VALENCIA.- «Si podemos parar el puerto de Barcelona sería brutal: los chinos se cabrearían». La consigna de la líder de los Comités de Defensa de la República
-difundida a través de redes sociales y grupos de mensajería- ponía en
el punto de mira de los sabotajes alentados por los independentistas a
una infraestructura clave para el tejido económico catalán pero que en la última década ha perdido su supremacía como principal puerto de España.
En el año 2006, el puerto de Barcelona cerró el ejercicio con un tráfico 47,6 millones de toneladas. Fue la última vez que superó a Valencia, su principal competidor históricamente, que en 2007 le arrebató el liderazgo del comercio marítimo español (53,5 millones de toneladas frente a las 51 de Barcelona).
Diez años más tarde, la brecha a favor de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV)
se ha disparado hasta los doce millones de toneladas. De acuerdo con
las estadísticas oficiales de Puertos del Estado, Valencia alcanzó en
2017 un tráfico de 73,5 millones de toneladas frente a las 61,4 de
Barcelona.
Aunque en cifras absolutas Algeciras es el puerto que más toneladas mueve en España
(101,4 millones el pasado año), el grueso de su tráfico son mercancías
en tránsito (buques que hacen escala pero no cargan y descargan en sus
instalaciones).
Por ello, la pugna por la supremacía del comercio marítimo se
dirime entre Valencia y Barcelona, donde el primero de los enclaves
también ha disparado la distancia en el tráfico de contenedores,
considerado uno de los parámetros básicos para medir la actividad
portuaria. Así, Valencia mueve al año 4,8 millones de contenedores (el
objetivo a corto plazo pasa por alcanzar los cinco), mientras Barcelona
ha quedado con tres millones rezagada. Hace diez años ambos puertos
alcanzaban registros similares.
Los audios de los CDR hacían referencia al «enfado de los chinos» y a la posibilidad de «dejar sin avituallamiento a las islas Baleares».
En estos segmento, Valencia también le ha ganado la batalla comercial a
Barcelona y se sitúa como principal puerto referencia para las
mercancías asiáticas que llegan a España, al igual que el tráfico
regular con el archipiélado, excepto con la isla de Menorca.
De hecho, China se ha convertido en el principal socio comercial del puerto de Valencia
con 6,97 millones de toneladas y un crecimiento del tres por ciento el
pasado año. Solo España, con 8,66 millones de toneladas, supera al
gigante asiático en la canalización de mercancías a través de las
instalaciones valencianas.
En el acumulado de los dos primeros meses del año en curso (última estadística oficial disponible),
la tendencia se mantiene. Así, Valencia suma un tráfico de 11,2
millones de toneladas frente a las 10,7 del puerto de Barcelona.
El
puerto de Valencia constituye uno de los principales exponentes del
despege económico de la región, en contraste con Cataluña, y es uno de
los principales asideros para que la ciudad del Turia dispute a Barcelona la «capitalidad» del Mediterráneo español.
De
hecho, la Comunidad Valenciana ha rentabilizado con creces los efectos
perniciosos del desafío soberanista sobre la economía de Cataluña. El pulso independentista se ha solapado con el resurgimiento de una región que resultó especialmente damnificada por la crisis pero que ha logrado recuperar los niveles anteriores a 2008.
La inversión productiva extranjera experimentó en 2017 un ascenso del 585%
respecto al ejercicio anterior, hasta los 1.158 millones, lo que supone
el mejor dato de la última década. En el mismo periodo, la inversión en
Cataluña retrocedió un 40%.
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