MADRID.- Sacerdotes,
religiosos y laicos
españoles con responsabilidades en la Iglesia participaron este fín de
semana en la primera jornada presencial del Curso de Protección de
Menores
organizado por el Instituto Teológico de Vida Religiosa (ITVR),
gestionado por los Misioneros Claretianos de la Provincia de Santiago.
La mañana del sábado comenzó con una misa presidida por el obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez,
presidente de la Comisión para la prevención y la protección de los
menores de la Conferencia Episcopal Española (CEE), al que acompañaron
el Superior General de los Misioneros Claretianos, recién llegado a
Madrid tras haber participado en el Encuentro en Roma con el Papa
Francisco, y el director del ITVR, Carlos Martínez Oliveras.
Con motivo del evangelio del día --'Dejad que los niños se acerquen a mí'--, el obispo de Astorga subrayó la necesidad de una "actitud de cuidado y cercanía hacia los niños y adolescentes" y aseguró "la convicción de todos de ayudar a las víctimas y trabajar para que la Iglesia sea un lugar completamente seguro".
En la sala del curso, Menéndez compartió con los asistentes cómo está viviendo el problema de los abusos a menores desde su cargo y, al mismo tiempo, explicó el funcionamiento de la Delegación episcopal para la protección de los menores y acompañamiento a las víctimas de abusos creada recientemente en su diócesis.
La reflexión de la mañana corrió a cargo del sociólogo Javier Elzo que dividió su exposición en dos momentos. El primero de ellos estuvo centrado en la explicación de los modelos de familia y los agentes de socialización y su influencia en los niños y jóvenes (familia, amigos, calle, Iglesia, Internet), según informa el ITVR.
El segundo momento estuvo más centrado en la cuestión de los abusos en la Iglesia y recordó los diferentes informes realizados en Australia, Alemania o Pensilvania. Sobre la cuestión de una supuesta relación entre celibato y abusos afirmó que no estaba claro: "La cuestión no es celibato sí o celibato no, sino cómo se vive la sexualidad en célibes y casados". Al mismo tiempo, abogó por un mayor protagonismo de la mujer en responsabilidades eclesiales.
Por la tarde, los participantes pudieron acercarse al testimonio directo de las víctimas a través de la lectura de una larga carta a cargo del padre Lino Díez, que lleva más de cinco años acompañando el proceso de una mujer que sufrió, por parte de su párroco, una situación de abusos sexuales cuando era una niña de seis años y que se prolongaron durante tres años.
La escucha de la carta causó un "sobrecogimiento" en la asamblea, según indica el ITVR, y los asistentes pidieron al sacerdote que le transmitiera su agradecimiento y solidaridad a esta persona por haber "abierto su corazón y haber compartido, no solo el infierno que pasó, sino el difícil proceso de reconstitución vital, aún no concluido".
La jornada concluyó con una conferencia de una de las profesoras del curso, María Teresa Compte, presidenta de la asociación para acompañamiento de víctimas de abusos en la Iglesia Betania, que explicó las claves del acompañamiento a las víctimas basado en la importancia de "la escucha, la ayuda, la terapia y la familia".
Además, Compte manifestó su convicción de que, a pesar de todo, se puede salir de la situación si todos son capaces de "comprometerse en poner a la víctima en el centro de la intervención".
El ITVR imparte por primera vez este Curso para la Protección de Menores en colaboración con el Centre for Child Protection de la Pontificia Universidad Gregoriana en el que participan más de 50 alumnos: sacerdotes, miembros de la vida consagrada y laicos con importantes responsabilidades eclesiales (provinciales, directores de la CEE, directores de instituciones educativas, formadores, miembros de curia diocesana, párrocos y responsables pastorales, entre otros).
Con motivo del evangelio del día --'Dejad que los niños se acerquen a mí'--, el obispo de Astorga subrayó la necesidad de una "actitud de cuidado y cercanía hacia los niños y adolescentes" y aseguró "la convicción de todos de ayudar a las víctimas y trabajar para que la Iglesia sea un lugar completamente seguro".
En la sala del curso, Menéndez compartió con los asistentes cómo está viviendo el problema de los abusos a menores desde su cargo y, al mismo tiempo, explicó el funcionamiento de la Delegación episcopal para la protección de los menores y acompañamiento a las víctimas de abusos creada recientemente en su diócesis.
La reflexión de la mañana corrió a cargo del sociólogo Javier Elzo que dividió su exposición en dos momentos. El primero de ellos estuvo centrado en la explicación de los modelos de familia y los agentes de socialización y su influencia en los niños y jóvenes (familia, amigos, calle, Iglesia, Internet), según informa el ITVR.
El segundo momento estuvo más centrado en la cuestión de los abusos en la Iglesia y recordó los diferentes informes realizados en Australia, Alemania o Pensilvania. Sobre la cuestión de una supuesta relación entre celibato y abusos afirmó que no estaba claro: "La cuestión no es celibato sí o celibato no, sino cómo se vive la sexualidad en célibes y casados". Al mismo tiempo, abogó por un mayor protagonismo de la mujer en responsabilidades eclesiales.
Por la tarde, los participantes pudieron acercarse al testimonio directo de las víctimas a través de la lectura de una larga carta a cargo del padre Lino Díez, que lleva más de cinco años acompañando el proceso de una mujer que sufrió, por parte de su párroco, una situación de abusos sexuales cuando era una niña de seis años y que se prolongaron durante tres años.
La escucha de la carta causó un "sobrecogimiento" en la asamblea, según indica el ITVR, y los asistentes pidieron al sacerdote que le transmitiera su agradecimiento y solidaridad a esta persona por haber "abierto su corazón y haber compartido, no solo el infierno que pasó, sino el difícil proceso de reconstitución vital, aún no concluido".
La jornada concluyó con una conferencia de una de las profesoras del curso, María Teresa Compte, presidenta de la asociación para acompañamiento de víctimas de abusos en la Iglesia Betania, que explicó las claves del acompañamiento a las víctimas basado en la importancia de "la escucha, la ayuda, la terapia y la familia".
Además, Compte manifestó su convicción de que, a pesar de todo, se puede salir de la situación si todos son capaces de "comprometerse en poner a la víctima en el centro de la intervención".
El ITVR imparte por primera vez este Curso para la Protección de Menores en colaboración con el Centre for Child Protection de la Pontificia Universidad Gregoriana en el que participan más de 50 alumnos: sacerdotes, miembros de la vida consagrada y laicos con importantes responsabilidades eclesiales (provinciales, directores de la CEE, directores de instituciones educativas, formadores, miembros de curia diocesana, párrocos y responsables pastorales, entre otros).
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