VALENCIA.- El presidente de la Generalitat valenciana, Alberto Fabra, ha reivindicado este lunes con orgullo las señas de identidad valencianas "dentro de un conjunto como es España" y sin "competir con nadie".
Fabra, se ha expresado en estos términos durante la recepción de
la Senyera (1928) restaurada por el Instituto Valenciano de Conservación
y Restauración de Bienes Culturales (Ivacor), en un acto al que ha
asistido su directora, Carmen Pérez, representantes de Unión Valenciana --partido que custodiaba la Senyera desde hace años y que decidió donarla a la Generalitat en 2009--, así como el conseller de Gobernación, Serafín Castellano; la consellera de turismo, Cultura y Deportes, Lola Johnson, y secretario autonómico del mismo departamento, Rafael Ripoll.
El jefe del Consell ha expresado su "satisfacción" por la recuperación una bandera "tan emblemática" como esta, "símbolo que tiene una referencia incuestionable para cualquier valenciano", ya que según ha defendido, "los pueblos necesitan tener unas referencias y unas señas de identidad".
En este sentido, ha recordado que mañana martes, 9 d'Octubre, será el "gran día" de "todos los valencianos", una fecha para reafirmarse como pueblo y mostrar "con orgullo" la señas de identidad propias.
"Desde la normalidad, podemos defender nuestras señas de
identidad, dentro de un gran proyecto pero sobre todo con una identidad
clara que nos hace diferentes a los demás. No queremos competir con
nadie, queremos defender lo nuestro y que se nos conozca como somos", ha
subrayado.
Para ello, "conocer esas señas, tener un vínculo estrecho con
ellas, el saber que la fuerza de muchas personas, el sentimiento
compartido es el que nos hace más pueblo" y "tener una identidad propia
es la que nos permite mantener ese orgullo como pueblo, leal a España y
sobre todo comprometido con sus tradiciones y con sus creencias", ha
incidido.
En este sentido, Fabra ha señalado que la Senyera exige un
"compromiso" para "seguir defendiendo lo nuestro, mostrando cómo somos,
como un pueblo con muchísima historia y con un gran sentimiento
compartido por todos y que hace que los valencianos nos podamos sentir
orgullosos de lo que somos".
De este modo, ha celebrado que hoy esta Senyera vuelva a lucir "con todo su esplendor"
y ha reivindicado "esa fuerza de los valencianos que nos hace distintos
pero que a la vez es posible que dentro de un conjunto como es España
puedan haber territorios que marcando su identidad, su carácter y su
sentimiento tengan cabida en una gran nación".
"Esa es la suma de aquellos que entendemos que aportando nuestra
identidad, nuestro carácter y nuestros sentimiento podemos aportar al
conjunto de todos los españoles", ha sentenciado.
El 11 de mayo de 1927, siendo alcalde de Valencia el Marqués de
Sotelo, el Ayuntamiento acordó confeccionar una nueva Real Senyera
réplica exacta de la más antigua, que se conservaba en el consistorio
municipal para que ésta no se deteriorase más.
En 1928, el industrial Eduardo Sanchís Romero, propietario de una
fábrica de tejidos de seda en la calle Quart, realizó por encargo del
Ayuntamiento un facsímil con todo detalle y exactamente igual a la
histórica Real Senyera tejida en seda. De la misma industria salieron
dos senyeras, réplicas de esta, aparentemente iguales pero con
materiales de menos calidad. Una de ellas fue regalada por el fabricante
a Ricardo Muñoz Caballero, regidor municipal, médico y amigo personal
de Vicente Blasco Ibáñez.
Cuatro años después de la muerte del escritor en 1932 y para
cuando se trajeran a Valencia sus restos mortales, Caballero ordenó
llevar esta Senyera, ahora restaurada, hasta Menton (Francia) para que
cubriera su féretro hasta Valencia.
Tras el funeral, se sustituyó esta senyera por otra bandera
valenciana que acompañó al escritor hasta la tumba. En 1944 cuando
Caballero falleció también, la Senyera fue heredada por su nieto, el
novelista Ricardo Muñoz Puelles, que, posteriormente la donaría a Unión Valenciana
y desde entonces ha participado en diversos actos públicos, hasta que
en diciembre de 2009, este partido acordó su donación a la Generalitat.
Con toda esta historia a sus espaldas, la Senyera llegó al Ivacor en diciembre de 2011 "en muy mal estado"
con un deterioro importante del tejido, graves pérdidas de urdimbre y
trama, desgarros y lagunas, siendo la franja azul la parte "más dañada" de todas, ha recordado la directora del instituto, Carmen Pérez.
Tras un minucioso estudio de los materiales y del ligamento que
los unía, se eliminaron intervenciones anteriores, se procedió a la
limpieza de la Senyera a través de microaspiración, se alinearon las
fibras y, dada su fragilidad, se realizó una consolidación general de
toda la bandera colocando por el reverso soportes individuales de seda
para cada banda respetando la policromía de cada una de ellas.
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