En concreto, el precio bajó un 24 por ciento en las viviendas de la ciudad, y un 22,46 por ciento en las de la provincia, resultando una media del 23,23 por ciento, según consta en el mismo estudio.
En cuanto a la demanda de viviendas, los consumidores experimentaron cambios sustanciales. El tramo de viviendas de 100.000 euros a 200.000 sigue siendo el más solicitado, pasando del 70 por ciento de los demandantes al 58 por ciento actual; el tramo de 200.000 a 350.000 pasó del 25 al 18 por ciento de los demandantes y más de 350.000 sigue siendo el minoritario.
No obstante, sale con fuerza una nueva franja superpuesta a las anteriores que es los de 90.000 a 150.000, con un 20 por ciento de los demandantes. Es decir, el perfil de la demanda se está acomodando de manera lógica y progresiva a la realidad social y económica de los nuevos tiempos.
Por todo ello, si se unen sinérgicamente los precios medios de las carteras disponibles de vivienda nueva con la de segunda mano y se suma el factor flexibilidad, el consumidor debe saber que dispone de mejores oportunidades de negociación para alcanzar sus objetivos en el mercado de segunda mano que en viviendas de nueva construcción.
En cuanto a los precios de alquiler en la estadística interanual, se desprende una bajada sustancial de los precios en Valencia ciudad de un 14,7 por ciento, y en la provincia de un 13,7 por ciento, con una bajada media interanual de un 14,2 por ciento.
Esto es consecuencia directa de dos factores: por un lado, los propietarios subieron los precios pensando en las ayudas ofrecidas al alquiler por parte de la Administración; y, por otro, es el cambio en la balanza de la oferta con respecto a la demanda. Este año se incrementó en un siete por ciento la oferta de viviendas en alquiler con respecto al año anterior, estando un 64 por ciento totalmente equipadas y el restante 36 por ciento viviendas vacías.
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