Por ello, espera que a partir de febrero se inicie la ocupación de los edificios y que en un año y medio se haya completado el 100%, puesto que se trata de un concepto "diferente".
Clemente hizo estas declaraciones en la rueda de prensa que ofreció antes de la inauguración de la Ciudad Ros Casares, en la que estuvieron presentes la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, el presidente de la Corporación Ros Casares, Francisco Ros, el director general de Caja del Mediterráneo, Roberto López, y el arquitecto Mark Fenwick.
Se mostró optimista en las ventas porque en la ciudad "no existe un parque empresarial con estas condiciones", al tiempo que apuntó que la compra de este tipo de producto no se hace sobre plano sino una vez finalizada la obra.
La ciudad consta, además de cuatro edificios con 132 oficinas y dos de ofilofts y locales comerciales, de siete de estructuras de lofts --que se inauguraron hoy-- y que, al ser espacios diáfanos con diferentes acabados, están pensados para acoger bufetes de abogados, estudios de diseño o consultas médicas.
El precio medio, según Clemente, está fijado en 2.000 euros el metro cuadrado para la venta y 11 para el alquiler.
Además, de los 70.000 metros cuadrados de este espacio comercial, cuya inversión para la construcción es de más de 220 millones de euros y que prevé abarcar unos 7.000 trabajadores, más de 34.000 serán zonas verdes.
Con ello, se pretende crear un nuevo concepto de espacios laborales en los que, a pesar de que no se puede establecer como residencia habitual --porque están construidos sobre suelo terciario--, los dueños de estos espacios dispondrán de cocina y baño y un espacio superior que se podrá habilitar para pernoctar en alguna ocasión.
Tras 20 meses de ejecución de todo el complejo, construido en una única fase e interconectado a través de una gran red de fibra óptica, se han inaugurado los edificios de loft --que pertenecen a Valencia--. Se trata de espacios de entre 70 y 115 metros cuadrados, con terraza, y su precio varía entre 170.000 y 245.000 euros. Por su parte, Caja Mediterráneo, que participa en un 20% en el proyecto, financia el 97% del valor de los lofts.
El arquitecto Mark Fenwick señaló que la Ciudad Ros Casares integra trabajo, vida cotidiana y ocio, por lo que la calificó como una "apuesta sociológica que crea un nuevo modelo de vida moderno y eficaz basado en el trabajo y la profesionalidad".
El director general de Caja Mediterráneo destacó la "ilusión por la innovación, al apostar por un concepto de integración socio-profesional" y que se trata de una parte de un proyecto "más ambicioso". Al respecto, subrayó la compañía ha sido capaz de poner en marcha este proyecto "aunque el tiempo no sea favorable" lo que le permitirá, a su juicio, "salir fortalecida de la crisis".
Por su parte, el presidente de la Corporación Ros Casares, cuya compañía ocupará 4.000 metros cuadrados del complejo empresarial, manifestó que el proyecto tiene "vocación anticrisis" porque emerge como un "centro de negocios para trabajar y vivir de forma sostenible y moderna".
Rita Barberá consideró el complejo como "un barrio que hace a la ciudad más moderna, más innovadora y más líder, y que permite compaginar vida privada y vida productiva", ya que, según dijo, es la primera zona de lofts y oficinas de estas características que existe en España y que, además, permite "aprovechar las sinergias entre universidad, empresa y juventud".
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