WASHINGTON.-
Las imágenes de pacientes graves de coronavirus
abandonando entre aplausos las unidades de cuidados intensivos de un
hospital se han vuelto comunes en las noticias, pero ese momento, aunque
sea motivo de alegría, no supone el fin del padecimiento de muchos
enfermos, pues las estancias prolongadas en las ucis debido a la
COVID-19 suelen dejar secuelas físicas, psicológicas y cognitivas.
El
doctor Dale M. Needham, director médico del Programa de Cuidados
Críticos de Medicina Física y Rehabilitación de la Universidad Johns
Hopkins, explica que a pesar de que lo que lleva a los pacientes
de coronavirus
a la UCI es un fallo respiratorio, son precisamente los pulmones la
parte del cuerpo que parece recuperarse más rápido de la enfermedad.
Según
Needham, los pacientes que son ingresados en una UCI acaban presentando
"nuevos o empeorados problemas físicos, cognitivos o de salud mental que persisten después de que sean dados de alta", lo que se conoce como el síndrome poscuras intensivas.
Por ello, opina que "sobrevivir a la estancia en la UCI es el primer paso de meses o años de recuperación".
Pérdida muscular incapacitante
Needham
apunta que durante los primeros diez días de ingreso en una UCI, los
pacientes pierden en torno al 20 % de su masa muscular, algo
que genera una debilidad de larga duración en el enfermo, hasta el
punto de que "la mayoría de los pacientes tendrán dificultades para
llevar a cabo actividades normales un año después de haber pasado por la
Unidad de Cuidados Intensivos".
Algo que es especialmente preocupante en el caso de los infectados por
la COVID-19 pues, según dice este doctor, los más graves permanecen un
tiempo superior al habitual en estas unidades en las que suelen estar de
dos a cuatros semanas, a veces completamente sedados.
Pérdidas de memoria
Un
alto porcentaje de los que requieren de cuidados intensivos y soporte
vital presentan también graves problemas cognitivos y de memoria mucho tiempo después de abandonar el hospital.
En
2013 la revista especializada New England Journal of Medicine publicó
un estudio que seguía el desarrollo cognitivo de 821 pacientes
ingresados en una UCI.
Un año
después de haber recibido el alta, el 34 % de ellos presentaban
parámetros cognitivos similares a los de una persona que había sufrido
una lesión cerebral moderada y el 24 % los de alguien con síntomas leves
de Alzheimer.
El estudio afirmaba que el Síndrome Confusional Agudo,
una disfunción cerebral que es común que aparezca en el transcurso de
una enfermedad grave, así como el uso de los medicamentos sedantes y
analgésicos en la UCI, podrían ser el origen de este problema.
Depresión y estrés postraumático
También,
uno de cada cuatro pacientes de las UCI presentan "importantes síntomas
clínicos de Trastorno de Estrés Postraumático", y otro problema "muy
común para cerca de uno de cada tres pacientes son los síntomas de
depresión", expone el doctor Needham.
El
especialista expresa su preocupación porque estos problemas se puedan
ver magnificados en los pacientes de coronavirus, ya que "están más
enfermos, normalmente requieren de sedación durante largos períodos de tiempo y porque sus familias no pueden visitarlos".
Además,
señala como elemento negativo para la salud mental del enfermo el hecho
de que los trabajadores sanitarios vayan protegidos con batas,
mascarillas y lentes de protección, sin tener el contacto habitual.
Rehabilitación desde la UCI, una alternativa
Needham explicó que la rehabilitación es clave para conseguir la mejor recuperación posible,
y por ello en el hospital de la Universidad Johns Hopkins a los
pacientes les visitan fisioterapeutas, logopedas y psicólogos cuando aún
están en la UCI, siempre que estén estables, aunque puedan no estar conscientes.
"Necesitas esperar a que el paciente esté despierto para ver a un psicólogo,
pero la fisioterapia puede iniciarse en los pacientes incluso cuando no
están completamente despiertos. Tratamos de usar la menor sedación
posible para poder ayudar a los pacientes a moverse en la cama, quizá
sentarse en el borde de esta. Incluso tenemos una bicicleta que pueden
usar los pacientes que están estirados, sin que ni siquiera tengan que
estar conscientes para pedalear", explica el médico.
Sin
embargo, lamentó que algunos contagiados por la COVID-19 están
demasiado graves y nunca llegan a estar estables, por lo que su
rehabilitación debe retrasarse.
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