Entre otras medidas, el estudio propone aumentar el uso de agua reutilizada generada en la franja costera del 20% al 50%, es decir de 91 hectómetros cúbicos al año a 230; incrementar la eficiencia actual del riego del 54 al 80% y aumentar «ligeramente» la desalinización de agua del mar en algunos casos concretos, según ha informado la institución académica en un comunicado.
Las cuencas con mayor estrés hídrico son «especialmente vulnerables» al cambio climático y lo serán más a medida que avance este fenómeno. Por ello, es necesario anticiparse a los impactos y tomar medidas preventivas «de adaptación para garantizar una gestión óptima de los recursos hídricos, fortaleciendo la resiliencia de estos sistemas frente a los desafíos climáticos emergentes».
Esta es la principal reflexión realizada por Clara Estrela-Segrelles y Miguel Ángel Pérez-Martín, investigadores de la UPV, pertenecientes al Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente (IIAMA), en colaboración con el profesor QJ Wang de la Universidad de Melbourne (University of Melbourne), en su estudio sobre el impacto del cambio climático en cuencas con alto estrés hídrico y que ha sido publicado en la revista científica 'Water'.
El artículo aborda de manera detallada la adaptación en la gestión de los recursos hídricos en cuencas fluviales que ya experimentan una alta escasez de agua, utilizando como caso de estudio la Demarcación Hidrográfica del Júcar, según la UPV.
«El área mediterránea es una de las regiones más vulnerables del mundo: los modelos de cambio climático prevén una reducción de los recursos hídricos naturales del 20% al 35% para finales de siglo, debido al aumento de las temperaturas y la disminución de la precipitación en torno al 10 y 20%», señalan los autores de la investigación.
Con el objetivo de abordar esta problemática, se proponen índices de escasez de agua como herramientas eficientes para analizar la sostenibilidad de los sistemas de recursos hídricos y definir medidas para adaptar su gestión al cambio climático.
En el caso de la Demarcación Hidrográfica del Júcar, la reducción prevista de los recursos hídricos naturales actuales será entre el 20% y 27%. En este contexto, para adaptar la gestión del agua al cambio climático se presentan medidas concretas como «aumentar el uso de agua reutilizada generada en la franja costera del 20% al 50%, es decir de 91 hm3/año a 230 hm3/año, incrementar la eficiencia actual del riego del 54% al 80% y aumentar ligeramente la desalinización de agua del mar en algunos casos concretos», afirma Clara Estrela-Segrelles, investigadora principal del artículo.
Además, también se propone desarrollar completamente las interconexiones actuales entre los sistemas de recursos hídricos e implementar las energías renovables, mediante un enfoque innovador y sostenible, que permita utilizar energía suministrada por sistemas fotovoltaicos para movilizar los recursos desde la zona de generación hasta la zona de consumo, según explica el profesor Miguel Ángel Pérez Martín.
Esta investigación subraya la necesidad de apostar por una gestión «integrada y proactiva» de los recursos hídricos, así como implementar «enfoques colaborativos y multidisciplinares» para abordar los impactos del cambio climático en las cuencas hidrográficas.
«Con el desarrollo adecuado de las medidas propuestas, se espera que las cuencas altamente estresadas puedan adaptarse de manera efectiva a los desafíos climáticos emergentes y garantizar la disponibilidad sostenible de agua para las generaciones futuras», concluyen los autores de la investigación.
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