MADRID.- El Ministerio para la Transición Ecológica ha publicado el borrador
del nuevo Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (Pnacc) como “hoja
de ruta” de los próximos diez años, para asegurar la adaptación y
resiliencia del país frente al calentamiento global y mitigar impactos.
Se trata de una herramienta para la planificación de la
acción climática en el país para el período 2021-2030, coordinada desde
una perspectiva transversal, multilateral (desde distintos sectores) y
multinivel territorial, sin perjuicio de las competencias que correspondan a las diversas administraciones públicas, según el Ministerio.
El borrador del plan publicado este lunes en la web del Ministerio
está abierto a “todos aquellos comentarios y opiniones para construir un
país, una economía, una sociedad resiliente a los efectos del cambio
climático”, cumpliendo con los compromisos tras el Consejo de Ministros
en el que se aprobó la Declaración de Emergencia Climática y Ambiental.
Así lo ha explicado en unas declaraciones a los medios la
vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto
Demográfico, Teresa Ribera, quien ha instado a “reflexionar”
sobre el mejor modo de construir “resiliencia frente a los impactos del
cambio climático” para construir “una economía sólida y una sociedad
inclusiva”.
Este nuevo Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, que representa la segunda versión del aprobado en 2006,
incluye novedades como la definición de un sistema de 27 indicadores de
impactos y adaptación y la elaboración de forma periódica de informes para adelantarse a los riesgos climáticos.
Entre otros indicadores, de impacto en la salud, de daños económicos
por tormentas costeras, índice de explotación de agua sobre el recurso
existente, etc.
La agricultura, la silvicultura, el turismo o el transporte dependen
estrechamente del clima, pero también el bienestar social, la salud
humana, la biodiversidad o la vivienda, destaca el documento.
Según la ministra, la intención en estos momentos es “enriquecer” al
máximo el documento, aunque reconoce que la situación es “extraña” y el
momento “doloroso”, en relación con la crisis del coronavirus.
“Estamos descubriendo la dificultad de vivir en un mundo
interdependiente que requiere responder sobre la base de la ciencia,
pero también de la solidaridad, el esfuerzo, el apoyo y la cooperación
multilateral”, ha añadido.
En España, según recuerda el documento, el impacto del cambio climático es cada vez más evidente, con una temperatura media que ha subido alrededor de 1,7
grados desde la época preindustrial, y unos veranos que se han alargado
cinco semanas respecto al inicio de la década de los ochenta. Además,
las zonas con clima semiárido en el país han aumentado más de 30.000
kilómetros cuadrados en veinte años.
Clima, naturaleza, biodiversidad… se trata de realidades
estrechamente conectadas, pero también lo están el modo en que se vive,
las infraestructuras, espacios comunes y las ciudades. La economía
depende, asimismo, enormemente de “la salud del clima”, ha insistido la
ministra.
Con algo más de ochenta líneas de acción para su desarrollo por parte
de los diferentes sectores socioeconómicos, el objetivo del próximo
plan de adaptación climática no es solo evitar o minimizar daños
derivados del calentamiento global, sino también aportar mayor estabilidad económica y social y nuevas oportunidades que reduzcan las incertidumbres asociadas al mismo.
El plan forma parte de una batería de instrumentos de planificación
del Ministerio, que también incluyen el anteproyecto de Ley de Cambio
Climático y Transición Energética, la Estrategia a Largo Plazo para una
Economía Moderna, Competitiva y Climáticamente Neutra en 2050 y el Plan
Nacional Integrado de Energía y Clima.
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