CHESTE.- Ricardo Boix, un agricultor que vive de su pequeño
huerto de frutales en Valencia, pensó que un robo de naranjas que sufrió
en su propiedad por valor de unos 4.500 euros era algo suficientemente
malo.
Pero después de Semana Santa,
la tragedia golpeó de nuevo cuando uno de los dos ayudantes búlgaros
que había contratado para vigilar el resto de su cosecha murió al ser
disparado por la espalda por unos ladrones que lo sorprendieron.
La muerte ha sido el incidente más serio en lo que los productores
agrícolas de levante dicen que es un gran aumento en los robos, desde
naranjas -robadas directamente en los árboles en cantidades de miles de
kilos-, a herramientas e incluso puertas de metal o colmenas.
"Robos ha habido siempre, pero no a este extremo", dijo Boix, de 49
años, que continúa trabajando con sus cinco empleados a tiempo completo y
no se puede permitir más seguridad para sus terrenos alrededor de la
pequeña ciudad de Cheste.
Aunque en general los delitos han bajado en España en 2012, los
robos han aumentado desde que la crisis comenzó en 2008. Los robos del
pasado año en los que se forzó la entrada en alguna propiedad aumentaron
más de un 25 por ciento, mostraron datos oficiales, llevándose la peor
parte las regiones menos pobladas.
Los ladrones se han sofisticado, dirigiendo almacenes y redes
ilegales que venden los bienes a tiendas locales, productores de zumo o
chatarrerías, dijeron los agricultores y la Policía.
"LA GENTE NECESITA COMER"
"Con la crisis que hay, fomenta robos, la gente necesita comer y
echan mano de donde sea", dijo Boix. Todavía no se ha detenido a quien
mató a su empleado.
La región de Valencia ha dado la voz de alarma, pidiendo más
recursos contra estos delitos, pero en otros lugares de España se han
producido robos similares.
Los agricultores dicen que los ladrones cada vez se atreven con
robos de mayor calado, desde sustraer 300 kilos de ajos directamente
desde la tierra en una pequeña explotación familiar cerca de Córdoba
hasta camiones llenos de maquinaria de negocios más grandes.
Los que tienen menos medios se han puesto ellos mismos al frente de la seguridad, organizando grupos de vigilancia nocturna.
En Murcia, Agrar Systems, una filial de la productora alemana de
verduras Behr AG, con 1.000 hectáreas de campo en España, instaló
alarmas para proteger su maquinaria hace tres años y contrató a más
personal de seguridad, pero eso no ha detenido a los amigos de lo ajeno.
Pedro Maestre, uno de los gestores, se despertó el martes y se
encontró con que los ladrones habían entrado en las dependencias de los
trabajadores, ahora vacías después del final de la temporada, y habían
robado 60 pequeños frigoríficos y otros aparatos.
"Han venido con un camion. Los han cogido pero el destrozo esta
hecho", dijo por teléfono, añadiendo que las pérdidas anuales en
producto robado o dañado alcanzaba los 50.000 euros
LLEGA LA CABALLERÍA
En Valencia, cuya industria de las naranjas permite a España ser el
mayor productor en Europa, los robos en áreas rurales han aumentado un
20 por ciento en el primer trimestre del año frente al año pasado, según
la Agrupación Valenciana de Agricultores (AVA).
Las predicciones de AVA de que los robos podrían costar 20 millones
de euros a los agricultores, de los cuales muchos apenas cubren costes
con la venta de las naranjas, desde los 15 millones de 2012 y 2011, por
las pérdidas y daños.
Para contrarrestarlo, la Guardia Civil ha enviado a dos escuadrones
de guardias civiles a caballo a la región para tratar de frenar a los
ladrones.
Aunque llegaron a finales de mayo, cuando la campaña de la naranja
termina, las autoridades dijeron que las patrullas a caballo al menos
han llevado a que se interrumpan los delitos y que son efectivos al
asustar a los ladrones, que no los oyen acercarse entre los árboles.
"Nos permite acceso a zonas donde los coches y otros no pueden
llegar", dijo un sargento al mando de los escuadrones, mientras
ensillaba a su caballo para una salida por la tarde.
La Guardia Civil de Valencia dijo que ya ha realizado 50 detenciones
ligadas a robos de naranjas en abril, cuando comenzaron a actuar con
contundencia. Todos los acusados por el momento son españoles.
Pero los habitantes de la región temen que el esfuerzo no signifique
nada a menos que España cambie la ley que sólo impone un castigo leve
para robos por valor inferior a 400 euros.
Los ladrones que robaron naranjas a Boix fueron capturados, pero
sólo tenían pequeñas cantidades. Salieron libres con una pequeña multa.
Pese a las patrullas, muchos dicen que se sienten vulnerables e impotentes para mantener a raya los robos.
"Puedes intentar vigilar, pero si pillas a alguien cogiendo fruta en
pleno día, con una furgoneta, ¿Cómo sabes que es un ladrón?", dijo
Boix.
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