VALENCIA.- El Banco de España y el Ministerio de Economía maduran el esquema para
cumplir con los requisitos de Bruselas impuestos a cambio del rescate
del sistema financiero español. Entre ellos, destaca la creación de una
sociedad de liquidación, popularmente conocida como banco malo, para gestionar los activos más deteriorados de las entidades nacionalizadas. Banco de Valencia será el núcleo del nuevo holding inmobiliario, según www.economiadigital.com
Los planes del regulador monetario, que asumirá las competencias sobre el sector que ahora dependen del Gobierno, pasan por aprovechar al máximo los recursos humanos y técnicos de las entidades participadas por el fondo de rescate Frob.
Para la creación del grupo público que gestionará los activos que han metido en problemas a Bankia, CatalunyaCaixa y Novagalicia Banco, se aprovechará buena parte de la infraestructura de la franquicia valenciana, fuertemente castigada por el ladrillo e inmersa en una investigación judicial por la gestión de la antigua cúpula.
La elección de Banco de Valencia pivota en dos pilares. El primero es su tamaño, que permitiría la rápida privatización del negocio financiero en otoño. Varios competidores como Banco Mare Nostrum van tras él. En el esquema del gobernador Luis Linde y del presidente del Frob, Fernando Restoy, figura que el banco valenciano reanude la ronda de subastas a partir de octubre.
El segundo punto es que el Frob controla prácticamente la totalidad (un 90%) de la entidad después de que el Banco de España la interviniese a finales de 2011. La mutación sería rápida y sin apenas obstáculos, según fuentes financieras. El consejo de administración está dominado por hombres de la confianza del Banco de España.
A partir de ahí, el nuevo grupo aglutinará el ladrillo proveniente del resto de cajas Frob de modo que se extraerán del balance las propiedades generadoras de futuras pérdidas. De este modo, se garantizará la viabilidad y posterior subasta de las bancos públicos. Mientras tanto, no se descarta que éstas, a su vez, formen un segundo grupo público para concentrar el negocio financiero y cumplir con el segundo paquete de exigencias europeas.
Las participadas por el Frob absorberán la primera ronda del rescate a la banca. Los 30.000 millones se repartirán entre Bankia, CatalunyaCaixa, Novagalicia Banco y el propio Banco de Valencia. Esta inyección cubrirá las necesidades más urgentes para estabilizar esas entidades. A cambio, deberán reducir plantillas, cerrar oficinas y limitar primas y sueldos de directivos. Estas condiciones podrían encarrilarse con el nuevo banco público, también en estudio.
Los planes del regulador monetario, que asumirá las competencias sobre el sector que ahora dependen del Gobierno, pasan por aprovechar al máximo los recursos humanos y técnicos de las entidades participadas por el fondo de rescate Frob.
Para la creación del grupo público que gestionará los activos que han metido en problemas a Bankia, CatalunyaCaixa y Novagalicia Banco, se aprovechará buena parte de la infraestructura de la franquicia valenciana, fuertemente castigada por el ladrillo e inmersa en una investigación judicial por la gestión de la antigua cúpula.
La elección de Banco de Valencia pivota en dos pilares. El primero es su tamaño, que permitiría la rápida privatización del negocio financiero en otoño. Varios competidores como Banco Mare Nostrum van tras él. En el esquema del gobernador Luis Linde y del presidente del Frob, Fernando Restoy, figura que el banco valenciano reanude la ronda de subastas a partir de octubre.
El segundo punto es que el Frob controla prácticamente la totalidad (un 90%) de la entidad después de que el Banco de España la interviniese a finales de 2011. La mutación sería rápida y sin apenas obstáculos, según fuentes financieras. El consejo de administración está dominado por hombres de la confianza del Banco de España.
A partir de ahí, el nuevo grupo aglutinará el ladrillo proveniente del resto de cajas Frob de modo que se extraerán del balance las propiedades generadoras de futuras pérdidas. De este modo, se garantizará la viabilidad y posterior subasta de las bancos públicos. Mientras tanto, no se descarta que éstas, a su vez, formen un segundo grupo público para concentrar el negocio financiero y cumplir con el segundo paquete de exigencias europeas.
Las participadas por el Frob absorberán la primera ronda del rescate a la banca. Los 30.000 millones se repartirán entre Bankia, CatalunyaCaixa, Novagalicia Banco y el propio Banco de Valencia. Esta inyección cubrirá las necesidades más urgentes para estabilizar esas entidades. A cambio, deberán reducir plantillas, cerrar oficinas y limitar primas y sueldos de directivos. Estas condiciones podrían encarrilarse con el nuevo banco público, también en estudio.
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