El artículo, titulado "Café para todos puede ser un amargo brebaje", se centra principalmente en este asunto de la política lingüistica, especialmente contenciosa, -afirma-, y que lleva a los gobiernos regionales a imponer el catalán, el gallego y el euskera en escuelas y sevicios publicos, provocando de este modo el enfado de los residentes que hablan castellano.
Así, el diario británico recuerda que docenas de médicos de Ibiza han amenazado con abandonar la isla ante la insistencia del gobierno balaear de que se somentan a pruebas de catalán.
Irónicamente, concluye el diario en este sentido, quienes hablan catalán suelen mofarse de las pretensiones del valenciano o el mallorquín.
Además, el prestigioso diario británico analiza la situación de la financiación autonómica. Desafortunadamente para Zapatero, dice, cada Gobierno regional, desde Galicia a Murcia, está dispuesto a mantener los poderes que ganó tras la muerte de Franco.
“José Luis Rodríguez Zapatero, presidente socialista, se encuentra en una trampa tendida por la constitución democrática española para gobiernos que no gozan de mayoría absoluta en el parlamento. Está preocupado por los resultados de las elecciones europeas del próximo mes de junio y sus instintos son potenciar la unidad de España. Pero necesita los votos de los partidos regionalistas para conservar el control en España. Desgraciadamente para Zapatero, todos los gobiernos autonómicos, desde Galicia hasta Murcia están decididos a aferrarse a los poderes que obtuvieron tras la muerte de Franco. El ‘café para todos’ es un brebaje estimulante del que nadie quiere que se le prive, aunque cuando llega el camarero nadie desea abonar la factura”.
Asegura el tabloide que "café para todos" puede ser estimulante, pero que cuando el camarero aparece nadie quiere pagar la cuenta...
A su vez, Il Foglio, de Italia, en una crónica de Guido De Franceschi, que titula “Las patrias españolas”, dice:
“¿Una España o muchas Españas? El problema territorial está abierto desde hace decenios. Porque España no es ni un país centralizado, ni un país federal. El sistema elegido durante la transición a la democracia es más bien vago y ambiguo. Y es en cierto modo un proceso abierto, in fíeri, en el que mucho está encomendado a la periódica confección de estatutos de autonomía en las varias Comunidades. A las Comunidades autónomas han sido atribuidas muchas competencias, pero algunas tienen más poderes que otras, como Cataluña, País Vasco y Galicia, cada una de las cuales tiene una lengua propia reconocida oficialmente junto con el castellano (es decir, junto con el español). Precisamente sobre la lengua se juega, desde hace años, uno de los partidos político-ideológicos más sanguíneos y no resueltos”.
Y sigue:
“Los partidos nacionalistas tratan de desarrollar las lenguas minoritarias de referencia insistiendo en su inyección en la escuela, en la vida pública y en los ambientes de trabajo. Los mismos promotores de la defensa de los idiomas minoritarios reconocen ciertos excesos en la política lingüística. El problema consiste en que en Cataluña, País Vasco y Galicia hay muchos habitantes nacidos en otras regiones o que, aun siendo autóctonos, han crecido en una ápoca en la que las lenguas autóctonas estaban prohibidas o poco menos. Por lo que defienden su derecho a seguir hablando español, y denuncian un problema: del bilingüismo, que nadie quiere poner en duda, se está pasando a un nuevo monolingüismo, del que son víctimas los que hablan español”.
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