Así lo señala el documento que aparece este jueves en el DOGV, en el que se repasan ámbitos de la expresión escrita y se hacen recomendaciones a los empleados de la administración pública sobre qué palabras utilizar.
Por ejemplo, se acepta el masculino en '-e' del sufijo '-ista' en palabras como 'artiste', y se desaconseja la forma reforzada del demostrativo ('aquest' y 'aqueix') ya que, según la Generalitat las formas simples ('este', 'eixe') "son desde hace siglos las únicas formas vivas en todo el territorio valenciano".
Según el preámbulo del documento, la "precisión léxica exigible en todas las comunicaciones administrativas tiene que ser compatible con la exigencia de usar un lenguaje diáfano, tan inteligible como sea posible para cualquier ciudadano, porque el objetivo que tiene que prevalecer sobre cualquier otro es hacerse entender".
El texto señala que "el uso de palabras desconocidas para los interlocutores no sólo no transmiten ninguna información, sino que producen un efecto perturbador global en el mensaje, en cuanto que focalizan la atención en el elemento extraño". "La necesidad de hacerse entender no es, por lo tanto, una mera opción estilística: es un imperativo derivado de la voluntad de servicio público", añade.
Por ello, señala el texto que "hay que hacer un esfuerzo para desprenderse de la idea que los vocablos de uso poco frecuente son más apropiados para los registros formales que las voces más comunes, compartidas por la gran mayoría de los hablantes". "No hay ninguna razón para pensar que las palabras de significado opaco sean preferibles en ningún texto administrativo".
"La voluntad de dignificar el valenciano, después de un largo periodo de exclusión de la lengua propia de muchos ámbitos formales, como la misma Administración, el sistema educativo, la expresión literaria o los medios de comunicación, ha inducido a recuperar muchos arcaísmos y a asimilar algunos dialectalismos de otras áreas territoriales para enriquecer la propia variedad lingüística", reconoce el texto.
Pero, continúa, "como efecto no deseado derivado de este complejo proceso de conformación del registro culto de la lengua, en algunos casos se ha producido, por contraposición, una asociación de muchas formas valencianas, muy genuinas, a un registro coloquial, que ha hecho que se tiendan a rechazar de la expresión formal para creer, injustificadamente, que son impropias de este registro".
En 43 páginas, el documento desgrana aspectos gramáticos y léxicos a partir del corpus normativo de la Acadèmia Valenciana de la Llengua. A nivel léxico, hay un apartado en el que se lista una serie de palabras consideradas "las más próximas al administrado" frente a otras. Así, se recomienda 'acostar' en lugar de 'apropar', 'ensenyança' y no 'ensenyament', 'gasto' en lugar de 'despesa', 'palometa' y no 'papallona' o 'vacacions' en vez de 'vacances'.
Hay explicaciones sobre toponimia o sobre los numerales --en los cardinales, por ejemplo, se prefieren las formas latinas 'quint' o 'sext' frente a las acabadas en '-é' o '-ena' ('sisé', 'sisena'), y también sobre los indefinidos: se prefiere 'cada u' a 'cadascun'.
También hay recomendaciones sobre los verbos, como preferir la forma 'eres' a la forma 'ets' para la segunda persona del presente del verbo 'ser' (que se impone a 'ésser').
Uno de los casos más llamativos son los verbos de la tercera conjugación que admiten la flexión pura e incoativa (como 'afegir' o 'llegir'), en la que se especifica se especifica ambas son correctas, pero que se prefieren las formas velares si se elige la flexión pura. En este punto, el criterio difiere del de la AVL, que acepta todas, pero presenta como primera opción en su conjugación la forma no velar.
Como ejemplo, la primera persona de indicativo del verbo 'llegir' puede escribirse como 'llegisc' (incoativo), 'lligc' (pura velar, la forma que se prefiere según los criterios) o 'llig' (pura no velar). Y en el caso del subjuntivo, la primera persona del verbo 'fregir' puede ser 'fregisca' (incoativo), 'frigga' (pura velar) o 'frija' (pura no velar).
También se señala que se preferirán las formas 'vas', 'vam', 'vau' y 'van' en el pasado perifrástico sobre 'vares', 'vàrem', 'vareu' y 'varen' y que se prefieren las formas en -r del imperfecto de subjuntivo ('cantara') aunque se admiten las que se conjugan en -s ('cantés') en los ámbitos territoriales que las utilizan.
En los infinitivos, se prefieren las formas en '-re' ('valdre') frente a la forma en '-er' ('valer') y se prefiere 'tindre', 'vindre' y 'vore' antes que 'tenir', 'venir' y 'veure'. Además, se recomienda el participio acabado en '-it' ('oferit') y no en '-ert' ('ofert').
Sobre adverbios, se pide eliminar la 'a' delante de muchos de ellos, como 'dalt' en vez de 'a dalt'. Únicamente se recomienda la forma 'a on' y no 'on' cuando se utiliza para expresar dirección o el lugar donde algo está situado. También se prefiere 'avant' y 'arrere' a 'endavant' y 'enrere'.
Uno de los apartados del documento trata sobre el lenguaje igualitario y se recomienda utilizar el masculino como genérico: "De acuerdo con el uso tradicional, hay que considerar que las formas de género masculino tienen un valor de representación global de hombres y mujeres, sin que eso suponga ninguna discriminación de la mujer".
El texto pide evitar el lenguaje discriminatorio, pero señala que "la experiencia y la práctica sobre la aplicación del llamado 'lenguaje no sexista' han puesto de manifiesto que la aplicación sistemática de algunas propuestas distorsionan la sintaxis natural de la lengua, hasta el punto que en algunos casos llegan a dificultar la comprensión del texto, además de producir la mayoría de las veces prácticas incoherentes y usos contradictorios".
Por ello, piden buscar "recursos adecuados en cada contexto para evitar cualquier discriminación debida a un uso inadecuado del lenguaje sin alterar la sintaxis natural del valenciano".
El documento señala usos discriminatorios que hay que evitar: usar el género femenino como genérico para referencia a un grupo profesional "menos cualificado" --como 'els metges i les infermeres'-- y el uso "androcéntrico que invisibiliza o hace difícil imaginar la presencia o actuación de las mujeres en un ámbito concreto" --'els homens de negocis'--.
Además, censura el uso de un masculino genérico que luego es invalidado por una referencia posterior de la frase; la denominación sexuada de las mujeres --'tres advocats i dos dones'-- y la aposición redundante "cuando se destaca la condición sexuada de las mujeres por encima de otras cualidades que son pertinentes".
El texto señala que la administración debe promover unos usos lingüísticos que permitan "visibilizar a las mujeres en los textos institucionales sin desfigurar la lengua", por lo que piden hacer efectivo el uso de las formas femeninas de los cargos que estén aceptadas "cuando hacen alusión a una persona determinada o a un grupo de personas del mismo sexo".
"Así, cuando la administración se tenga que dirigir a un grupo de personas para un mismo asunto, siempre que sea posible materialmente, es deseable elaborar un documento modelo para las mujeres y otro para los hombres, con las marcas de género ajustadas al sexo de cada destinatario", añade.
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