Esta pieza, uno de los mantos históricos de la también llamada 'Geperudeta', es conocido como el 'Manto del Año Mariano Universal' o 'El manto de las 100.000 perlas'.
Los resultados de su recuperación se han dado a conocer este jueves en una rueda de prensa en la que han participado el rector de la Basílica de la Virgen de los Desamparados, Melchor Seguí; el responsable del equipo restaurador, el artesano de Málaga, Sebastián Marchante, y el artista Pedro Arrúe. A la comparecencia ha asistido también la Camarera de la Virgen y presidenta de la Corte de Honor de la patrona de los valencianos, Dolores Alfonso.
La presentación se ha llevado a cabo en el Camarín de la Virgen de los Desamparados ubicado en su Basílica, en la ciudad de Valencia, y coincidiendo con la semana en la que se celebra la festividad.
"Tras esta restauración, el manto del 'Año Mariano Universal' luce su esplendor original", ha indicado Seguí, que ha señalado que esta pieza "de extraordinario valor artístico y sentimental" fue "ofrecida por el pueblo a la patrona".
"Fue
costeado por todo el pueblo valenciano", ha destacado.
Asimismo, ha comentado que esta prenda, que forma parte del "patrimonio"
en torno la 'Geperudeta', lo portará la imagen este año en la procesión
general que se celebra en su honor. Además, ha concretado que también
se mostrará en el Museo Mariano y lo vestirá la imagen original de la
Virgen "cuando se crea conveniente".
"Lo importante es que se ha
recuperado patrimonio", ha añadido Melchor Seguí.
El
sacerdote ha explicado que este manto de 1954 ya fue restaurado hace
años pero en un proceso que "no tuvo buen resultado", por lo que ha sido
necesario someterlo de nuevo a otra revisión cumpliendo con "el
objetivo de la Basílica de mantener todo el patrimonio de la Virgen".
Tanto Seguí como Marchante han señalado que la primera intervención
que se hizo sobre la pieza, en la que participó la Diputación de
Valencia y a la que han agradecido su "generosidad", se hizo pensando
más en un ejemplar para guardar en una vitrina que en uno de uso como
este.
Pedro Arrúe ha manifestado que en
1954, con motivo del Año Mariano Universal se invitó a los valencianos a
participar en la confección "de un manto digno" y ha comentado que la
gente contribuyó con donativos y con joyas, como perlas, "unas piezas de
tradición valenciana".
Igualmente, ha manifestado que el paso
de los años y el espacio donde se encontraba el manto, con focos y poco
oxígeno, ha hecho que llegara a estar "extremadamente deteriorado", así
como la humedad a la que estuvo sometido en otros puntos donde se
guardó durante unas obras como el Convento de la Puridad. Ha coincidido
en señalar que la restauración inicial a la que fue sometido tuvo
"resultados funestos", dado que se hubiera requerido la atención de
restaurados especializados en vestimenta.
Arrúe ha agregado
que a partir de la iniciativa de la Camarera de la Virgen y de la Corte
de Honor y también del "esplendoroso" resultado de la restauración del
manto del centenario, se decidió actuar de nuevo sobre el de 1954.
Sebastián Marchante, encargado de la revisión actual, ha agradecido
la "confianza" puesta en su equipo para llevar a cabo esta intervención
que "desde el primer momento" asumió como "un gran reto". Así, ha
apuntado que no solo había que hacer una "restauración científica", para
dejar la pieza en una vitrina, sino una que contemplara que es un
elemento de uso.
"Desde el primer momento abordamos el
trabajo para enriquecer y recuperar una pieza que pertenece a la
Virgen", ha dicho, al tiempo que ha destacado que se ha trabajado en
"devolverle su esplendor" y buscando "el color original de la pieza, un
azul" que había pasado a ser tierra o gris.
Igualmente, este profesional ha señalado que se buscó un taller
valenciano "capaz de recuperar ese color celeste inmaculado que tuvo en
su momento" la pieza y confeccionar la tela --que se había rajado y
abierto con el tiempo-- con ese color, el de José Bartual. Además, ha
resaltado la labor para desmontar y montar de nuevo el manto y recuperar
elementos como las cerca de 6.000 perlas perdidas, que se habían
sustituido por "parches".
Sebastián Marchante ha dicho que
estos han sido difíciles de quitar y que se habían hecho con lentejuelas
o cristales pegados que ahora han sido remplazados por "perlas
similares a las originales".
"La principal intención ha sido que no se
notara la mano nuestra", ha remarcado, tras lo que ha subrayado que la
restauración se ha prolongado durante ocho meses y que en ella han
participado ocho personas.
"Estoy muy feliz por el
resultado", ha afirmado, además de confiar en que el manto rehabilitado
tenga "muchos años de vida". Ha añadido que en esta ocasión se ha
repartido también el peso de la pieza para que no se acumulara en los
hombros.
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