La entrevista entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias que cierra la
ronda de negociaciones que ha venido manteniendo el líder socialista, al
que el Rey ha propuesto para la investidura de presidente del Gobierno,
ha terminado este viernes con frialdad a pesar del clima de cordialidad
que ha querido transmitir el líder de Podemos, que ha intentado dar a
entender, cosa que en ningún momento ha confirmado su interlocutor, que
es muy favorable a un Gobierno de progreso, entendiendo por tal, un
Gobierno del PSOE apoyado por Podemos. Conforme ha ido avanzando la
rueda de prensa de Iglesias se ha podido comprobar que el grado de
entendimiento parece que ha sido mínimo, en tanto a lo que el Comité
Federal del PSOE entiende como “líneas rojas” (celebración de un
referéndum en Cataluña y concepto plurinacional de España que, además se
maternizaría en un Ministerio encargado de esa plurinacionalidad), como
a la participación en unas negociaciones en las que también, de forma
paralela, se está hablando con Ciudadanos.
Con el último barómetro del CIS (Centro de Investigaciones
Sociológicas ) sobre la mesa, que le dan unos resultados que sitúan a
Podemos por delante del PSOE, con una subida de casi punto y medio,
debido a la bajada de esos mismos puntos de los socialistas, Iglesias se
ha presentado a la reunión crecido, en tanto Podemos, según el sondeo,
se convierte, en la auténtica alternativa a un Partido Popular, que
continúa siendo la primera fuerza política, con una escasísima subida en
el porcentaje de votos (la poca que pierde Ciudadanos), ya que el
barómetro está realizado antes del estallido del escándalo de Valencia,
de la llamada “Operación Taula”, que acaba de sumir al PP en uno de los
peores momentos políticos de estos últimos años.
En ese escenario, Pablo Iglesias se ha encontrado con fuerzas para
ofrecer, de nuevo, un Gobierno de coalición en el que él sería el
vicepresidente ( “será para mí un gran honor”, ha dicho) y, sobre todo,
para plantearle a Sánchez un ultimátum: no es posible seguir manteniendo
ningún tipo de negociación, mientras se siga negociando con Ciudadanos
que, al fin y al cabo, es la derecha. Un autentico órdago que no ha
tenido más remedio que rechazar el líder socialista porque, al fin y al
cabo, él es el que va a ser investido, y él es el que tiene que diseñar
la estrategia de una negociación verdaderamente endiablada.
Con la entrevista con el líder de Podemos, se cierran los primeros
contactos con los principales grupos políticos, con los que Sánchez
pretende formar un Gobierno que supere la investidura del Parlamento.
Tras el encuentro de este jueves con Albert Rivera, un encuentro que
según el propio líder de Ciudadanos se ha centrado en lo que coinciden
los programas electorales de los dos partidos, todas las señales que
llegan es de una cierta sintonía para un gobierno que se ocupe del paro y
la corrupción y que siga dialogando y
negociando sobre cinco ejes básicos: política fiscal, lucha contra la
corrupción, reforma de la Constitución y lucha contra el paro. “Nuestra
prioridad – ha insistido Rivera- es la lucha contra la precariedad
laboral”.
Es decir, que parece haber en
entendimiento casi total entre Sánchez y
Rivera. Entendimiento que, con toda seguridad, se consolidará con las
conversaciones que se iniciarán entre la delegación de Ciudadanos
(Girauta, Villegas y Luis Garicano) y la del PSOE, una delegación muy
cercana a los postulados de Rivera, de la entera confianza de Pedro
Sánchez, y que no levanta ningún tipo de suspicacias entre los críticos
del PSOE. Entre los miembros de esa comisión negociadora, recibida por
Ciudadanos con alivio y Podemos con una cierta desconfianza, se
encuentran personajes socialistas que han participado en negociaciones
muy complicadas, que tienen experiencia de Gobierno y conocimiento de la
Administración. Solamente hay que poner el foco en José Enrique
Serrano, un hombre que conoce muy bien Moncloa, que participó en el
último traspaso de poderes del PSOE al PP y que ha dirigido el gabinete
de dos presidentes del Gobierno Felipe González y Rodríguez Zapatero y
que está en el secreto de muchas negociaciones delicadas.
Una vez terminada esta primera ronda de contactos del candidato
socialista, la realidad es que la situación, que sigue siendo difícil y
complicada, se ha desbloqueado, que ha sido Sanchez el que ha llevado la
iniciativa y que por los pocos datos que trascienden la primera
intención del candidato seria la formación de un Gobierno
PSOE-Ciudadanos, con la abstención del Partido Popular, una labor de la
que se encargaría, después de la entrevista que Sánchez tenga con el
presidente en funciones, Mariano Rajoy . En su comparecencia ante la
prensa este jueves, Rivera ha pedido “altura de miras” a Mariano Rajoy
para que explore con PSOE y Ciudadanos un acuerdo. “España espera que
dialoguemos y se llegue a pactos para las reformas. Las posiciones
maximalistas y enrocadas fracasarán”. Ese acuerdo pasaría `por una
abstención del PP, a lo que se ha negado tajantemente Rajoy, a pesar de
que es consciente de que el malestar va en aumento porque se ha perdido
la iniciativa y porque solo se está apostando a que se estrelle Sánchez,
para pedir él su oportunidad.
Según fuentes conocedoras de la negociación, ha sido el deterioro de
la situación catalana y el comportamiento del presidente de la
Generalitat Puigdemont que ha dado la luz verde para el inicio de la
desconexión con España, lo que ha acelerado ese primer acercamiento del
PSOE y Ciudadanos. puesto en marcha, como habían prometido En este
sentido Junts pel Sí y la CUP han iniciado los trámites en el Parlamento
catalán para crear las tres leyes de “desconexión” con el Estado
(Transitoriedad Jurídica, Hacienda Pública y Seguridad Social),
previstas ella declaración independentista del 9 de noviembre, que fue
que fue suspendida por el Constitucional. Ambos grupos han registrado ya
las peticiones dirigidas a la Mesa del Parlament para la constitución
de las tres ponencias conjuntas para la elaboración de una proposición
de ley integral de protección social catalana, una proposición de ley de
régimen jurídico catalán y una proposición de ley de la administración
tributaria catalana. Los tres pilares sobre los que se basarán la futura
“República catalana”.
(*) Periodista
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