VALENCIA.- La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) eleva a 1.379,4 millones de euros las pérdidas en la agricultura de la Comunitat por los efectos de la dana.
Según ha informado la organización en un comunicado, a medida que los
agricultores van pudiendo acceder a las explotaciones, el sector agrario
de la Comunitat Valenciana está en mejores condiciones de calibrar el
devastador impacto de la inundación.
Cuando va a cumplirse un mes del día de la dana, AVA-Asaja ha
apuntado que los principales factores que incrementan en 290 millones el
primer balance de la organización son el mayor conocimiento de los
destrozos en las infraestructuras, especialmente en las entidades de
riego, una merma superior a la inicialmente prevista en las cosechas y
la inclusión de daños en más hectáreas de cultivo y municipios
afectados, sobre todo de Castellón por los dos periodos de lluvias
torrenciales los días 30 de octubre y 13 de noviembre en la provincia.
La sucesión de lluvias, inundaciones, pedriscos y tornados provocó
daños «catastróficos» en un total de 50.184 hectáreas agropecuarias de
12 comarcas de Valencia (40.223) y tres de Castellón (9.961). Las
comarcas «más castigadas» en la provincia de Valencia son la Ribera Alta
(15.588), Utiel-Requena (6.012), l'Horta Sud (5.394) y la Ribera Baixa
(5.128). En la provincia de Castellón, las comarcas perjudicadas son el
Baix Maestrat (7.364), la Plana Alta (1.991) y el Alt Maestrat (605).
Siempre según la evaluación actualizada de AVA-Asaja, los daños en
infraestructuras ascienden a 729 millones, el capítulo que más pérdidas
concentra dentro del ámbito agrario. Destacan los desperfectos, por
valor de 300 millones, en las de riego.
En este caso, decenas de entidades de riego colectivas y particulares
están «gravemente dañadas» por inundaciones, roturas, derrumbes u
obstrucciones, algunas de las cuales necesitan una reconstrucción
«completa», con casetas de pozos anegadas que, al contener las bombas y
los transformadores, lo han perdido todo.
Asimismo, 'tancats' de la Albufera quedaron inundados durante
semanas. Las motas de los ríos desbordados, azudes, tomas y compuestas
de riego, entre otras infraestructuras hídricas, han sido arrastradas
por la riada.
También se encuentran afectados kilómetros de tuberías,
canales y redes de distribución, que han quedado «totalmente
inutilizadas» e, incluso, en muchas zonas, al transcurrir enterradas
bajo las vías o los cauces, han desaparecido junto a la tierra que las
cubrían.
Otro apartado que aumenta las pérdidas conforme transcurren los días
es la producción pendiente de recolectarse, ya que los daños directos ya
sobrepasan los 322 millones. Los cítricos, con 212 millones de pérdidas
en 21.993 hectáreas, constituyen el cultivo más perjudicado.
Además de las cosechas que se perdieron el mismo 29 de octubre a
causa de las distintas adversidades climáticas, los citricultores
detectan un creciente número de naranjas y mandarinas que pierden su
valor comercial e incluso caen al suelo por la excesiva humedad.
AVA-Asaja calcula que la dana reducirá en torno al 15 por ciento la
producción citrícola de la Comunitat Valenciana (más de 300.000
toneladas), una cantidad que, aun siendo importante, «no impide al
sector seguir garantizando un suministro de fruta suficiente para cubrir
los mercados europeos, pero que ya se está traduciendo en un repunte de
los precios en origen por la menor oferta».
El caqui es otro cultivo que registra pérdidas considerables, las
cuales alcanzan los 64 millones. En este caso, al estar concentrado
mayoritariamente en la comarca damnificada de La Ribera, la producción
autonómica de caqui se ha visto mermada en un 60%, lo que genera «graves
dificultades» para atender los mercados y dispara las cotizaciones. Las
hortalizas de temporada (38 millones) y el aguacate (8 millones)
también sufren las consecuencias del temporal.
Respecto a las producciones que habían sido recolectadas, los daños
se centran en las plantaciones que han sido parcial o totalmente
arrastradas. Las superficies dañadas en Valencia y Castellón se elevan a
4.739 hectáreas en almendros, 3.876 en viñedos, 3.357 en olivar, 1.328
en frutales de hueso y 947 en cereales.
En la zona arrocera de la Albufera, el arrastre de todo tipo de
materiales, vehículos, enseres, etc. afecta a 3.880 hectáreas de arroz,
de tal manera que si no se retiran los residuos y el barro, estaría «en
riesgo» la próxima cosecha.
El nuevo estudio técnico de AVA-Asaja asimismo amplía los daños en el
sector ganadero, que acumula 23,5 millones de pérdidas. Las
instalaciones ganaderas padecen unos desperfectos de 20,5 millones,
mientras que los animales muertos representan tres millones.
Los daños en parcelas por asfixia radicular, que requieren una
replantación, se mantienen en 85,5 millones. Al igual que los daños en
parcelas arrastradas, que necesitan trabajos de acondicionamiento y
replantación, con 59,4 millones. Los siniestros en maquinaria y
vehículos agrarios están cifrados en 10 millones.
En cuanto a los daños referentes al sector ornamental, la Asociación
Profesional de Flores, Plantas y Tecnología Hortícola de la Comunidad
Valenciana (Asfplant), entidad asociada de AVA-Asaja, calcula 150
millones entre pérdidas de valor de producción e infraestructuras.
El presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado, advierte de que «las
medidas de apoyo aprobadas hasta ahora por el Gobierno central y la
Generalitat Valenciana son absolutamente insuficientes para compensar
las pérdidas reales del sector agrario en la Comunitat Valenciana».
En primer lugar, según ha criticado, «las ayudas tienen una cuantía
que no se acerca ni a la tercera parte de los daños que vemos a pie de
campo. Pero es que además muchos productores afectados ni siquiera
recibirán un euro porque no son autónomos, no alcanzan el 40% de daños
en su explotación según las peritaciones de Agroseguro o su municipio no
está incluido en el listado de ayudas».
Por ello, el dirigente agrario apremia al ministro Luis Planas a
«convocar de una vez la mesa técnica que prometió para atender al sector
agrario, coordinar las actuaciones de las distintas administraciones,
mejorar las ayudas para que ningún agricultor pase la mano por la pared y
agilizar los pagos, porque de momento no ha llegado nada a nuestros
bolsillos y no podemos esperar más tiempo para tratar de recuperar
nuestras explotaciones».