PEKÍN.- Los Juegos Olímpicos a realizarse en agosto en la capital de China, una de las ciudades más secas del mundo, suponen un enorme desafío para los organizadores, que se esfuerzan por garantizar un suministro de agua adecuado.
Los planes para traer agua a la capital desde las provincias vecinas pueden fracasar porque las autoridades locales se resisten a las presiones para compartir el recurso y evitar una crisis en Pekín.
La sed de esta ciudad es un asunto candente en la actual sesión anual del Congreso Nacional del Pueblo (parlamento).
"No es que no queramos dar agua a Beijing, es que no hay suficiente para compartir", señaló al margen del plenario Zhang Fuming, delegado de la noroccidental provincia de Shanxi.
Ésta y Hebei son las dos provincias a las cuales Pekín recurrió para compartir el peso de la organización de los Juegos Olímpicos.
Se prevé que el consumo de agua llegará a los 2,7 millones de metros cúbicos al día.
Pero ambas provincias, que se ubican curso arriba del río Yongdinghe, el principal sistema hídrico de Pekín, tienen problemas para cubrir su propia demanda.
Hebei, por ejemplo, padece de frecuentes sequías desde 1999, pero aún así los líderes locales se fijaron como objetivo el cultivo de un arroz híbrido que requiere mucha agua.
Shanxi, conocida como la mina de carbón de China, agotó sus recursos hídricos con el excesivo desarrollo minero y la extracción de aguas subterráneas, en gran parte contaminada, por lo que no se puede utilizar ni para la industria ni para la irrigación..
"Llevará años recuperar el agua y su calidad en la provincia", estimó Zhang, quien trabaja como investigador para el gobierno provincial.
Todo el norte de China está en la misma situación porque las lluvias son escasas y la tierra es árida. Incluso la capital está asolada por el avance del desierto de Gobi.
La cantidad de agua por habitante para los 1.300 millones de chinos es menos de un tercio del promedio mundial, pero en Pekín y las 130 ciudades del país, es inferior al nacional.
De hecho, la escasez del recurso en Pekín es tan seria que muchos residentes llegaron a sugerir en un debate público al respecto mudar la capital a otro lugar por la falta de agua potable.
Los recursos cada vez más limitados de la capital no impidieron a los organizadores de los Juegos Olímpicos diseñar y construir nuevos parques y vastos campos de golf.
La marchita Pekín tiene ahora más de 30 campos de golf y cada uno insume unos 3.000 metros cúbicos de agua al día.
Para cubrir la demanda de esta ciudad, los urbanistas chinos invirtieron en enormes proyectos de infraestructura para traer agua desde los principales ríos del país, el río Yangtze y el Amarillo.
El plan más ambicioso, desvío de agua de sur a norte, tiene previsto suministrar 1.000 millones de toneladas de agua al año a Pekín, bombeadas desde el río Yangtze por un canal de 1.277 kilómetros.
El costo total del proyecto se estima en más de 60.000 millones de dólares, más del doble del costo de la represa de Tres Gargantas, oficialmente de 28.000 millones de dólares.
El proyecto prevé la construcción de tres canales en el este, el centro y el oeste del país, por donde fluirá el agua, de sur a norte, a lo largo de cientos de kilómetros, para irrigar las áridas llanuras septentrionales y llevar el recurso a Beijing.
Las primeras etapas del plan estarán concluidas para el inicio de los Juegos Olímpicos, pero el resto puede demorar años en terminarse.
Ingenieros chinos comenzaron en enero a desviar agua desde el río Amarillo para aumentar el recurso en la capital con vistas al gran acontecimiento deportivo de agosto.
Más de 150 millones de metros cúbicos recorrerán 400 kilómetros hacia el lago Baiyangdian, al sur de Beijing, en los próximos tres meses.
Mientras, los urbanistas comenzaron un programa que exige a las provincias vecinas de Beijing compartir el agua a fin de garantizar un progreso sin conflictos hacia los Juegos Olímpicos.
El plan prevé un pago no especificado por el recurso, pero los delegados al parlamento sostienen que eso será difícil de implementar
"Sin órdenes administrativas, las transacciones de agua serán virtualmente imposibles", señaló Cao Dazheng, especialista y delegado de la ciudad de Tianjin en un grupo de discusión.
"No hay una división clara de los derechos sobre el agua entre las localidades. Es más, hay varios intereses industriales conferidos a esos recursos a causa de la producción local de carbón", explicó.
Las autoridades de Hebei se comprometieron a suministrar agua para los Juegos Olímpicos, pero reclamaron compensaciones de Pekín por privarles del precioso recurso que podrían haber destinado a desarrollar industrias lucrativas en el ámbito local, según informes de prensa.
Pero más allá de los Juegos Olímpicos, el suministro futuro de agua a Pekín sigue siendo incierto.
La crisis hídrica que asola el norte de China, porque las urbes sedientas vaciaron los acuíferos, se agudizó por la contaminación que se extendió a más de la mitad de los cursos de agua del país.
