En este contexto, la estrategia de captación y fidelización del cliente europeo pasará por una creciente sofisticación de la gama de productos financieros, una ampliación de la oferta de productos no financieros, un mayor uso de personal especializado y la potenciación de canales a distancia multilingües.
En concreto, la caída de la demanda extranjera de vivienda está provocando una desaceleración de la actividad bancaria asociada a clientes europeos, cuyo número se multiplicó por más de dos a lo largo de los últimos cinco años, cerrando el ejercicio 2007 con una cifra de 1,8 millones de personas.
No obstante, tras registrar crecimientos del 17,2% en 2005 y 13,3% en 2006, dicha magnitud experimentó una notable desaceleración en el año 2007, cuando creció un 5,9%.
La caída de la demanda extranjera de vivienda constituye el principal factor explicativo de esta tendencia, que se ha agudizado a lo largo de 2008, en un contexto de crisis financiera internacional, pérdida de confianza de los inversores, incremento de los tipos de interés, aumento de la morosidad y restricciones de crédito.
Por países de origen, los británicos constituyen los principales clientes europeos de la banca española, al representar en torno al 49% de la cartera total, situándose a continuación los alemanes, con una participación del 16%, italianos (11%) y franceses (9%).
Las principales provincias en términos de concentración de extranjeros europeos originarios de Europa Occidental son Alicante, Málaga, Baleares, Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas y Murcia. En dichas provincias se ubicaban conjuntamente en 2007 un total de 7.103 oficinas de entidades de depósito, representando el 15,8% de la red total, frente al porcentaje del 14,7% registrado en 2003.
Teniendo en cuenta las seis provincias mencionadas, Alicante es la que cuenta con una red de oficinas más amplia, con algo más de 1.700 en 2007, seguida de Málaga y Murcia, ambas con más de 1.300 oficinas.
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