ALICANTE.- El ex ministro de Economía con los gobiernos de Aznar y ex director del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato, ha recibido el encargo de mediar ante las administraciones regionales para facilitar la fusión de Caja Mediterráneo y Cajamurcia y posteriormente hacerse con Caja Castilla-La Mancha y la balear Sa Nostra, según publica 'EPI'.
Los presidentes de la entidad murciana y de la caja con sede en Alicante todavía no han mantenido contactos oficiales, aunque sí informales sobre la posibilidad de integrarse.
Desde Cajamurcia se negaba esta operación, igual que de manera oficial lo hacía la CAM. "Somos conscientes de que somos una novia deseada y con buena dote, de ahí que ya nos hayan emparejado con varias entidades por nuestros niveles de eficiencia y rentabilidad, pero no es una operación contemplada actualmente", aseguraron fuentes de la entidad murciana al ser consultada acerca de la posible fusión.
En la pretensión de la CAM figura la instauración de sedes compartidas (la matriz para Alicante, el holding para Murcia) y estaría presidida por el actual mandatario de la institución murciana, Carlos Egea.
Precisamente en el enclave donde se sitúe la sede social reside el principal escollo en cualquier operación de este tipo, puesto que el lugar donde se encuentre determina de qué gobierno depende. Por lo tanto, si la matriz se quedara en Alicante, la caja murciana pasaría a ser 'gobernada' por las leyes valencianas, lo que supondría el mayor impedimento para alcanzar el acuerdo.
El ex ministro de Economía, Rodrigo Rato, ha sido propuesto como mediador para que la operación no se vea truncada por un posible veto de los gobiernos autonómicos implicados.
En una operación auspiciada por la CAM, el objetivo es la consecución de un gran grupo financiero con suficiente solvencia para seguir creciendo y con el objetivo a medio plazo de hacerse con CCM, que saldrá a subasta tras su intervención por el Banco de España, y con Sa Nostra.
Las dos entidades implicadas negaron que los contactos hayan nido hasta ahora más allá de alguna conversación oficiosa.
La caja murciana rechazó "categóricamente" la posibilidad de una integración con la CAM. Esta se ha opuesto frontalmente a fusionarse con Bancaja o a ser absorbida por Caja Madrid, que sí está dispuesta a refundirse con la alicantina.
En los planes de Caja Mediterráneo figura, en primer lugar, cómo unirse a Cajamurcia sin que ello suscite los mismos recelos que cuando la Generalitat alentó la fusión CAM-Bancaja. Para solventar este escollo, la operación debe salvaguardar los intereses políticos de cada gobierno regional.
Ese es el papel de Rodrigo Rato, un político con suficiente crédito en los ámbitos financiero y político como para poner de acuerdo a presidentes autonómicos de su mismo partido (el PP en los casos de los presidentes valenciano y murciano) o de la oposición, casos de las administraciones balear o manchega.
El segundo obstáculo que se quiere sortear es el de la representatividad territorial. Alicante y Murcia tendrían sedes compartidas. La entidad resultante de la fusión dispondría de una sede central en Alicante desde que la que se tutelaría la gestión financiera de la matriz, y de otra sede en Murcia que serviría de base al grupo, desde las empresas filiales de la caja hasta la cartera industrial. La presidencia sería para Murcia.
De modo transitorio, Modesto Crespo y Carlos Egea serían co-presidentes. Fuentes financieras consideraron que, en este escenario, el hombre que comandaría el Consejo tras el periodo de transición sería Carlos Egea, con Roberto López como director general, el mismo cargo que ahora ocupa en la CAM.
Descartada la fusión con Bancaja, la CAM nunca ha ocultado su pretensión de unirse a la murciana. Con el Banco de España alentando fusiones, y salvado el peor momento de la crisis financiera, la entidad que preside Modesto Crespo tiene una hoja de ruta que pasa por integrar a Cajamurcia para optar posteriormente a hacerse con Caja Castilla-La Mancha y luego con Sa Nostra, lo que pondría al grupo como la tercera caja española y entre los cinco primeros holdings financieros del país.
La pretensión de la caja que dirige López Abad es reestructurar sus consejos territoriales, de modo que a los actuales se sumen los de Baleares y Castilla-La Mancha. Uno por autonomía, lo que aboca al de Valencia a su desaparición.
En el caso de Caja Mediterráneo, que a lo largo de su historia ha afrontado más de una quincena de fusiones y absorciones, las especulaciones han apuntado hacia una fusión con Caja Madrid, una vez descartado un acuerdo con Bancaja, que hace una década llegó a considerarse casi inevitable.
A diciembre de 2008, la CAM tenía una red de oficinas de 1.122 por 433 de Cajamurcia. Una hipotética unión obligaría también a reordenar la entidad resultante, ya que Caja Mediterráneo dispone de unas 200 sucursales en Murcia (182 a 31 de diciembre pasado) y la caja murciana cuenta con 123 oficinas en la Comunidad Valenciana.
