VALENCIA.-Los descubrimientos sobre el Santo Cáliz de Valencia
realizados por el catedrático Gabriel Songel durante sus
investigaciones de los últimos seis años, y que ahora se recogen en el
libro "El Cáliz revelado", hacen "más verosímil" que la reliquia custodiada en la Catedral valenciana como 'santo Grial' sea la auténtica.
Publicado
por la editorial Tirant lo Blanc y presentado este lunes, el libro aúna
las investigaciones del catedrático de Diseño de la Universidad
Politécnica de València que "adelantan 300 años" la primera referencia a este cáliz.
Songel ha detallado cada uno de sus descubrimientos que, a su juicio, "corroboran que el Cáliz estaba en Aragón en la Edad Media, por lo menos en el siglo XI, y confirman datos que aparecen en la tradición oral de San Lorenzo", lo que "hace más verosímil que el Cáliz de Valencia sea el auténtico" de la última cena de Jesús.
"Lo que está claro y nadie ha podido rebatir hasta ahora es que la copa superior del Cáliz de Valencia es una piedra ágata que solamente se cultiva en Palestina y tallada de una forma muy especial en torno al siglo primero de nuestra época", ha apuntado tras la presentación.
Los demás cálices que reivindicaban ser el usado por Jesucristo, "han ido cayendo porque no han pasado ese filtro arqueológico, o eran muy posteriores o tenían otra finalidad", ha añadido.
También ha explicado que la copa original se fue adornando durante la Edad Media "para realzar lo que significaba" y ha puesto de manifiesto que en el siglo XI "todavía no se daba el fenómeno de la ostentación de las reliquias, era algo íntimo que pertenecía a las familias".
El primer hallazgo "sorprendente" de Songel fue comprobar que la composición del Cáliz, tal cual lo conocemos actualmente, sigue un patrón estilístico relacionado con las marcas de los canteros, pues la minúscula inscripción de 17 milímetros se realizó con el mismo patrón de retículas compositivas.
Posteriormente, la investigación le permitió vincular la reliquia con la Corona de Aragón al descubrir la coincidencia de la moneda acuñada por el rey aragonés Sancho Ramírez con la estructura del cáliz, ya que sus asas "son talmente la curva de la planta del tronco de Jesé que aparece y en vez de la copa es la cruz en la moneda".
Igualmente investigó la inscripción del cáliz bajo un prisma iconográfico y ahondó sobre el fenómeno de la trasliteración entre el árabe y el hebreo medieval. De hecho, se había interpretado en árabe cúfico como "la resplandeciente" y en la imagen inversa, como hebreo, "Yaveh Joshua" (Jesús es Dios). Ello le hizo apuntar que el posible autor fuese el judío converso Pedro Alfonso, conocedor del hebreo y el árabe y con acceso al cáliz y a los reyes aragoneses.
En sus investigaciones halló, en un manuscrito que contiene el relicario del monasterio San Juan de la Peña, en el siglo XI, la referencia más antigua conocida hasta la fecha del Santo Cáliz de Valencia, pues hasta el momento solo aparecía en documentos en 1399 cuando Martín el Humano lo reclama a los monjes.
Se trata de un acróstico pues "con las letras que están en los límites de los bloques de texto se puede hacer una lectura continuada" que menciona "Calis Lapis Exilis Domini" (cáliz de piedra preciosa del señor).
Songel ha detallado cada uno de sus descubrimientos que, a su juicio, "corroboran que el Cáliz estaba en Aragón en la Edad Media, por lo menos en el siglo XI, y confirman datos que aparecen en la tradición oral de San Lorenzo", lo que "hace más verosímil que el Cáliz de Valencia sea el auténtico" de la última cena de Jesús.
"Lo que está claro y nadie ha podido rebatir hasta ahora es que la copa superior del Cáliz de Valencia es una piedra ágata que solamente se cultiva en Palestina y tallada de una forma muy especial en torno al siglo primero de nuestra época", ha apuntado tras la presentación.
Los demás cálices que reivindicaban ser el usado por Jesucristo, "han ido cayendo porque no han pasado ese filtro arqueológico, o eran muy posteriores o tenían otra finalidad", ha añadido.
También ha explicado que la copa original se fue adornando durante la Edad Media "para realzar lo que significaba" y ha puesto de manifiesto que en el siglo XI "todavía no se daba el fenómeno de la ostentación de las reliquias, era algo íntimo que pertenecía a las familias".
El primer hallazgo "sorprendente" de Songel fue comprobar que la composición del Cáliz, tal cual lo conocemos actualmente, sigue un patrón estilístico relacionado con las marcas de los canteros, pues la minúscula inscripción de 17 milímetros se realizó con el mismo patrón de retículas compositivas.
Posteriormente, la investigación le permitió vincular la reliquia con la Corona de Aragón al descubrir la coincidencia de la moneda acuñada por el rey aragonés Sancho Ramírez con la estructura del cáliz, ya que sus asas "son talmente la curva de la planta del tronco de Jesé que aparece y en vez de la copa es la cruz en la moneda".
Igualmente investigó la inscripción del cáliz bajo un prisma iconográfico y ahondó sobre el fenómeno de la trasliteración entre el árabe y el hebreo medieval. De hecho, se había interpretado en árabe cúfico como "la resplandeciente" y en la imagen inversa, como hebreo, "Yaveh Joshua" (Jesús es Dios). Ello le hizo apuntar que el posible autor fuese el judío converso Pedro Alfonso, conocedor del hebreo y el árabe y con acceso al cáliz y a los reyes aragoneses.
En sus investigaciones halló, en un manuscrito que contiene el relicario del monasterio San Juan de la Peña, en el siglo XI, la referencia más antigua conocida hasta la fecha del Santo Cáliz de Valencia, pues hasta el momento solo aparecía en documentos en 1399 cuando Martín el Humano lo reclama a los monjes.
Se trata de un acróstico pues "con las letras que están en los límites de los bloques de texto se puede hacer una lectura continuada" que menciona "Calis Lapis Exilis Domini" (cáliz de piedra preciosa del señor).
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