Uno de cada cuatro chinos, unas 300 millones de personas, no tienen acceso a agua potable, según estadísticas oficiales.
Los planes para traer agua a la capital desde las provincias vecinas pueden fracasar porque las autoridades locales se resisten a las presiones para compartir el recurso y evitar una crisis en Pekín.
La sed de esta ciudad es un asunto candente en la actual sesión anual del Congreso Nacional del Pueblo (parlamento).
"No es que no queramos dar agua a Beijing, es que no hay suficiente para compartir", señaló al margen del plenario Zhang Fuming, delegado de la noroccidental provincia de Shanxi.
Ésta y Hebei son las dos provincias a las cuales Pekín recurrió para compartir el peso de la organización de los Juegos Olímpicos.
Se prevé que el consumo de agua llegará a los 2,7 millones de metros cúbicos al día.
Pero ambas provincias, que se ubican curso arriba del río Yongdinghe, el principal sistema hídrico de Pekín, tienen problemas para cubrir su propia demanda.
Hebei, por ejemplo, padece de frecuentes sequías desde 1999, pero aún así los líderes locales se fijaron como objetivo el cultivo de un arroz híbrido que requiere mucha agua.
Shanxi, conocida como la mina de carbón de China, agotó sus recursos hídricos con el excesivo desarrollo minero y la extracción de aguas subterráneas, en gran parte contaminada, por lo que no se puede utilizar ni para la industria ni para la irrigación..
"Llevará años recuperar el agua y su calidad en la provincia", estimó Zhang, quien trabaja como investigador para el gobierno provincial.
Todo el norte de China está en la misma situación porque las lluvias son escasas y la tierra es árida. Incluso la capital está asolada por el avance del desierto de Gobi.
La cantidad de agua por habitante para los 1.300 millones de chinos es menos de un tercio del promedio mundial, pero en Pekín y las 130 ciudades del país, es inferior al nacional.
De hecho, la escasez del recurso en Pekín es tan seria que muchos residentes llegaron a sugerir en un debate público al respecto mudar la capital a otro lugar por la falta de agua potable.
Los recursos cada vez más limitados de la capital no impidieron a los organizadores de los Juegos Olímpicos diseñar y construir nuevos parques y vastos campos de golf.
La marchita Pekín tiene ahora más de 30 campos de golf y cada uno insume unos 3.000 metros cúbicos de agua al día.
Para cubrir la demanda de esta ciudad, los urbanistas chinos invirtieron en enormes proyectos de infraestructura para traer agua desde los principales ríos del país, el río Yangtze y el Amarillo.
El plan más ambicioso, desvío de agua de sur a norte, tiene previsto suministrar 1.000 millones de toneladas de agua al año a Pekín, bombeadas desde el río Yangtze por un canal de 1.277 kilómetros.
El costo total del proyecto se estima en más de 60.000 millones de dólares, más del doble del costo de la represa de Tres Gargantas, oficialmente de 28.000 millones de dólares.
El proyecto prevé la construcción de tres canales en el este, el centro y el oeste del país, por donde fluirá el agua, de sur a norte, a lo largo de cientos de kilómetros, para irrigar las áridas llanuras septentrionales y llevar el recurso a Beijing.
Las primeras etapas del plan estarán concluidas para el inicio de los Juegos Olímpicos, pero el resto puede demorar años en terminarse.
Ingenieros chinos comenzaron en enero a desviar agua desde el río Amarillo para aumentar el recurso en la capital con vistas al gran acontecimiento deportivo de agosto.
Más de 150 millones de metros cúbicos recorrerán 400 kilómetros hacia el lago Baiyangdian, al sur de Beijing, en los próximos tres meses.
Mientras, los urbanistas comenzaron un programa que exige a las provincias vecinas de Beijing compartir el agua a fin de garantizar un progreso sin conflictos hacia los Juegos Olímpicos.
El plan prevé un pago no especificado por el recurso, pero los delegados al parlamento sostienen que eso será difícil de implementar
"Sin órdenes administrativas, las transacciones de agua serán virtualmente imposibles", señaló Cao Dazheng, especialista y delegado de la ciudad de Tianjin en un grupo de discusión.
"No hay una división clara de los derechos sobre el agua entre las localidades. Es más, hay varios intereses industriales conferidos a esos recursos a causa de la producción local de carbón", explicó.
Las autoridades de Hebei se comprometieron a suministrar agua para los Juegos Olímpicos, pero reclamaron compensaciones de Pekín por privarles del precioso recurso que podrían haber destinado a desarrollar industrias lucrativas en el ámbito local, según informes de prensa.
Pero más allá de los Juegos Olímpicos, el suministro futuro de agua a Pekín sigue siendo incierto.
La crisis hídrica que asola el norte de China, porque las urbes sedientas vaciaron los acuíferos, se agudizó por la contaminación que se extendió a más de la mitad de los cursos de agua del país.
Uno de cada cuatro chinos, unas 300 millones de personas, no tienen acceso a agua potable, según estadísticas oficiales.
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