El
ministerio de Economía ha encontrado la solución para concluir, por
fin, la reforma financiera sin tener que echar mano de dinero público y
poner en peligro el objetivo del déficit público. Pero la solución no
es nada original: que la inversión extranjera se haga con importantes
paquetes de acciones de los bancos españoles. Es la misma solución que
alumbró el Gobierno socialista en el inicio de la reforma financiera y
que llevó a Rodríguez Zapatero a China y a los Emiratos Árabes en busca
de inversores, que parecieron haber llegado a un compromiso, pero nunca
hicieron acto de presencia.
Para algunos analistas se trata tan sólo de ganar tiempo en un proceso como el de la reforma financiera difícil de cerrar porque
las soluciones económicas pueden chocar con los interés políticos.
Aunque es más que evidente que España no volverá a transmitir confianza
hasta que no resuelva el problema de su sistema financiero.
A muy bajo precio
Ahora,
es el ministro de Economía, Luis De Guindos, el que trata de vender las
excelencias del sistema financiero español del que todos desconfían
fuera de nuestro país. Caixanovagalicia y Banco Mare Nostrum llevan buscando inversores extranjeros mas de un año sin haberlo conseguido.
Caixanovagalicia
dice haberlos encontrado a cambio de que los inversores extranjeros
reciban las mismas ayudas públicas que se les ha dado a las entidades
financieras españolas que se han hecho con algunas de cajas en
dificultades, como la Castilla La Mancha y la Caja de Ahorros del
Mediterráneo. Los bancos españoles, que a través de sus aportaciones al
Fondo de Garantía de Depósitos han financiado la operaciones de
salvamento de estas entidades, se oponen a que se extiendan las ayudas a
inversores extranjeros.
Sin embargo, el Gobierno podría estar
considerando esta fórmula antes de tener que pedir ayuda a los fondos
europeos o inyectar directamente ayuda pública.
La desconfianza de los mercados exteriores es tan grande en estos momentos respecto a España, y especialmente a nuestros bancos, que sólo sería posible la llegada de inversores a un coste altísimo, con un descuento sobre el precio de valor en libros inaceptable en la situación actual ya que con muy poca aportación se quedarían con una parte importante del capital.
Aportación de dinero público
En
cualquier caso, comienza a haber un consenso entre analistas nacionales
e internacionales ante el hecho de que no será posible el saneamiento
de la banca española sin aportación de capital público. El ministerio de
Economía podría estar ya asumiéndolo y para ello trata de buscar
fórmulas en la que la aportación pública sea indirecta y pueda
transferírse en el futuro a las propias entidades financieras.
Lo
que está claro es que el tiempo apremia y la reforma del sistema
financiero español no soporta más parches. La solución es urgente,
aunque sugerir la llegada de inversores extranjeros es tratar de ganar
un tiempo que no tenemos.
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