Los presidentes de la entidad murciana y de la caja con sede en Alicante todavía no han mantenido contactos oficiales, aunque sí informales sobre la posibilidad de integrarse.
Desde Cajamurcia se negaba esta operación, igual que de manera oficial lo hacía la CAM. "Somos conscientes de que somos una novia deseada y con buena dote, de ahí que ya nos hayan emparejado con varias entidades por nuestros niveles de eficiencia y rentabilidad, pero no es una operación contemplada actualmente", aseguraron fuentes de la entidad murciana al ser consultada acerca de la posible fusión.
En la pretensión de la CAM figura la instauración de sedes compartidas (la matriz para Alicante, el holding para Murcia) y estaría presidida por el actual mandatario de la institución murciana, Carlos Egea.
Precisamente en el enclave donde se sitúe la sede social reside el principal escollo en cualquier operación de este tipo, puesto que el lugar donde se encuentre determina de qué gobierno depende. Por lo tanto, si la matriz se quedara en Alicante, la caja murciana pasaría a ser 'gobernada' por las leyes valencianas, lo que supondría el mayor impedimento para alcanzar el acuerdo.
El ex ministro de Economía, Rodrigo Rato, ha sido propuesto como mediador para que la operación no se vea truncada por un posible veto de los gobiernos autonómicos implicados.
En una operación auspiciada por la CAM, el objetivo es la consecución de un gran grupo financiero con suficiente solvencia para seguir creciendo y con el objetivo a medio plazo de hacerse con CCM, que saldrá a subasta tras su intervención por el Banco de España, y con Sa Nostra.
Las dos entidades implicadas negaron que los contactos hayan nido hasta ahora más allá de alguna conversación oficiosa.
La caja murciana rechazó "categóricamente" la posibilidad de una integración con la CAM. Esta se ha opuesto frontalmente a fusionarse con Bancaja o a ser absorbida por Caja Madrid, que sí está dispuesta a refundirse con la alicantina.
En los planes de Caja Mediterráneo figura, en primer lugar, cómo unirse a Cajamurcia sin que ello suscite los mismos recelos que cuando la Generalitat alentó la fusión CAM-Bancaja. Para solventar este escollo, la operación debe salvaguardar los intereses políticos de cada gobierno regional.
Ese es el papel de Rodrigo Rato, un político con suficiente crédito en los ámbitos financiero y político como para poner de acuerdo a presidentes autonómicos de su mismo partido (el PP en los casos de los presidentes valenciano y murciano) o de la oposición, casos de las administraciones balear o manchega.
El segundo obstáculo que se quiere sortear es el de la representatividad territorial. Alicante y Murcia tendrían sedes compartidas. La entidad resultante de la fusión dispondría de una sede central en Alicante desde que la que se tutelaría la gestión financiera de la matriz, y de otra sede en Murcia que serviría de base al grupo, desde las empresas filiales de la caja hasta la cartera industrial. La presidencia sería para Murcia.
De modo transitorio, Modesto Crespo y Carlos Egea serían co-presidentes. Fuentes financieras consideraron que, en este escenario, el hombre que comandaría el Consejo tras el periodo de transición sería Carlos Egea, con Roberto López como director general, el mismo cargo que ahora ocupa en la CAM.
Descartada la fusión con Bancaja, la CAM nunca ha ocultado su pretensión de unirse a la murciana. Con el Banco de España alentando fusiones, y salvado el peor momento de la crisis financiera, la entidad que preside Modesto Crespo tiene una hoja de ruta que pasa por integrar a Cajamurcia para optar posteriormente a hacerse con Caja Castilla-La Mancha y luego con Sa Nostra, lo que pondría al grupo como la tercera caja española y entre los cinco primeros holdings financieros del país.
La pretensión de la caja que dirige López Abad es reestructurar sus consejos territoriales, de modo que a los actuales se sumen los de Baleares y Castilla-La Mancha. Uno por autonomía, lo que aboca al de Valencia a su desaparición.
En el caso de Caja Mediterráneo, que a lo largo de su historia ha afrontado más de una quincena de fusiones y absorciones, las especulaciones han apuntado hacia una fusión con Caja Madrid, una vez descartado un acuerdo con Bancaja, que hace una década llegó a considerarse casi inevitable.
A diciembre de 2008, la CAM tenía una red de oficinas de 1.122 por 433 de Cajamurcia. Una hipotética unión obligaría también a reordenar la entidad resultante, ya que Caja Mediterráneo dispone de unas 200 sucursales en Murcia (182 a 31 de diciembre pasado) y la caja murciana cuenta con 123 oficinas en la Comunidad Valenciana.
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