Los grupos en Les Corts han cerrado este jueves el capítulo de las sesiones de control al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, un trámite parlamentario que en los dos últimos años los grupos de la oposición han convertido en una machacona y monotemática batalla contra Camps a costa de la presunta implicación del president con la trama Gürtel.
Se cierra así una crónica parlamentaria nada gratificante y cargada de tensión hasta el final. Un dudoso ejercicio responsable de hacer oposición que ha tenido como consecuencia, por ejemplo, la imputación del portavoz del PSPV, Ángel Luna, por un presunto delito de encubrimiento por exhibir en sede parlamentaria un informe secreto relacionado con el sumario del caso Gürtel. Este jueves no ha sido una excepción y la gresca se ha apoderado de los escaños.
Comenzaba la sesión el síndico socialista, Ángel Luna, con la supuesta intención de hablar de economía. Pero pronto su discurso daba un giro para acusar a Camps de "emplear una política del despilfarro para favorecer la corrupción". Como en él es ya habitual, abría así la caja de los truenos aconsejando (para volver a dar muestras de cierta connivencia con los Poderes del Estado) a Camps que "esté atento al TSJ de Madrid el próximo 16 de marzo porque compartirá sumario con Correa o El Bigotes".
Comenzaba la sesión el síndico socialista, Ángel Luna, con la supuesta intención de hablar de economía. Pero pronto su discurso daba un giro para acusar a Camps de "emplear una política del despilfarro para favorecer la corrupción". Como en él es ya habitual, abría así la caja de los truenos aconsejando (para volver a dar muestras de cierta connivencia con los Poderes del Estado) a Camps que "esté atento al TSJ de Madrid el próximo 16 de marzo porque compartirá sumario con Correa o El Bigotes".
Pero en esta ocasión los socialistas, y también la izquierda de Compromís, se han encontrado con un Francisco Camps más fuerte y respondón que nunca. El presidente no se ha arrugado y ha dado muestras de su hartura y lo ha hecho de manera gráfica e incluso llegando a describir la personalidad y carácter de los portavoces del PSPV y Compromís basándose en la experiencia de lo que Camps ha visto en los dos últimos años.
Así, el presidente de la Generalitat dijo que esta última afirmación de Luna, que definió como "exabrupto", "define al personaje que acaba de hacerlo". Pronto se sumó al rifirrafe el portavoz de Compromís, Enric Morera, lo que provocó una valoración conjunta de ambos por parte del president: "Luna y Morera deben vivir los miércoles en una cámara de presión, de frustración y de horror terrorífico, para venir los jueves a decir las cosas que dicen, con el modo que lo dicen y con la visceralidad, el carácter, la agresividad y lo agrio con que lo plantean todo", dicho esto por Camps con la mejor de su sonrisa. Es más, añadía el presidente valenciano "no me he cruzado en toda mi vida, y tengo 48 años, con dos personas que todos jueves por la mañana tengan esa cara de acritud, de horror y de terror".
Los argumentos de Francisco Camps descolocaron a la oposición que no atinaba a encajar las críticas de un presidente que sí subió a la tribuna y no intervino desde el escaño como era habitual en los últimos meses. Pero sin duda, la mayor embestida, hasta casi acallarle, el mayor golpe lo recibió Ángel Luna cuando Camps le recordó que por mucho que se hablase de tres trajes "a mi nunca me han pagado las obras de mi casa y tampoco me han regalado ningún coche". Un golpe duro, como remate final a una legislatura que se ha convertido ya en la más bronca de la historia de la Comunidad Valenciana.
Así, el presidente de la Generalitat dijo que esta última afirmación de Luna, que definió como "exabrupto", "define al personaje que acaba de hacerlo". Pronto se sumó al rifirrafe el portavoz de Compromís, Enric Morera, lo que provocó una valoración conjunta de ambos por parte del president: "Luna y Morera deben vivir los miércoles en una cámara de presión, de frustración y de horror terrorífico, para venir los jueves a decir las cosas que dicen, con el modo que lo dicen y con la visceralidad, el carácter, la agresividad y lo agrio con que lo plantean todo", dicho esto por Camps con la mejor de su sonrisa. Es más, añadía el presidente valenciano "no me he cruzado en toda mi vida, y tengo 48 años, con dos personas que todos jueves por la mañana tengan esa cara de acritud, de horror y de terror".
Los argumentos de Francisco Camps descolocaron a la oposición que no atinaba a encajar las críticas de un presidente que sí subió a la tribuna y no intervino desde el escaño como era habitual en los últimos meses. Pero sin duda, la mayor embestida, hasta casi acallarle, el mayor golpe lo recibió Ángel Luna cuando Camps le recordó que por mucho que se hablase de tres trajes "a mi nunca me han pagado las obras de mi casa y tampoco me han regalado ningún coche". Un golpe duro, como remate final a una legislatura que se ha convertido ya en la más bronca de la historia de la Comunidad Valenciana.
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