“La última cima” muestra un tipo de sacerdote del que nadie habla: los sacerdotes generosos, alegres, serviciales, humildes… Sacerdotes anónimos que sirven a Dios, sirviendo a los demás. Pablo es, nada más y nada menos, que un buen cura.
“La última cima” conmoverá a todo tipo de espectadores (creyentes y no creyentes) porque “Pablo, sacerdote, sabía que iba a morir joven y deseaba hacerlo en la montaña. Entregó su vida a Dios… y Dios aceptó la oferta. Ahora dicen que está vivo.
Pablo era conocido y querido por un número incalculable de personas, que han dejado constancia de ello después de su muerte. La cinta muestra la huella profunda que puede dejar un buen sacerdote, en las personas con las que se cruza. Y provoca en el espectador una pregunta comprometedora: ¿también yo podría vivir así?”
Con 42 años y un prometedor futuro en la Iglesia -decano de la Facultad de Teología de San Dámaso y uno de los más estrechos colaboradores del arzobispo de Madrid, monseñor Rouco- un desgraciado accidente mientras escalaba el Moncayo acababa con la vida del sacerdote Pablo Domínguez. Tres salas de cine valencianas estrenaron hoy un documental en el que su vida se convierte en un ejemplo de buen sacerdocio en unos tiempos controvertidos para el catolicismo.
La última cima es el título del documental en el que amigos, compañeros y conocidos explican cómo conocer a Pablo cambió sus vidas. En la cinta, de 82 minutos de duración y dirigida por Juan José Cotelo, hablan de Pablo Domínguez el cardenal Cañizares, el obispo de Córdoba y el de Jaca y Huesca. Pero también se recoge la faceta humana de un sacerdote que sabía ser cercano a todos, "un tipo de sacerdote del que nadie habla: generoso, alegre, servicial, humilde".
Su pasión por la montaña está también presente en el documental. Pablo Domínguez coronó todas las cimas españolas de más de dos mil metros, cumbres en Los Alpes de más de cuatro mil y otras aún mayores en América y Asia.
El día antes de subir al Moncayo, a 2.300 metros de altitud, predicó ejercicios espirituales en un convento cisterciense en Tulebras, Navarra. Era el mes de febrero de 2009. Sus palabras y reflexiones en esas jornadas se han recogido, a modo de testamento espiritual, en el libro Hasta la cumbre, recién editado.
El Moncayo era la última cima española que le quedaba por conquistar. "He llegado a la cima" fueron las últimas palabras que dijo a su familia por teléfono.
A su funeral asistieron más de tres mil personas y una veintena de obispos. Hay cientos de referencias en Internet sobre él y la película llegó hoy a más de cincuenta salas de cine en toda España, gracias a la petición expresa de personas interesadas en verla.
La presentan como "la película que habla bien de los curas", y dicen de ella que emociona por igual a creyentes y no creyentes.
2 comentarios:
Un filme sobre la vida de un sacerdote, número uno en taquilla
La última cima, un filme sobre la vida del sacerdote Pablo Domínguez, en el fin de semana de su estreno, y con tan sólo cuatro copias, se consagra como la película número uno en espectadores por cine en España. Por petición popular, la película pasará a proyectarse en cincuenta salas.
Cerca de seis mil personas ya han visto esta película de Juan Manuel Cotelo a pesar de estar en tan sólo en cuatro cines de toda España y de competir directamente con las grandes. De hecho, ha doblado el número de espectadores por cine de la segunda en el ranking, Sexo en Nueva York 2, y llegado a triplicar la taquilla en el caso de El Príncipe de Persia o Robin Hood.
La respuesta del público está siendo masiva, hasta el punto de que La última cima pasará, por petición popular y en una sola semana, de proyectarse en cuatro cines a más de cincuenta salas de todo el país. Pese a haberse estrenado en mitad del puente del Corpus, se ha situado como la primera película en recaudación por copia en cine. Algo sorprendente si tenemos en cuenta que es un filme cuyo protagonista es un sacerdote.
Son decenas las salas que han decidido quitar de sus carteleras las éxitosas películas en 3D para hacer hacer un hueco a La última cima, la única película que, insólitamente, habla bien de los sacerdotes.
El próximo día 11 de junio, La última cima, se estrenará en más de cincuenta ciudades españolas gracias al apoyo masivo que está recibiendo desde hace semanas a través de la red.
La Última Cima, es un emocionante documental sobre el sacerdote madrileño Pablo Domínguez, fallecido en 2009 en un accidente de montaña en el Moncayo.
