El profesor José Luis García Delgado efectúa
en El País del día 13 de noviembre, en nombre del Círculo Cívico de
Opinión, un nuevo llamamiento por un compromiso de regeneración
democrática, de los que ya hay infinitos en los últimos años.
Propuestas
muy juiciosas, como en casi todos los casos. Esta vez con un programa
de cuatro medidas urgentes: de tolerancia cero contra la corrupción, por
una ética de estricta austeridad en el manejo de fondos públicos,
revisión de la ley de partidos políticos, y finalmente, revisión de la
ley electoral.
Pero claro, los que
tiene que tomar tales medidas son las élites públicas que dice el autor
del llamamiento. Y tales élites, que son los partidos políticos no
parece que estén por la labor, digo yo.
Por
más llamamientos que les hagamos y por más compromisos que firmen, no
parecen dispuestos a perder la situación de privilegio de la que
disfrutan.
Es más, incluso compañeros
de García Delgado, como el profesor Santiago Muñoz Machado han declarado
que "Los partidos políticos se han apoderado del aparato del Estado
hasta la extenuación", en provecho propio, claro y obtenido el botín.
El
profesor Alejandro Nieto afirma que existe un pacto de Estado de los
partidos políticos, no contra la corrupción, sino un pacto político para
tolerarla, silenciarla y fomentarla. Necesitan de la corrupción para
financiarse.
¿Alguien piensa que se van
a hacer el harakiri como ha propuesto el profesor Muñoz Machado,
mientras puedan seguir obteniendo su botín?
Sólo
nos queda seguir el ejemplo de Jesús, quien, según nos cuentan los
evangelistas, estaba también tan indignado con los mercaderes del
Templo, que formó un látigo con varias cuerdas y a golpes hizo salir el
ganado del Templo de Jerusalén y tiró las mesas de los cambistas,
haciendo caer las monedas por el suelo.
Ahora también se trata de echar a los mercaderes de los templos de nuestra democracia.
Que nos nos tiemble el pulso.
(*) Interventor de Administración Local
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