jueves, 22 de enero de 2009

García-Gasco hace un llamamiento a los fieles para mantener la "libertad y fortaleza"

VALENCIA.- El cardenal Agustín García-Gasco hizo hoy un llamamiento a los fieles valencianos para mantener la "libertad y fortaleza" de San Vicente Mártir, patrón de la archidiócesis valentina cuya fiesta se conmemora hoy, según informaron en un comunicado fuentes del Arzobispado de Valencia.

Se pronunció de este modo durante su homilía en la solemne misa que presidió en la Catedral de Valencia con motivo de la fiesta litúrgica de San Vicente Mártir.

García-Gasco aseguró que "siguiendo el ejemplo del patrón de Valencia, la Iglesia sólo pretende libertad para ejercer su misión evangelizadora y religiosa". Sin embargo, lamentó que "esta libertad es cada vez menos reconocida en España" y señaló que "sobre ella se ciernen oscuras amenazas".

Ante esta situación, el purpurado invitó a "seguir trabajando, desde la propia autonomía y las respectivas competencias, para lograr la promoción integral de las personas, que son ciudadanos de la nación y, la gran mayoría de ellos, hijos de la Iglesia Católica", destacó.

La sociedad española, "en virtud de la libertad religiosa de los ciudadanos, tiene un marcado sentido cristiano", manifestó el cardenal, que añadió que "negar ese dato de la realidad sólo es posible desde la obsesión por rechazar todo lo cristiano".

Agustín García-Gasco comentó que "la libertad es un poder dado por Dios a los hombres y no es una concesión del Estado o de alguna autoridad humana". Así, sostuvo que la autoridad civil "no tiene un poder omnímodo" y apuntó que "las leyes injustas y las medidas contrarias al orden moral no obligan en conciencia".

Además, abogó por la "sana laicidad", que permite a todos "participar cada vez más activamente en la vida de la sociedad, respetando las competencias de cada uno", dijo. En este sentido, afirmó que cómo "en la historia de Valencia, impresionan las innumerables obras de caridad que la Iglesia, con grandes sacrificios, ha puesto en marcha para aliviar todo tipo de sufrimientos".

El cardenal consideró "legítima una sana laicidad del Estado, en virtud de la cual las realidades temporales se rigen según sus normas propias, pero sin excluir las referencias éticas que tienen su fundamento último en la religión", explicó, tras lo que evocó tanto la Constitución española de 1978 como los Acuerdos entre la Santa Sede y el Estado español. "España está unida por vínculos vigorosos a la fe católica, y sería gravemente dañoso intentar debilitar y romper esos lazos fecundos", destacó.

"Que Valencia conserve celosamente la herencia cristiana de la que forma parte su historia", dijo, a la vez que aseveró que le "complace asegurar a todos que la Iglesia desea mantener y promover un espíritu cordial de colaboración y entendimiento, al servicio del crecimiento espiritual y moral de la sociedad civil".

Aseguró que su "deseo es que el pueblo valenciano, en la memoria del santo mártir Vicente, reafirme la herencia cristiana que forma parte de su historia, y que la conserve celosamente y haga que continúe produciendo frutos en el futuro".

Asimismo, en su homilía aseveró que "ante el creciente laicismo, que pretende reducir la vida religiosa de los ciudadanos a la esfera privada, la Iglesia sabe muy bien que el mensaje cristiano refuerza e ilumina los principios básicos de toda convivencia" y, además, "es fuente de progreso y de libertad". Igualmente, defendió "el valor irrenunciable del matrimonio y de la familia, que no se puede equiparar ni confundir con otras formas de convivencia", dijo. Defendió también el papel de la familia.

El purpurado se refirió al final de su ministerio episcopal en la archidiócesis de Valencia, después de 16 años de pontificado, al haber aceptado el Papa su renuncia por jubilación. Indicó que "no pocas preocupaciones acompañan este final de mi servicio pastoral en la noble sede valentina". Entre ellas, señaló "la defensa de la vida humana desde su concepción hasta su fin natural" y animó a "trabajar más para difundir una cultura de aprecio profundo al valor de la vida".

Las cifras del aborto "son una vergüenza para la sociedad valenciana", manifestó, al tiempo que sostuvo que la "reforma para ampliar el aborto es signo de la cultura de la muerte que pretende dominarlo todo". De igual modo, citó, entre sus preocupaciones la educación y expresó su deseo de que "respetando la competencia del Estado para promulgar las normas generales sobre la educación, se respete también la conciencia de los alumnos y el derecho de los padres a una libre elección educativa".

A este respecto, lamentó que "en lugar de avanzar, retrocedemos" y criticó que "se impone el estatalismo y la manipulación de las conciencias en las escuelas". Por ello, invitó a "fomentar el respeto a la verdad, la voluntad de favorecer el bien general, la defensa de la libertad, la justicia y la convivencia, en el marco del Estado de Derecho".

Al final de su homilía, el cardenal expresó sus "mejores deseos para los responsables de la vida pública valenciana" y destacó que "son valiosos los esfuerzos de los políticos, pero también los de tantas instituciones civiles y religiosas, universidades y asociaciones, orientados a fomentar una cultura de participación en la sociedad española". Felicitó también, a la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir, que hoy celebra su patrón.

En la solemne misa celebrada con motivo de la fiesta de San Vicente Mártir en Valencia, el cardenal García-Gasco concelebró con sus tres obispos auxiliares, monseñores Esteban Escudero, Salvador Giménez y Enrique Benavent, además de con el Cabildo Metropolitano de la Catedral.

Cientos de personas llenaron la Catedral durante la ceremonia, en la que participaron, entre otras personalidades, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y su equipo de gobierno; el vicepresidente social de la Generalitat, Juan Cotino, las autoridades militares de Valencia y el rector de la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir, José Alfredo Peris, indicaron las mismas fuentes.

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