La casulla del Papa, conservada desde entonces en la Seo, fue empleada igualmente por el cardenal Agustín García-Gasco en su toma de posesión como titular de la diócesis valentina en 1992 y, a partir de entonces, en varios acontecimientos y celebraciones destacadas.
Monseñor Carlos Osoro se presentó hoy a su llegada a la archidiócesis de Valencia, en la localidad de Villargordo del Cabriel, como "mensajero de paz" y animó a ser "una iglesia viva y alegre".
El prelado expresó su "alegría y gozo" por el recibimiento que le dispensó la población de Villargordo del Cabriel y aseguró sentirse "muy feliz". En este sentido, subrayó su "ilusión de ver por primera vez esta comunidad rica en fe, que me hace comprobar a través de todos vosotros que la Iglesia está viva hoy", según informó el Arzobispado en ese comunicado.
A continuación, monseñor Osoro invitó a toda la archidiócesis ha "ser siempre una Iglesia activa y testigo de las maravillas de Dios entre los hombres", así como "comprometida con las realidades humanas". Igualmente, animó a "abandonar la tristeza y el desaliento", y a "luchar contra la mediocridad".
Las palabras del prelado fueron recogidas por aplausos entre los presentes. En la puerta de la iglesia de Villargordo del Cabriel, el párroco, José María Martínez, ofreció al arzobispo la cruz y el agua bendita, con la que se asperjó a los fieles.
Precedido por las autoridades y el clero, el prelado entró en el templo y adoró al Santísimo en su capilla, arrodillado junto con el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el cardenal Antonio Cañizares, que es natural de la localidad valenciana de Utiel.
De ahí ha seguido hasta el presbiterio, donde ocupó la sede, y se inició la celebración de la Palabra. Al principio de la ceremonia, el obispo auxiliar de Valencia monseñor Enrique Benavent dirigió al arzobispo electo unas palabras de bienvenida, en las que expresó que "lo acogemos gozosos, con ilusión".
Además, monseñor Benavent expresó, en nombre toda la Archidiócesis, su "sincero espíritu de colaboración" y añadió que "su presencia será esperanza y camino para la nueva evangelización".
Al final de la celebración, un párroco del arciprestazgo le hizo entrega de los "frutos de la agricultura" de la zona, aceite y vino. Monseñor Carlos Osoro firmó en el libro de honor de la parroquia una extensa dedicatoria que, posteriormente, fue leída por el propio prelado.
Tras un refrigerio en Villargordo del Cabriel, monseñor Osoro emprendió camino hacia el Seminario Mayor metropolitano, ubicado en la localidad valenciana de Moncada.
La tradición reza que los nuevos arzobispos de la ciudad duerman la primera noche, tras su llegada a la ciudad, en el Colegio Jesús y María, donde antes hubo un convento. Esto es así desde la llegada de Santo Tomás de Villanueva.
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