Sarrià consideró en un comunicado que "el núcleo más recalcitrante de Fabra está muy preocupado ante el descabezamiento que Camps va a emprender" tras el congreso regional de los populares valencianos, cuyo fin "es alcanzar el ansiado control absoluto del PPCV".
En su opinión, el jefe del Consell "quiere deshacerse de Fabra porque no se genuflexiona incondicionalmente, al igual que ocurre con el presidente del PP de Alicante, José Joaquín Ripoll, que representa el último bastión zaplanista en la Comunidad Valenciana", afirmó.
Asimismo, el parlamentario explicó que tanto Fabra como Ripoll "representan un claro obstáculo en las obsesiones políticas de Camps" y añadió que éste "pretende cristalizar sus ambiciones de hegemonía en el partido librándose de Fabra y su vieja guardia para sumar méritos y auparse hasta Madrid".
Además, criticó esta actitud del presidente del PPCV y la calificó como "una puñalada por la espalda", ya que señaló que en el IX Congreso Regional del PP, de noviembre 2004, Camps "reforzó su liderazgo con el apoyo de Fabra, que le ayudó a arrinconar a los zaplanistas en la pugna que mantenían por el poder".
Sin embargo, dijo, el jefe del gobierno valenciano "ha conseguido desplazar la sombra de Zaplana a unos pocos reductos en Castellón y Alicante" y, por eso, "una vez exprimido ya no necesita a Fabra" y, a su juicio, "está dispuesto a prescindir de él".
Recalcó que "la depuración de enemigos" de Camps "no tiene nada que ver con la regeneración del partido, sino todo lo contrario" y esgrimió que "siguen los mismos de siempre", en alusión a la "segura continuidad" de Ricardo Costa en la secretaría general del partido.
Al respecto, instó al presidente de la Generalitat a "ocuparse de una vez de los problemas de los valencianos y a tomar medidas serias y eficaces" para afrontar la actual crisis económica de la Comunidad Valenciana, "en lugar de perder el tiempo con batallas personales".
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