Decía Juan José Rosón, ex ministro
del Interior en gobiernos de la UCD, que todos los días hay un tonto en
España que protagoniza la vida pública, con o sin conocimiento de los
ciudadanos. Ayer, ese tonto pudo ser un tal José Ciscar Bolufer,
de Moraira, abogado urbanista y político tierno que, por prematuro y sin
formar todavía, arrojó a su viejo país al abismo de los implacables
mercados y de la sensible Bolsa, haciendo público a destiempo que una de
las tres regiones más ricas de España y de la Unión Europea, la
Comunidad Valenciana, estaba oficialmente en quiebra y necesitaba con
urgencia ser rescatada por el Estado.
Indudablemente fue el gran protagonista de la jornada para la clase política afincada en Madrid y la pesadilla de Génova 13 con la que ya venía cayendo. Ha podido acabar de un tajo con Rajoy ahora que tanto e insistentemente se le cuestiona desde las finanzas medias, la milicia, su partido, las Cortes y sus propios medios de comunicación. Un peligro suelto, pues, este Císcar, de Moraira.
Indudablemente fue el gran protagonista de la jornada para la clase política afincada en Madrid y la pesadilla de Génova 13 con la que ya venía cayendo. Ha podido acabar de un tajo con Rajoy ahora que tanto e insistentemente se le cuestiona desde las finanzas medias, la milicia, su partido, las Cortes y sus propios medios de comunicación. Un peligro suelto, pues, este Císcar, de Moraira.
La ignorancia política supina
de este ex alcalde independiente de Teulada, ex delegado de la
Generalitat en Alicante, ex conseller de Educación y, ahora,
vicepresidente y, nada menos, que portavoz de la Generalitat Valenciana
con Alberto Fabra, obliga a su cese por demostrar la suficiente
incapacidad como para ocupar cualquier cargo público con algo de
trascendencia; ni siquiera el de asesor aúlico de Fabra para temas
alicantinos porque estoy absolutamente seguro de que no tiene, por
advenedizo e ignorante de la comunicación pública, ninguna de las claves
de esta provincia desde ese remoto lugar donde nació, Moraira, caserío
del pequeño pueblo de Teulada, y sin relación alguna con los grupos de
poder que se reparten de Benidorm hacia abajo casi comarca por comarca.
Le falta pedigrí aunque domine su lengua vernácula, y relaciones
sociales de tiempo.
Desde esas latitudes tan aisladas y, cerradas culturalmente
al exterior, yo no me creo que la información estratégica que Fabra
necesita saber sobre la provincia de Alicante sea la correcta y la
adecuada y, mucho menos, si se la proporciona, de tercera mano e
interesada en origen, un sujeto tan osado e inconsistente como éste otro
Císcar de derechas y de irrupción relativamente reciente en la política
autonómica. La consecuencia, aún por ver a medio plazo, es seguramente
que también se ha llevado políticamente por delante a Fabra, quien
enseguida tuvo que salir al quite sin saber que en estas situaciones la
contradicción significa echar más gasolina a la hoguera de la sorpresa.
Porque conocimientos elementales de comunicación corporativa ya se ve
que ninguno de los dos tiene, ya que lo del ladrillo no los proporciona
ni de forma infusa. Así que Císcar de portavoz del Consell, res de res.
La
moraleja de la situación se puede resumir en que no podemos tener
políticos tan paletos y pueblerinos por el riesgo añadido que supone su
falta de perspectiva global de la situación. Estoy seguro que Madrid
para un señor de Moraira está mental y culturalmente tan lejos como
Nueva York y apuesto que el señor Císcar, aparte de no hacer pié fuera
de su pueblo o algo más allá, se pierde si lo dejas en cualquier calle
de la capital del Estado autonómico. No digamos ya Bruselas, obligado
referente más que nunca en estos momentos de penuria y mendicidad a que
estamos obligados los arruinados españoles por ese urbanismo al que se
ha dedicado profesionalmente el señor Císcar y, en menor medida, también
el señor Fabra en su calidad de aparejador.
En
estos momentos los partidos necesitan otro tipo de cantera, más
universal y no tan reduccionista, que sepa inglés, lea a diario por
internet la prensa internacional de referencia y tenga un mínimo
pensamiento estratégico para poder circular en esta coyuntura sin
provocar daños colaterales
por desconocimiento. Éste Císcar no parece reunir ese mínimo de
requisitos indispensables para ocupar la segunda magistratura de una
región tan clave como es la Comunidad Valenciana y el resultado no ha
podido ser peor a la primera ocasión.
Yo espero que presente su dimisión en las próximas horas y que se la acepte de inmediato el presidente de la Generalitat porque este es de los tipos que, como alcalde de Teulada puede pasar, pero demuestra que de Moraira nunca debió salir hacia las estancias del Palau... tras tornarse a la primera en un verdadero peligro público. Y allí debe volver cuanto antes a intentar ganarse la vida de otra manera, quizá aplicando aquella controvertida ley urbanística valenciana, que tanto rédito le dió antes de entrar en política.
Yo espero que presente su dimisión en las próximas horas y que se la acepte de inmediato el presidente de la Generalitat porque este es de los tipos que, como alcalde de Teulada puede pasar, pero demuestra que de Moraira nunca debió salir hacia las estancias del Palau... tras tornarse a la primera en un verdadero peligro público. Y allí debe volver cuanto antes a intentar ganarse la vida de otra manera, quizá aplicando aquella controvertida ley urbanística valenciana, que tanto rédito le dió antes de entrar en política.
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