VALENCIA.- El 83,2% del empleo de las empresas
familiares en la Comunitat Valenciana dedicadas al comercio se concentra
en compañías en posiciones "altamente competitivas", lo que les puede
permitir afrontar con "gran solidez" situaciones de dificultad como la
crisis provocada por la Covid-19.
Los datos los recoge la última clave del 'Observatorio sobre
Gobierno, Estrategia y Competitividad de las Empresas (GECE)', impulsado
por Bankia y el Ivie, que realiza un análisis comparado por sectores de
la contribución de las empresas familiares al empleo y al valor
añadido.
Según este estudio, el porcentaje de empresas que tienen una buena
posición competitiva se sitúa en el 50,8% para el sector del comercio y
en el 49% en la industria manufacturera. Estas son las empresas que se
clasifican como "empresas sólidas o superiores" en el índice de
competitividad GECE y que sitúan el nivel de competitividad de las
empresas familiares valencianas en una posición próxima al promedio
nacional.
En otros sectores, la posición competitiva de las empresas
familiares valencianas resulta también más adecuada para afrontar los
desafíos a los que se enfrentarán en los próximos meses o años.
En concreto, las empresas familiares valencianas de los sectores
de educación, sanidad, el sector financiero y hostelería se caracterizan
por unos niveles de competitividad elevados, con más del 50% de las
compañías en el grupo de las "superiores o sólidas".
En educación y sanidad, además, estas empresas de alta
competitividad acumulan porcentajes muy altos de empleo (por encima del
68%) y valor añadido generado (superior al 76%). Esto posiciona a este
conjunto de empresas familiares y a sus empleados en una buena posición
para afrontar los periodos más difíciles, pero el impacto de la crisis
actual les afectará con niveles de intensidad muy diferentes.
A pesar de su buena salud, el impacto de la pandemia en la
hostelería será "especialmente dañino", aunque, por otro lado, se trata
de un sector con un peso relativo bajo entre las empresas familiares.
Frente a estos sectores, el de la construcción y el de información
y comunicaciones cuentan con porcentajes más bajos de empresas entre
los grupos de competitividad superior (23,2% y 20,7%, respectivamente), y
con una menor proporción de empleo generado por estas.
Sin embargo, el impacto de la crisis del Covid-19, probablemente,
afecte de un modo totalmente diferente a unas y otras. Mientras que el
impacto en la construcción se prevé muy negativo por un previsible
enfriamiento del mercado, el de las comunicaciones se encontrará con una
fase fuertemente expansiva que abrirá oportunidades para el crecimiento
y la mejora competitiva.
Estas son las principales conclusiones del documento Clave 6,
elaborado por el Observatorio GECE, cuyos datos complementan los
resultados del informe 5, titulado 'Competitividad empresarial: análisis
geográfico y sectorial', publicado también por el Observatorio GECE.
El informe profundiza en el análisis sectorial para el caso de las
empresas de la Comunitat Valenciana y ofrece, además, un análisis
comparativo por comunidades autónomas.
En este sentido, la estructura de niveles de competitividad,
contribución al empleo y peso de los sectores con alta intensidad
tecnológica o de conocimiento sitúa a Navarra y País Vasco como las
comunidades autónomas que gozan de unas condiciones más sólidas para
enfrentarse a etapas complicadas desde un punto de vista económico.
Por otro lado, las economías de las comunidades insulares
(Canarias y Baleares) destacan por disponer de un porcentaje
considerable de empresas con buen nivel competitivo y mucho peso
relativo en cuanto al empleo y valor añadido generado, pero con niveles
de intensidad tecnológica y de conocimiento mucho más rezagadas. Además,
el elevado peso del turismo y la hostelería en estas regiones supone un
hándicap importante en tanto que serán sectores cuya recuperación ante
el impacto del COVID-19 requerirá más tiempo y esfuerzo.
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