miércoles, 29 de octubre de 2008

Moody´s rebaja las calificaciones de Bancaja y la CAM por su perspectiva negativa

MADRID.- La agencia de calificación de riesgo Moody's informó de que ha rebajado los ratings de la Caja de Ahorros de Valencia (Bancaja), la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) y la Caixa Catalunya a A2/P-1/C.

Moody-s señala que la calificación de Bancaja pasó del A1/P-1/C+ al A2/P-1/C con perspectiva estable, pero agrega que la caja está bajo revisión para una mayor rebaja.

Esta actualización está relacionada con las calificaciones asignadas a los bonos emitidos por ABS y RMBS, cada uno de los cuales es parte de un acuerdo de permuta ("swap agreement") con Bancaja como entidad garante.

En el caso de CAM, la agencia rebajó la calificación A1/P-1/C+ a A2/P-1/C, con perspectiva negativa y está también bajo revisión para una posible rebaja.

Según Moody's, esta actualización está vinculada con los ratings asignados a los bonos emitidos por ABS y RMBS, cada uno de los cuales es parte de un acuerdo de permita con CAM.

En cuanto a Caixa Catalunya, la calificación pasó de A1/P-1/C+ a A2/P-1/C, con perspectiva negativa y bajo revisión por posible rebaja, indicó el comunicado de Moody's.

Al igual que en los casos de Bancaja y CAM, las calificaciones de Caixa Catalunya están vinculadas con los bonos de ABS y RMBS, cada uno de los cuales es parte de una acuerdo de permuta con Caixa Catalunya.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bancos vs cajas valencianas

Un comentario insistente, persistente y maloliente adquiere forma de campaña propiciada, auspiciada o consentida, al parecer, por dos de los más grandes bancos españoles. Consiste en propalar por medio de sus altos y medio cargos, directivos regionales, directores de oficinas y apoderados que las cajas valencianas atraviesan graves dificultades de tesorería.
«Yo no quiero alarmarte», vienen a decirte acercando sus labios a tu oído, de modo que a la confidencia se le añade un toque de proximidad y complicidad, «pero creo que conviene que si no todo lo que tienes sí al menos una buena parte la traigas a nuestro banco para que no termines pagando tú las dificultades que tiene la caja tal o cual».
Cámbiele la música (según sea el intérprete y la pasión que le pone en el desempeño), pero no la letra y tendrá en el párrafo anterior condensado el mendaz mensaje puesto en circulación por una competencia que al actuar así se convierte en lenguaraz, desvergonzada pero, sobre todo, desleal. Muy desleal.
Haciendo caso omiso al consejo de Santa Teresa, que de modo preciso recomendaba que en tiempos de zozobra no debía hacerse mudanza, lo que pretenden los autores de tan maquiavélica operación, es justo todo lo contrario: que en estos momentos en que la incertidumbre ha alcanzado cotas de nerviosismo bursátil-financiero sólo recordadas por los septuagenarios, lo peor que se le puede hacer a un atemorizado ciudadano es rociarle la oreja con rumores a cuál de ellos más pernicioso.El campo está tan encharcado, que una gota más es suficiente para desbordar el particular vaso de quien ve a diario hundirse aquellos valores en que había confiado sus ahorros. Otro tanto le ocurre a quien queda enterado de que su plan privado de pensiones no es que se lo hayan nacionalizado a ritmo de tango sino que va tener que trabajar hasta los ochenta y cinco.
En la misma situación se encuentra el que acaba de recibir la noticia de que su hijo, que por fin se había independizado a los treinta y cinco tacos, vuelve a casa porque se ha quedado sin trabajo por culpa de un ERE. A cada uno de esos ciudadanos, que de atemorizados han pasado a la condición de acojonados, se dirige el director de la sucursal del banco próximo a su trabajo largándole el demoledor párrafo que, a modo de consigna, repiten una y otra vez.
Ninguna de las tres cajas valencianas (que tres son, y no dos como algún que otro fino analista de la cosa financiera cree saber), Bancaja, Caja Mediterráneo, y Caixa Ontinyent, se halla en la situación apocalíptica descrita por los agoreros que tan escasa ética y estética financiera y personal manifiestan. ¿Dificultades para ellas? Menos que para buena parte de todas las demás que en España son y bastantes menos que las que tienen algunos bancos.
De modo que la autoridad competente, en este caso el Banco de España y su gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, como árbitro supremo de las finanzas y dineros de este país que es, y en aras a su bien retribuida responsabilidad, debería poner en marcha los mecanismos que tiene a su alcance, que no son pocos ni mal dotados, para averiguar el origen de tamaña maledicencia y obrar en consecuencia.
Y si no MAFO, que ni está ni se le espera, bien pudiera Pedro Solbes y María Teresa Fernández de la Vega, en su doble condición de vicepresidentes del Gobierno y de valencianos, tener un detalle para con las cajas de su tierra e interesarse por cortar en seco un embuste que, además, es delito.

José Luis Torró