Aunque no llegó a llover en Madrid, el clima obligó a reducir el desfile aéreo y a suprimir la llegada de la bandera desde el aire. Junto a la Familia Real estuvo el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que fue recibido con abucheos, y Carme Chacón, que se estrenó como ministra de Defensa en este acto.
Los Reyes y los Príncipes, acompañados por los Duques de Palma y la duquesa de Lugo, la infanta Elena, por primera vez sin Jaime de Marichalar, saludaron a su llegada al jefe del Ejecutivo, a la ministra de Defensa, Carme Chacón, a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y a la presidenta del Parlamento regional, Elvira Rodríguez.
Tras el saludo, el Rey pasó revista a los efectivos y se situó en la tribuna de autoridades acompañado por el resto de la Familia Real y el Gobierno en pleno.
La llegada de los monarcas vino precedida por la del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que volvió a ser recibido con gritos y abucheos por parte de un sector del público invitado situado a la derecha de una de las tribunas de autoridades. Por su parte, el vicepresidente segundo, Pedro Solbes, que se encuentra en Washington participando en la reunión de la Asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI), y el de Industria, Miguel Sebastián, no estuvieron presentes.
Entre el resto de asistentes estuvieron los demás ministros, los presidentes autonómicos de Madrid, Extremadura, Ceuta y Melilla, Castilla-La Mancha, Castilla y León, y dirigentes políticos, entre ellos el líder de la Oposición, Mariano Rajoy, cuyas polémicas declaraciones de ayer calificando el desfile de "coñazo" no fueron obviadas tampoco en el día de la celebración del desfile. Así, la titular de defensa explicó en declaraciones a TVE que no considera que estas palabras expresen el "sentimiento auténtico" del líder del PP hacia la Fiesta Nacional.
El vicesecretario de comunicación del PP, Esteban González Pons, se refirió a las palabras de Rajoy en términos parecidos, ya que considera que es "una anécdota de la que no hay que sacar demasiadas consecuencias". "No se refería ni a las Fuerzas Armadas, ni a las insignias nacionales", sino que hizo este comentario "como padre de familia, al tener que levantarse a pasar frío y con lluvia, en vez de quedarse con su familia", apuntó. Asimismo, indicó que en su opinión la situación "ha quedado resuelta" con el comunicado enviado por Rajoy en el que "lamenta profundamente lo sucedido".
Los actos comenzaron con el izado de la bandera y el homenaje a los que dieron su vida por España, en el que este año participan 16 familiares de militares fallecidos en 2008 en accidentes o atentados terroristas. La nubosidad y la lluvia intermitente registrada durante la mañana de hoy Madrid obligaron a reducir el desfile aéreo que tuvo lugar en el Paseo de la Castellana y a suspender el salto paracaidista con el que se iba a trasladar desde el aire hasta la céntrica plaza madrileña la bandera que presidió la parada militar, que este año reunió a más de 4.600 militares y 250 vehículos.
Estuvieron presentes en el desfile un total de 20 familiares de los militares fallecidos en acto de servicio este año. Entre los que participaron en el acto de homenaje a los caídos se encontraban la viuda y el hijo del brigada Luis Conde, el último militar asesinado por ETA, los familiares de los últimos militares fallecidos en accidentes en Bosnia, Kosovo y Líbano y los familiares de los dos guardias civiles que murieron por el atentado de ETA en Capbretón (Francia), Fernando Trapero y Raúl Centeno.
Acompañado por el presidente del Gobierno y los presidentes del Congreso y del Senado, José Bono y Francisco Javier Rojo, el Rey don Juan Carlos y dos oficiales fueron los encargados de colocar la corona de laurel ante la bandera de España, en recuerdo de los fallecidos, al son de la marcha fúnebre mientras los guiones y banderines se inclinaban en señal de duelo y respeto.
Concluida la honra con el disparo de las salvas y el paso de la Patrulla Águila para dibujar los colores de la bandera nacional sobre el cielo madrileño, el desfile aéreo se limitó, debido al mal tiempo, a una nueva pasada de los siete reactores de entrenamiento de la patrulla acrobática del Ejército del Aire, que dejó de nuevo su estela de humo rojigualda, esta vez sobre la vertical del Paseo de la Castellana. No hubo exhibición de helicópteros de las Fuerzas Armadas ni presencia de aviones de transporte de la Fuerza Aérea.
El desfile terrestre comenzó con el paso de las unidades motorizadas, encabezadas por el mando del desfile, el jefe de la Brigada Acorazada Guadarrama (BRIAC XII), el general de Brigada Alberto Asarta. En este bloque participó una nutrida delegación de asociaciones y hermandades de veteranos de los ejércitos y la Guardia Civil. Tras el paso de los vehículos resistentes a minas 'Lince', el nuevo blindado de las Fuerzas Armadas españolas para sus misiones de paz en el exterior, llegaron las unidades acorazadas, que exhibieron sus carros de combate Leopard y Pizarro, entre otros medios.
El desfile a pie comenzó con el paso de un batallón de la Guardia Real, antes de la llegada de la agrupación de abanderados de los trece países que aportan personal a los Cuarteles Generales Terrestre y Marítimo de la Alta Disponibilidad de la OTAN en España, situados en Bétera (Valencia) y Rota (Cádiz). Las banderas de los trece países aliados fueron saludadas a su paso por las autoridades militares y civiles asistentes al acto.
Posteriormente, recorrieron el Paseo de la Castellana las principales unidades de los Ejércitos de Tierra y del Aire, la Armada y la Guardia Civil. Tras ellos llegaron las unidades de paso específico, lideradas por la Legión, con su veloz cadencia, de 160 pasos por minuto. Los legionarios, con su característico carnero ataviado con la gorra, volvieron a ser los más aclamados por el público y dieron paso a los Grupos de Regulares de Ceuta y Melilla, con marcado paso lento y uniforme con capa.
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