión del ciclo integral del agua", según ha señalado la firma en un comunicado.

Aguas de Valencia WLL, constituida en Doha para operar en el mercado catarí, tiene un mercado potencial de más de dos millones de habitantes en "un territorio con dificultades en cuestiones hídricas puesto que es un bien muy escaso".
 "La población de Qatar se concentra mayoritariamente en Doha y es el enclave perfecto para abordar el crecimiento de la compañía en el país", según han explicado.
La compañía valenciana ha abierto una delegación propia en Doha, al frente de la cual se ha designado a Enrique Fernández Martos, ingeniero medioambiental y doctor en Ingeniería Química, de 38 años.
El Grupo Aguas de Valencia está desarrollando en la actualidad un proyecto en la red de abastecimiento del aeropuerto de la capital de Qatar, que consiste en la renovación completa de la red contra incendios del Aeropuerto Internacional de Doha.
Además, en el mismo recinto aeroporturario, y con anterioridad a este proyecto, se realizaron de manera conjunta y coordinada con los responsables de mantenimiento, labores centradas en la supervisión del sistema de abastecimiento. En concreto, se revisó el conjunto de las redes de distribución para mejorar la eficiencia del conjunto del sistema.

Muere con 66 años Francisco García Ortuño, ex alcalde de Orihuela y profesor titular jubilado de Derecho del Trabajo

ORIHUELA.-  El ex alcalde de Orihuela, Francisco García Ortuño, doctor en Derecho y profesor titular jubilado de Derecho del Trabajo en la Universidad de Murcia (UMU), fue incinerado ayer tarde en su pueblo natal tras fallecer anteanoche con 66 años en el hospital 'Quirón', de Torrevieja, y después de varios días de estar en coma a causa de varios ictus y sobrellevar un cáncer de páncreas diagnosticado hace un mes. Desde hace casi dos años había dejado la docencia, a la vez que la política tras militar en varios partidos desde la UCD y CDS al PSOE pasando también por el PSD de Francisco Fernández Ordóñez, su gran mentor.

El actual alcalde de la ciudad, Emilio Bascuñana, del PP, ha decretado un día de luto oficial y las banderas del Ayuntamiento oriolano ondeaban desde ayer mañana a media asta en señal de duelo por la muerte del ex alcalde Francisco García Ortuño.
"Lamentamos la pérdida de Francisco García Ortuño, oriolano que mostró su dedicación y compromiso con nuestra ciudad durante su trayectoria política como alcalde y concejal del Ayuntamiento", ha manifestado Bascuñana en un comunicado.
Francisco García Ortuño nació el 4 de abril de 1949, premio extraordinario fín de carrera, ejerció como abogado y profesor titular en la Universidad de Murcia, a la que llegó desde una etapa en la de Santiago de Compostela, como discípulo del legendario catedrático de Derecho del Trabajo, Alfredo Montoya Melgar, doctor 'honoris causa' por la primera universidad.
García Ortuño, primer alcalde de la Democracia en Orihuela, accedió a la alcaldía con UCD a los 29 años en 1979-82 aunque después militó en el PSOE, partido con el que obtuvo acta de concejal hasta el 2007, cuando no consiguió representación municipal con el PSD, hasta ocupar el cargo de secretario general y portavoz el grupo municipal socialista, de la mano de la leal dirigente Fuensanta Durante.
En las elecciones municipales de 1979 obtendría con UCD catorce concejales y una mayoría absoluta aunque en condiciones de gestión de extrema dificultad en una Orihuela en decadencia por la parálisis económica de aquella crisis.
Siempre acompañado de su fiel escudero Manuel Mateo Pedrera, la fractura interna de UCD le pasó factura con una moción de censura encabezada por el PSOE a finales de 1982 aunque paradójicamente en las siguientes elecciones municipales y, encabezando la candidatura del CDS, le arrebató la alcaldía a Alianza Popular al darle sus votos a los socialistas. Sin embargo, ante de concluir la legislatura apoyó al lider de la derecha local, y luego 'conseller', Luis Fernando Cartagena, para gobernar durante los últimos meses en el único gran error político cometido por García Ortuño en toda su vida a tenor de la traición sufrida por parte de este delincuente posteriormente condenado y encarcelado en la prisión de Albacete.
La primera denuncia recibida por la Fiscalía Anticorrupción de Alicante procedió de García Ortuño contra el entónces alcalde del PP en Orihuela, José Manuel Medina, por corrupción urbanística y administrativa en relación a las actividades de ciertos promotores inmobiliarios escogidos de la costa oriolana, hasta llegar al 'caso Brugal'  y el empresario Ángel Fenoll, gran concesionario del Ayuntamiento local desde la llegada al gobierno del PP.
García Ortuño, casado con la valenciana Pilar Lucas Girona, residía desde hace muchos años gran parte de su tiempo en Valencia alternando con estancias regulares en Orihuela durante el periodo lectivo universitario.

