En un plazo de dos a cinco años se puede contemplar el uso agrícola a amplia escala del Glomus intraradices, un champiñón que vive en las raíces de los vegetales, afirman los investigadores en un comunicado. Para llegar a estos resultados se necesitaron cuatro años de experimentaciones.
Los científicos seleccionaron de antemano veinte cepas diferentes del champiñón gracias a muestras de las esporas, las cuales presentan la particularidad de disponer de un 'bagaje genético' que puede variar de una a otra. Luego inocularon estas cepas en los cultivos de arroz en invernadero.
Al ser diferente el 'bagaje genético' de cada una de las esporas de este champiñón, cada cepa tiene un efecto particular en los cultivos. En función de ellas aumentó o disminuyó el desarrollo de la planta de arroz, pero en el caso de dos cepas el crecimiento se multiplicó por cinco.
"Debemos todavía estudiar cómo esta simbiosis entre el champiñón y la planta de arroz posibilita en algunos casos incrementar el crecimiento", explicó una de los responsables de la investigación, Caroline Angelard. Este resultado ofrece perspectivas interesantes para la agricultura ecológica, según los científicos.
"La ventaja de nuestra técnica es que es totalmente natural, puesto que no se introduce ningún nuevo gen en la planta y no se trata por lo tanto de OGM (organismo genéticamente modificado)", subrayó el profesor Ian Sanders, citado en el comunicado.
Este champiñón casi invisible a simple vista presenta otra ventaja para los agricultores, sus delgados filamentos posibilitan el transporte de elementos nutritivos y de minerales como el fosfato. Su utilización permite disminuir el consumo de abonos fosfatados. Para 2011 se prevén experimentaciones con la yuca.
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