El candidato socialista a la Presidencia del Gobierno Pedro Sánchez,
ha citado al presidente del Gobierno en funciones Mariano Rajoy, para el
próximo miércoles 20 de Enero, en el Congreso de los Diputados, el
lugar donde está celebrando todas las reuniones con los representantes
de los grupos políticos para conseguir la investidura que tiene previsto
que se celebre a finales de Febrero o principios de Marzo.
Ésta sería, en caso de ser aceptada por Rajoy, algo que se ha
producido en la misma mañana de este lunes por boca del portavoz de
comunicación del PP, el vicesecretario de comunicación Pablo Crespo, la
primera entrevista que el líder socialista mantiene con el Presidente
del Gobierno desde el 23 De Diciembre, cuando fue convocado a una
reunión en el Palacio de la Moncloa, en la que, según fuentes de la
Presidencia del Gobierno, el líder socialista se negó a hablar de nada,
limitándose a repetir que no había ninguna posibilidad de acuerdo para
su proyecto de Gran Coalición entre el PP, PSOE y Ciudadanos. Cómo sería
la entrevista, que Sánchez rechazó, incluso, tomar nada, ni siquiera
agua. Hubo que prolongar, artificialmente, la reunión hasta quince
minutos, para no dar la sensación de que se había producido una ruptura
total de relaciones entre los dos. Posteriormente, y después de aceptar
una invitación a un almuerzo en el Palacio de la Moncloa, el día 13 de
Enero, Sánchez lo suspendió el mismo día, horas antes de la cita, por
“problemas de agenda”.
Desde entonces, uno y otro iniciaron una guerra de declaraciones,
acusaciones, y contra declaraciones que fueron en aumento a partir de la
negativa de Rajoy de ir a la investidura cuando se lo propuso el Jefe
del Estado, declinando la oferta y dejando al propio Rey en una
situación incómoda, situación que ha repercutido en las relaciones entre
Moncloa y Zarzuela, máxime cuando se produjeron determinadas presiones
hace dos semanas, cuando llegaron a Zarzuela, insistentes mensajes de
que se abriese un periodo de reflexión, antes de dar el paso de encargar
la investidura a Pedro Sánchez.
En esa investidura de Sánchez, Albert Rivera intenta hacer de
intermediario con el PP, como lo hizo en el nombramiento de Patxi López,
como presidente del Congreso de los Diputados, para conseguir la misión
imposible de una abstención, algo a lo que se ha negado repetidamente
Mariano Rajoy, empleando el mismo lenguaje de Sánchez durante las
últimas semanas: “No, no, y no”. La respuesta que ha dado el Presidente
del Gobierno por boca de Pablo Crespo, es que aceptará reunirse con el
líder socialista, entre otras cosas por respeto a los votantes del PSOE.
“En el PP siempre estamos dispuestos a hablar con todo el mundo.
Nosotros ya hemos dicho que era muy positivo que las fuerzas con las que
compartimos principios y puntos en común pudieran tener una
interlocución, una interlocución que ha sido rechazada reiteradamente
desde el 23 de diciembre”, ha dicho Crespo que no ha podido confirmar si
el encuentro se celebrará el miércoles, y si el lugar de la reunión
será en el Congreso de los Diputados.
Con esa entrevista, Mariano Rajoy, superado por los acontecimientos,
especialmente por los graves sucesos de Valencia en los que aparecen
imputados numerosos dirigentes, asesores, ediles, concejales y diputados
autonómicos del partido a nivel local, provincial, regional y
autonómico, quiere tomar la iniciativa en unos momentos que ya, según,
muchos dirigentes populares, es demasiado tarde. Ha sido Sánchez el que
ha tomado la iniciativa, mientras el Presidente en funciones, quedaba
paralizado. Paralizado y equivocado, iniciando públicamente una defensa
de la alcaldesa Rita Barberá, presentada por la propia Cospedal como un
“icono” del partido o como política de referencia por la vicepresidenta
Soraya Sáenz de Santamaría. La defensa de Rajoy de Barberá (siempre le
pasa lo mismo) ha supuesto para él un duro golpe ya que la que ha sido
Alcaldesa de Valencia durante 24 años, puesta de ejemplo por todos los
dirigentes nacionales del PP, se niega ahora dar la cara como le pide el
Presidente del Gobierno
Pero sorprendentemente, a estas alturas el partido por boca de Pablo
Crespo que le ha exigido que dé la cara no ha dado el paso que piden
muchos militantes y dirigentes del partido: que dimita de senadora para
que, deje de estar aforada y el juez que lleva el caso en Valencia pueda
proseguir las investigaciones que ahora no puede porque tropieza con el
Tribunal Supremo. El portavoz popular solo le ha pedido que renuncie a
presidir la Comisión Constitucional del Senado. Este Martes se empieza a
constituir las comisiones en el Senado. Lo que no ha pedido ni Crespo
ni Rajoy lo que sería lo más lógico, dadas las dimensiones que ha
provocado el escándalo: la dimisión no de la Comisión Constitucional,
sino del Senado, asumiendo las responsabilidades políticas de haber
controlado una caja B para la financiación ilegal del partido.
(*) Periodista
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