jueves, 23 de abril de 2015

La función, responsabilidades y necesidad social de las empresas / Ángel Tomás *


La crisis iniciada en el último trimestre del 2007, prolongada durante más de siete años, ha provocado la desaparición de un elevado número de empresas, con el consiguiente incremento del desempleo. Si bien el origen del desequilibrio económico generalizado se inició con el fracaso de las corrientes financieras internacionales especulativas y sin control, no debemos ocultar que también existieron empresas con malas prácticas, nacidas en unos mercados con exceso de optimismo, desprecio al riesgo y un crédito fácil y mal administrado. Debemos, por ello, estudiar el perfil del actual colectivo empresarial y la del propio empresario español, su protagonismo en el desarrollo económico  y su legitimidad indiscutible.

Las actividades de los empresarios son imprescindibles, pero su creatividad y desarrollo, habrán de ser correctos, eficaces, competitivos y creadores de riqueza y puestos de trabajo. El éxito sólo se consigue con dedicación, trabajo, mantenimiento de la calidad, la investigación y la innovación; éstas últimas  aún lejanas de las practicadas en las naciones de nuestro entorno.

En España el colectivo empresarial supera ligeramente los tres millones, de los que el 53% no tenía asalariados, el 28% entre uno y tres, el 15% hasta 20, y sólo el 4% de las empresas trabaja con más de veinte. Por otro lado la supervivencia de las empresas es muy baja, ya que sólo el 14% supera los 20 años de vida, concentrándose la desaparición en la industria y la construcción, y el aumento de su peso en las de servicios. Los emprendedores, comprendidos entre los 25 y 39 años, en buena parte proceden del desempleo facilitando su actividad desde las tendencias del consumidor, y los obstáculos: ciertas políticas gubernamentales, el difícil acceso a la financiación, la elevada presión fiscal, y las lentas y complicadas trabas burocráticas.

Según el Instituto de Análisis Económico y Social, en base de los estudios llevados a cabo hasta el 2010, el peso de los empresarios de origen familiar alcanza el 65%, y destaca una tendencia creciente y sostenida a la entrada de la mujer en el colectivo emprendedor, pasando en un sólo quinquenio del 8,5% al 22%. Las motivaciones se relacionan con la calidad de vida, la autorrealización, la búsqueda de mayores ingresos y su contribución a la sociedad.

La justificación y el interés popular sobre la aparición de nuevas empresas se basa, por una parte, por la posesión de atributos especiales y el afán creativo, y por otra: la continuidad familiar, las características de los sectores sociales y a los valores personales necesarios para el ejercicio profesional de la innovación empresarial, apoyada en una formación técnica y científica, imprescindible hoy día.

Pero el interés del empresario por la responsabilidad social se despertó a partir de los años ochenta del siglo pasado, con las directrices marcadas por la OCDE, los principios del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, las normas ISO 26OOO sobre responsabilidad social, y los Acuerdos de la Comisión Europea sobre la responsabilidad social de las empresas del 2001, así como los principios establecidos por la Global Reporting Iniciative (GRI) que obligan a informes anuales sobre el grado de cumplimiento de las empresas en el mismo sentido. 

