¿Y qué características pueden tener esas plantas originarias del Viejo Continente, tras siglos de experimentación con un alimento con tantos híbridos y mejoras? «La arquitectura de los sistemas de bienes para una mayor eficiencia en el uso de agua y el nutrientes», según resume esta Universidad.
El proyecto (ROOT4UE) cuenta con financiación europea de los Fondos Next Generation y colaboran científicos de la Universitat Politècnica de Valencia (UPV), en un equipo liderado por el profesor del campus de Elche, José Manuel Pérez Pérez.
Uno de los objetivos es tener plantas de tomate cuyas raíces se hundan más en el agua y, en consecuencia, necesiten menos riego, algo crucial si se mira el futuro desde el punto de vista climatológico.
De ahí su interés por las “líneas de tomate”. salvaje y variedades de cultivos ancestrales que representan biodiversidad de esta especie en sus centros de origen y domesticación, Sudamerica y Centroamérica».
De momento, investigadores de la UMH han confirmado la diferente respuesta de enraizamiento de tres variedades comerciales ante la sequía, salinidad y falta de nutrientes. Se están probando a gran escala con una selección de genotipos pertenecientes a diferentes colecciones de germoplasma, como Varitome o Traditom.
“Su objetivo es encontrar la combinación ideal de características de las raíces que puedan utilizarse como rizoma o como base para el desarrollo de nuevas variedades resistentes a diferentes condiciones de estrés”, detallan.
Además de la viabilidad económica para los productores, también está en juego su validez ecológica. «En los últimos 60 años, la agricultura industrial se ha basado en sistemas altamente productivos en los que se ha priorizado la rentabilidad por unidad de superficie sobre la sostenibilidad medioambiental”, subrayan desde la UMH.
Por lo tanto, promover “cultivos más eficientes en el uso de recursos hídricos y nutrientes es una estrategia de vanguardia para reducir el impacto económico, ambiental y social del cambio climático en el sector agrario español”, añaden.
De hecho, esta investigación contribuye a los objetivos de desarrollo sostenible 12 (Producción y Consumo Responsables) y 13 (Acción por el Clima).
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