Mientras
que ahora casi todos los países del mundo están comprando oro
como locos para tener unas reservas de valor real que les
permitan sobrevivir en el nuevo orden económico internacional,
el Gobierno de España en 2007 presidido por José Luis Rodríguez
Zapatero cometió el error de vender casi la mitad de las
reservas de lingotes de oro del Banco de España a lo largo de
tres años, lo que dejó en sus sótanos blindados unos nueve
millones de onzas, es decir, 280 toneladas, lo que supuso unos
beneficios de 2.500 millones de euros.
El oro español que Solbes
vendió en 2007 vale hoy más del doble.
El entonces flamante presidente del Gobierno decidió vender hasta un
46% de nuestras reservas oro para “mejorar la rentabilidad de
sus activos”. Lo vendido valía entonces 4.994 millones de
euros frente a los 3.500 que, en total, ingresó el Banco de España.
Es decir, que la ocurrencia de Zapatero le costó
a España 1.500 millones de euros en aquel
momento, pero luego subió más el precio del oro. Estamos
ante un error histórico descomunal y un despilfarro sin precedentes.
Zapatero invirtió los ingresos obtenidos por la venta de oro en
bonos y renta fija al 4%. Es
decir, se cambió el valioso metal noble por papeles
fiduciarios.
Según datos del FMI, España
ocupaba
el puesto número veinte dentro de las cuarenta mayores reservas de
oro del mundo a julio de 2015.
LUEGO SUBIÓ MÁS EL ORO
Los 4,3 millones de onzas de oro que el supervisor vendió en el año
2007, por un precio de 2.867,7 millones de dólares, se valoraban en
2011 en 6.471,5 millones de dólares, casi un 125% más si la
comparación se hace en dólares y un 111% más en euros. En
cualquier caso, en sólo cuatro años, España perdió
más de 2.350 millones de euros por vender esos activos.
Es decir, aquella inversión que Solbes consideró como “no
rentable” duplicó ampliamente su valor en sólo
cuatro ejercicios. “Las reservas del Banco de España deben
tener como objetivo fundamental el maximizar su rentabilidad,”
aseguraba el vicepresidente en el Senado al ser interpelado por el PP
al respecto. No pareció tener mucho olfato para los negocios.
La noticia pasó desapercibida en los principales medios de
comunicación a mediados de septiembre de 2007, quizás porque no
interesaba que se conociera esta vergüenza. Las ventas de
reservas se venían haciendo desde 2005, y responden a un acuerdo
alcanzado en 1999, precisamente durante el primer Gobierno del PP.
LOS INGRESOS SE QUEDARON EN EL BANCO
Al comienzo del periodo, las reservas del Banco de España
ascendían a 16,8 millones de onzas (525 toneladas). Desde
entonces, vendió el 46%, un total de 7,7 millones de onzas (242
toneladas), lo que supuso unos ingresos de 3.500 millones de euros,
según datos públicos de la institución.
De esta cifra, unos 2.500
fueron plusvalías que se destinaron a reforzar el balance del Banco
de España, mediante aportación de capital y reservas o para
compensar algunas minusvalías procedentes de créditos pasados con
algunos organismos, sobre todo con la Seguridad Social.
Los ingresos obtenidos permitieron a la entidad contar con dos mil
millones de euros en recursos propios (mil millones de capital y
otros mil de reservas) frente a los 4,54 millones que tenía a
finales de 2005. Es decir, una situación patrimonial mucho más
ágil, que le permitía autofinanciarse y no tener que depender de
los Presupuestos Generales del Estado.
Es decir, que los ingresos se quedaron en el banco, y no fueron a
parar al Tesoro, para otros menesteres más urgentes como financiar
las muchas necesidades sociales que había en aquel momento y sigue
habiendo ahora.
CHINA E INDIA
¿Y a dónde fue a parar el oro
español? Alguno de los nuevos ricos de Shanghai agasajaron a sus
amantes en el Nuevo Año Chino de 2008 con joyas elaboradas con oro
fundido del Banco de España. Vuelve a haber fuerte demanda de joyas
gracias a los nuevos ricos de China e India. Ellos son,
principalmente, los destinatarios de las ventas, aunque el Banco de
España no hace comentarios. Sólo admite que de las 16,8 millones de
onzas que controlaba en 2001 sólo quedaban 9,1.
La cantidad que vendió la institución que presidía Miguel Angel
Fernández Ordóñez equivalía a 240 toneladas, es decir, al 46%
de las reservas de oro vigentes antes de la entrada en el euro. Se
trata de la mayor salida del preciado metal desde aquella
mítica salida hacia Moscú durante la guerra civil española.
BANCO DE ESPAÑA
Actuamente el Banco de España posee 9,1 millones de onzas de oro en
2019 que se encuentran depositadas en sus propias cámaras acorazadas
y en diferentes entidades de Londres y Nueva York.
En 2004 la reserva total de este metal ascendía a cerca de 17
millones de onzas. En el año 2005 se finalizó con 14,7 millones; en
2006, con 13,4 millones, y en diciembre de 2007, tras la venta de una
gran parte de las reservas con la reserva actual de 9,05 millones de
onzas troy, equivalente a 281,5 toneladas de oro.
Es decir, que si al
comienzo del periodo de ventas de oro en 2001,
las reservas del Banco de España ascendían a 16,8 millones de
onzas, actualmente sólo quedan 9,1 millones.
El Banco de España es el organismo del Estado español que actúa de
banco central nacional y, en el marco del Mecanismo Único de
Supervisión (MUS), el supervisor del sistema bancario español
junto al Banco Central Europeo.
Su actividad está regulada por la Ley de Autonomía del Banco de
España. El Banco de España es además parte integrante del Sistema
Europeo de Bancos Centrales (SEBC) y por tanto está sometido a
las disposiciones del Tratado de la Unión Europea y a sus Estatutos.
Desde 1891, su sede principal está situada en la Calle Alcalá, 48,
junto a la plaza de Cibeles. Asimismo, cuenta con una parada de metro
que toma su nombre.
ACUERDO EUROPEO
Cuando se constituyó el Banco Central Europeo (BCE) y los bancos
centrales de los países del euro transfirieron sus responsabilidades
en política monetaria a Francfort, acordaron vender a terceros parte
de las reservas que no habían transferido al BCE y los principales
compradores eran economías emergentes y países asiáticos.
El acuerdo, al que también se sumaron otros países europeos fuera
del área euro, fijó plazos de cinco años, de manera que unos
países vendieran entre 2000 y 2004, y otros entre 2005 y 2009 a
razón de un máximo de 400 toneladas al año en el primer periodo, y
de 500 en el segundo periodo. En éste le tocó a España, menos
apremiado para recibir ingresos.
Este acuerdo entre los bancos centrales, permitió además que el
banco central español siguiera vendiendo hasta 2009 con el único
límite mencionado de no pasar de quinientas toneladas al año. Sin
embargo, la entidad decidió mantener las reservas en torno a los
nueve millones de onzas (280 toneladas).
El Banco de España, en ese sentido, ha seguido la política trazada
en el anterior turno por otros bancos centrales (Suiza y Reino
Unido las redujeron a la mitad, y Francia se desprendió de cerca de
20 millones de onzas, aunque todavía mantiene más de 80 millones)
y ha dejado las reservas en un colchón considerado de prudencia que
puede utilizarse en otras ocasiones.
(*) Periodista