Todo ello, ha caracterizado, en general, la espontaneidad de las empresas en adoptar y aplicar políticas sociales junto a la voluntariedad  de información sobre  estas políticas. A mayor abundamiento, el pasado 15 de abril de 2014, el Parlamento Europeo ha aprobado una Directiva sobre la divulgación de la información no financiera, que obliga a las empresas de más de 500 trabajadores y un volumen de venta superior a cuarenta millones de euros a informar sobre impactos sociales, medioambientales y medidas contra la corrupción.

Los valores y gestión de los empresarios, junto a la valoración que hacen los ciudadanos, han de reunir las condiciones necesarias para conseguir la justa legitimidad de aquellos, imprescindible tanto para la sociedad como, en gran medida, responsables del éxito económico de un país. Es necesaria la confianza empresa-sociedad-Estado, y esto es tarea de todos.

Para que los ciudadanos sientan interés por el emprendimiento, hace falta también, un modelo educativo que genere iniciativa e inclinación hacia la creatividad. El Estado es corresponsable de que esto se cumpla en interés de todos, y que regule un mejor sistema de costes y simplificación de administración para el inicio de la actividad.

La empresa española debe evolucionar hacia un crecimiento más sostenido, ya que pocas de ellas consiguen su consolidación a largo plazo, e incluir una organización interna menos jerarquizada, más flexible y más participativa, sin olvidar  el aumento de fondos propios, capaz de disminuir riesgos y revalorizar sus balances.

La empresa crea valores compartidos que deben satisfacer al conjunto de la sociedad, producir bienes y servicios en un mercado competitivo, cuidar de su reputación, informar con transparencia y cumplir con sus obligaciones para con terceros. Este es el único camino inteligente para mejorar la legitimación del empresario y la responsabilidad colectiva.

(*) Economista y empresario

sábado, 10 de enero de 2015

Muere a los 95 años en Valencia el ex subdirector del diario 'Levante', Enrique Martínez Ballester, de Anna

VALENCIA.- Este viernes ha fallecido en Valencia, donde vivía en una residencia de ancianos junto a su esposa Elia Suñer en el suburbio metropolitano de Rocafort, el prestigioso periodista nacido en la localidad de Anna, Enrique Martínez Ballester, que también se había licenciado en Derecho, durante su juventud, en la Universidad Literaria valenciana. Deja, además, de viuda, una hija, varios nietos y algunos bisnietos dada su avanzada edad pues ya tenía 95 años.

En su ejercicio del periodismo durante 50 años fue redactor jefe y subdirector de Levante (y en determinadas fechas director en funciones), director de Información de Alicante y co-fundador, junto con José María Cruz Román, de COPE Valencia, en la que también fue redactor jefe. Igualmente ha estado vinculado a la redacción de la antigua Hoja del Lunes de Valencia y a la junta directiva de la extinta Asociación de la Prensa Valenciana.

Martínez Ballester formaba equipo en la sucursal valenciana de la Prensa del Movimiento con otras legendarias figuras del periodismo valenciano como Justo de Ávila, Daniel Ansuátegui, José Molina Plata, Ramón Ferrando, Norberto Piñango, Francisco Valenzuela, Luis Vidal o José Barberá Armelles, padre de la actual alcaldesa de la ciudad y también periodista. Y su discípulo predilecto, el joven José Luis Benlloch.

Como representante de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España, en febrero de 1980 integró la delegación española en apoyo de la sesión de la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa celebrada luego en Madrid.

Como persona de profundas convicciones religiosas y profesional íntegro, en los últimos años fue reconocida su trayectoria por diversas instancias, entre ellas la Fundación COSO, radicada en el Colegio Mayor 'La Alameda', en diciembre de 2008.

Al cumplir los noventa años de edad, un grupo de periodistas jubilados, que se reunía mensualmente en almuerzo de confraternidad, también le rindió un homenaje al maestro.

Por su matrimonio, Enrique Martínez Ballester ha estado vinculado casi toda su vida a Cárcer, donde su familia poseía una casa por la que han pasado decenas de periodistas de la Comunidad Valenciana desde los años 60 del siglo XX.

El duelo se celebra en la intimidad por expreso deseo del fallecido, que será incinerado hoy sábado, aunque en los próximos días se oficiará un funeral público en Valencia por el descanso eterno de su alma.