El expediente de regulación de 214 empleos, unido al millar de contratos que no renovó a primeros de año, constatan que la empresa juega ahora a la defensiva, pero con riesgos sostenibles, al tener sólo pendiente de venta el 10% de los apartamentos construidos.
Jesús Ger, el dueño de Marina d'Or, se anticipó a la crisis.En 2007 paralizó las fincas que había empezado a construir y canjeó los apartamentos que ya había vendido por viviendas aún libres en bloques ya concluidos. Logró capitalizarse con las escrituras y librarse de carga bancaria a costa de la mano de obra.
Esta operación resultó un alivio tras el desembolso de 12 millones destinados a la adquisición de los 18 millones de metros cuadrados en Mundo Ilusión. Ger tiene el suelo , pero no la aprobación para realizar las obras. Y sin obras no puede atraer a nuevos compradores, con lo que el sueño de la autofinanciación está muy lejos.
La alternativa al agotamiento del mercado nacional y el estancamiento de la obra de Mundo Ilusión ha sido la racionalización de recursos con el cierre temporal de hoteles, el desmantelamiento de oficinas por toda España y la apertura de otros mercados. Ahora busca clientes en el extranjero. Les paga la estancia completa en Oropesa y les muestra el entorno y sus promociones.
Tiempo atrás, la fórmula de vender caro y construir barato sobre suelo muy económico proporcionó pingues beneficios a Marina d'Or para financiar la compra de suelo de Mundo Ilusión o la internacionalización de su producto.
Con el capital acumulado, Ger esperaba poner en marcha Mundo Ilusión. Pero la lentitud de la autorización le oblilgó a reorientar al exterior su capacidad inversora: Brasil, Marruecos, Bulgaria, Rumanía, Egipto, Argentina y, en un futuro, Arabia Saudí o los Emiratos Arabes. Este desembarco obedeció también a la pretensión fallida de salir a Bolsa.
Marina d'Or no está en el parqué bursátil porque tiene más hipotecas, administradas por el Banco Popular, que propiedades. Para valorizar la empresa, Ger intentó escriturar por anticipado todas las parcelas de Mundo Ilusión sin haber completado los pagos, pero los propietarios le dieron la espalda.
El futuro de Marina d'Or mira al exterior, pero más por necesidad que por salir a Bolsa. Las inversiones en otras fronteras permiten al grupo capear la caída de beneficios.
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