Pablo Domínguez, filósofo y teólogo de la Facultad de Teología de San Dámaso, en Madrid, murió con 42 años en un accidente cuando descendía del Moncayo. Era la última cima española de más de dos mil metros que le faltaba por coronar, pero su vida no fue la de un montañero al uso. Dejó atrás a muchísima gente que le apreciaba y admiraba. En su funeral participaron más de tres mil personas y una veintena de obispos. Sus misas y conferencias se llenaban de gente que deseaba oír sus palabras, incluso sus fieles le pedían que predicara allá donde viajaba.
El filme es el retrato de un hombre alegre, humilde y generoso que, según dicen los que le conocieron, sabía que iba a morir joven.
En la cinta de Cotelo ofrecen su testimonio el cardenal Cañizares, que se fijó en él para ser profesor en San Dámaso, el obispo Demetrio Fernández de Córdoba, amigo suyo y el primero en conocer su desaparición y muerte, y el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, entonces obispo de Jaca y Huesca, que varias veces visitó el sacerdote escalador.
Pero más allá de la personalidad de Pablo Domínguez, la película es un canto a la vida del sacerdote “normal”: que ni es delincuente, ni tampoco heroico, ni exorcista ni misionero en lugares extremos, sino que, simplemente, está disponible, atiende a la gente, la escucha, la confiesa, predica la verdad sin miedo, con humor e ingenio. Con imágenes de la montaña, el filme reflexiona sobre la grandeza de lo sagrado, del sacerdocio, el sacrificio y la muerte.
Con testimonios de personas sinceras que hablan de Pablo, el espectador se encariña con un cura cercano que al final ha de morir. Empieza con humor y provocación, y va haciéndose más elevada en su estilo y contenido a medida que la muerte se acerca.
Su director Juan Manuel Cotelo relata que salió a la calle con su cámara y descubrió que ocho de cada diez personas entrevistadas tenían una buena opinión de los sacerdotes.
El éxito en las salas de esta película ha sido precedido por un insólito éxito en internet. En las tres semanas previas al estreno, se produjeron más de 200.000 descargas de los trailers de la web. En el apartado “Yo conocí a Pablo”, hay cientos de comentarios de gente que lo trató, lo recuerda y se ha emocionado al compartir sus experiencias con este sacerdote.
Aún sin estrenar, ya se habían interesado por ella en más de 20 países y en sólo tres semanas ha habido 200.000 descargas del trailer desde su página web. En el fin de semana que se estrenó arrasó con superproducciones como “sex and the city 2”.
Y ¿Qué es lo que ve la gente? A un sacerdote de 42 años trabajando sencillamente en lo que Dios lo puso: dar clases, estar disponible para el servicio, atender a la gente, escuchar, confesar, predicar la verdad sin miedo, con humor e ingenio. También muestran una pasión: escalar montañas porque allí en las alturas, contemplando el espectáculo de la Creación, el padre Pablo se encontraba más cerca de Dios; y por eso le gustaba celebrar la Eucaristía cuando coronaba una cima. Y así lo hizo aquel 15 de febrero de 2009 en la cumbre de la montaña Moncayo localizada entre las provincias de Aragón y Castilla y León en España. Después de celebrar Misa se dispuso a descender pero una falla hizo que se resbalara en el hielo y precipitarse al abismo muriendo
de manera instantánea.
Como nos damos cuenta, no es una cinta donde haya efectos espectaculares, la presencia de grandes estrellas cinematográficas o el grupo musical de moda, por el contrario, es la narración de la vida de Pablo (quien se definía a sí mismo como “sacerdote, sacerdote y sacerdote”), contada por quienes le conocieron con imágenes de la montaña que hacen reflexionar sobre la grandeza de lo sagrado, del sacerdocio, el sacrificio y la muerte. Comenta el director de la cinta que: “Conocerle era quererle porque, sobre todo, era una persona cercana, generosa, entregada, que no sabía decir que no a nada. ‘Es que me hace bien’, afirmaba. Y debía ser verdad, porque igual atendía espiritualmente a las monjitas cistercienses, cuidaba a los enfermos moribundos, confesaba a cientos de niños en un colegio, acompañaba a una amiga en un parto difícil o ‘hacía el ganso’ con sus sobrinos tirado por el suelo. Se ponía al servicio de quien tuviera delante en ese momento, sin más; simplemente te decía ‘si puedo ayudarte en algo, pídemelo’, y tú se lo pedías y Pablo lo hacía porque lo decía de verdad”.
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