VALENCIA.- La Plataforma Tanquem Cofrents y Greenpeace han denunciado este viernes que la central nuclear de Cofrentes ha sufrido desde en los últimos diez años un total de 102 sucesos de seguridad notificados por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), de los que dos han sido de Nivel 1 en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES) y que, además, ha sufrido 25 paradas no programadas.
Ambas entidades han presentado en Valencia el informe 'Razones para cerrar la central nuclear de Cofrentes', en el que realizan un análisis pormenorizado de los problemas de seguridad y medio ambientales de la central con datos extraídos del propio CSN, Red Eléctrica Española (REE) y el Instituto de Investigaciones Tecnológicas (IIT) de la Universidad Pontificia de Comillas.
En este sentido, el portavoz de Tanquem Cofrents, José Juan Sanchis, ha señalado que la autorización del CSN de ampliar diez años más la licencia de la central, que expira el próximo 20 de marzo, es una "barbaridad" ya que la planta "tiene muchos problemas de seguridad" y ha sufrido "bajadas repentinas de potencia y distintos tipos de accidentes porque ya es vieja".
"Por mucho que digan que la vida útil de una central es de 40 años, están diseñadas para 25, como lo demuestra la capacidad de las piscinas para almacenar residuos", ha apuntado Sanchis, que ha criticado que el mantenimiento de los permisos de la central "pone en riesgo a todos los valencianos".
Así, ha señalado que los "materiales envejecidos y corroídos aumentan el riesgo de accidente" cada día y que la seguridad de la central "no es buena", tal y como demostró Greenpeace el pasado mes de febrero cuando accedió al interior de las instalaciones.
Por su parte, el responsable de la campaña nuclear de Greenpeace, Carlos Bravo, ha resaltado que el centenar de incidentes de seguridad registrados en la central entre 2001 y 2011 reflejan el "agotamiento" de la vida útil de este enclave, en el que, ha agregado, la cultura de seguridad es "pésima".
Además, según el documento, la central ha declarado desde 2007 seis prealertas de emergencia por motivos técnicos, cinco de ellas en los últimos tres años y debidas al fallo reiterado de las válvulas de alivio y de seguridad del circuito primario, por donde circula a presión agua altamente radiactiva, un problema que está "aún sin resolver".
"Se está dando prioridad a la producción eléctrica a toda costa, incluso poniendo en riesgo la salud de los trabajadores, ciudadanos y del medio ambiente", ha apuntado Bravo, que ha insistido en que el Gobierno central tiene "argumentos suficientes" para cerrar la central a pesar del informe favorable a la ampliación de la licencia provisional emitido por el CSN.
En este sentido, ha detallado que ahora le corresponde al Ejecutivo "decidir si sigue las recomendaciones del consejo y paralizar o no renovar la concesión por el tiempo pedido". En cualquier caso, debe ser una Orden Ministerial la que aclare el futuro de la central nuclear antes del próximo 20 de marzo.
Por otra parte, el responsable de Greenpeace ha criticado que los trabajadores de la central de Cofrentes reciben el doble de dosis de radiactividad que los de las demás centrales nucleares del país.
En concreto, las dosis colectivas que irradia la central valenciana llegan a alcanzar los 2.500 miliSievert por persona durante los procesos de recarga, una dosis que los expertos han calificado de "anormalmente elevada".
Por otra parte, Bravo ha destacado que la renovación de la licencia de actividad supondría un "obstáculo" para el desarrollo de las energías renovables, como demuestra el hecho de que en algunas jornadas el exceso de producción y la falta de demanda de electricidad en el sistema español haya provocado la paralización de molinos para reajustar la oferta y demanda.
"En lugar de parar las centrales contaminantes para favorecer la entrada de producción limpia, se está obligando a parar a las renovables", ha lamentado el responsable ecologista, que ha apuntado que la central de Cofrentes produjo en 2010 un total de 9.549 Gigavatios-hora (Gwh), el 3,3 por ciento del total nacional.
En este sentido, ha indicado que en ese mismo año, el sistema eléctrico español exportó el 3,11 por ciento de la electricidad generada, lo que supone que "se exportó prácticamente tanta electricidad como la que produjo Cofrentes". A su juicio, esto demuestra que la central "no es necesaria para garantizar nuestro consumo eléctrico".
Bravo ha incidido en que la central nuclear de Cofrentes "es prescindible" y ha criticado duramente la actitud del Gobierno y, en particular, del ministro de Industria, Miguel Sebastián, a quien ha calificado como "claramente pronuclear" y a quien ha acusado de haberse "bajado los pantalones ante la industria nuclear".
Ha lamentado, además, que el ejecutivo socialista no haya cumplido su compromiso electoral de "fijar la vida útil de las centrales" y que su apuesta por la introducción paulatina de las renovables en detrimento de la energía nuclear haya quedado en "agua de borrajas".
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