El actual portavoz del PSPV-PSOE en Les Corts, Ángel Luna, volvió a la primera línea de la política por aquello de las casualidades. Entre los años 1991 y 1994 fue alcalde de Alicante, el último alcalde socialista que ha tenido la ciudad. Su pésima gestión municipal, la falta de conexión con "la calle" y los problemas internos en su partido catapultaron al PP de Luis Díaz Alperi a hacerse con una cómoda mayoría absoluta que ha ido revalidando en cada encuentro con las urnas.
Años después, Luna volvió, casí de tapadillo, a la política ocupando un discreto puesto en las listas autonómicas que su partido presentó el 27 mayo de 2007. La abrupta dimisión de Joan Ignasi Pla hizo el resto y de ser diputado raso ha pasado a capitanear la oposición parlamentaria a Francisco Camps.
Luna está políticamente hipotecado y él lo sabe. Su presente y futuro más inmediato viene marcado por su pasada actividad profesional, un ejercicio que inició inmediatamente después de dejar la alcaldía de Alicante. Así, el portavoz socialista pocos meses después de abandonar la política, comenzó a trabajar con la principal empresa contratista de esa Administración durante su mandato.
Las cifras no dejan resquicio a la duda: la empresa para la que posteriormente trabajó Ángel Luna fue beneficiaria de 72 contratos durante su legislatura. El volumen de lo contratado ascendió a los 1.186 millones de pesetas de las de entonces. El 26% de los contratos que adjudicó Luna, es decir uno de cada cuatro, como alcalde fue para la empresa para la que posteriormente fichó.
Como les ha venido contando El Semanal Digital, el síndico socialista ha exhibido en el parlamento autonómico un dudoso informe que analiza y ponía en tela de juicio unos 90 contratos o adjudicaciones de la Generalitat valenciana (un 0´04% del total que contrata esa Administración). Este informe venía a denunciar si no ilegalidades sí cierto oscurantismo de la Generalitat. Oscurantismo del que, por cierto, se ha defendido el Consell.
Pero el pasado de Luna en el ejercicio de sus funciones como primer edil retrata clarísimamente su doble moral. Los hecho son tozudos y evidencian que Luna evitó la licitación de contratos. Realizó dos contratos distintos para encargar el pavimento de seguridad de juegos y preescolar en centros públicos y se adjudicó a la misma empresa con sólo tres meses de diferencia.
Además, siendo alcalde de Alicante, fraccionó a la misma empresa la adquisición de madera para las fiestas y para la plaza de toros. Adjudicó a la misma empresa dos contratos cuyos objetos debieron de unificarse en uno solo ya que se trataba del mantenimiento de las zonas ajardinadas de los colegios públicos y su mantenimiento.
Pero estos hechos no son aislados. Con Joan Lerma en la Generalitat, al mismo tiempo que Luna era alcalde, de los 918 contratos que realizó en el año 1994, fraccionó más de 83%. Por tanto, 8 de cada 10 contratos estaban fraccionadas y se hacían sin publicidad, el doble que en la actualidad. Son cifras evidentes que una vez más ponen de manifiesto esa doble moral de la izquierda.
Años después, Luna volvió, casí de tapadillo, a la política ocupando un discreto puesto en las listas autonómicas que su partido presentó el 27 mayo de 2007. La abrupta dimisión de Joan Ignasi Pla hizo el resto y de ser diputado raso ha pasado a capitanear la oposición parlamentaria a Francisco Camps.
Luna está políticamente hipotecado y él lo sabe. Su presente y futuro más inmediato viene marcado por su pasada actividad profesional, un ejercicio que inició inmediatamente después de dejar la alcaldía de Alicante. Así, el portavoz socialista pocos meses después de abandonar la política, comenzó a trabajar con la principal empresa contratista de esa Administración durante su mandato.
Las cifras no dejan resquicio a la duda: la empresa para la que posteriormente trabajó Ángel Luna fue beneficiaria de 72 contratos durante su legislatura. El volumen de lo contratado ascendió a los 1.186 millones de pesetas de las de entonces. El 26% de los contratos que adjudicó Luna, es decir uno de cada cuatro, como alcalde fue para la empresa para la que posteriormente fichó.
Como les ha venido contando El Semanal Digital, el síndico socialista ha exhibido en el parlamento autonómico un dudoso informe que analiza y ponía en tela de juicio unos 90 contratos o adjudicaciones de la Generalitat valenciana (un 0´04% del total que contrata esa Administración). Este informe venía a denunciar si no ilegalidades sí cierto oscurantismo de la Generalitat. Oscurantismo del que, por cierto, se ha defendido el Consell.
Pero el pasado de Luna en el ejercicio de sus funciones como primer edil retrata clarísimamente su doble moral. Los hecho son tozudos y evidencian que Luna evitó la licitación de contratos. Realizó dos contratos distintos para encargar el pavimento de seguridad de juegos y preescolar en centros públicos y se adjudicó a la misma empresa con sólo tres meses de diferencia.
Además, siendo alcalde de Alicante, fraccionó a la misma empresa la adquisición de madera para las fiestas y para la plaza de toros. Adjudicó a la misma empresa dos contratos cuyos objetos debieron de unificarse en uno solo ya que se trataba del mantenimiento de las zonas ajardinadas de los colegios públicos y su mantenimiento.
Pero estos hechos no son aislados. Con Joan Lerma en la Generalitat, al mismo tiempo que Luna era alcalde, de los 918 contratos que realizó en el año 1994, fraccionó más de 83%. Por tanto, 8 de cada 10 contratos estaban fraccionadas y se hacían sin publicidad, el doble que en la actualidad. Son cifras evidentes que una vez más ponen de manifiesto esa doble moral de la izquierda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario