Hace unos días el conseller de Educación José Antonio Rovira, dijo que “el próximo mes los padres van a elegir en toda la Comunitat la lengua base para sus hijos”. Remarco la literalidad de la declaración porque en los colegios las familias van, vamos, locas con la dichosa fecha de la consulta.
Primero iba a ser en enero, ahora dicen que será en febrero y, mientras tanto, ahí vamos pensando que nos toca elegir una cosa que ya elegimos hace tiempo.
Porque cuando escogimos colegio, que todos lo hicimos cuando matriculamos a nuestros hijos en función de proximidad, programa lingüístico, valores y un sinfín de razones que cada uno acumula en su haber, ya elegíamos también qué lengua queríamos que predominara en el aula de nuestros retoños.
Yo elegí el valenciano. Y me podría ir bastantes años atrás para explicar por qué, aunque no tenga que hacerlo. De “València capital”, que ya sabe el lector qué significa en cuanto a normalización lingüística, aprendí valenciano en el colegio, que no en mi casa.
Mi lengua materna es el castellano, y mis referencias fueron, y son, los acentos de la Ribera y el Comtat de mis profesoras, de mis compañeros de trabajo de l’Alacantí y la Marina Alta, de mis amigos de La Plana Alta, del Barcelonés o del Vallés.
Fui alumna de la línea en valenciano y allí me conciencié de la importancia de cuidar y proteger una lengua minoritaria que nos distingue, y gracias a ese bilingüismo adquirido y casi militante pude trabajar en televisiones, radios y también en Catalunya cuando las cosas vinieron mal dadas aquí en nuestro territorio. Mi suerte fue la de ser capaz de expresarme en ambas lenguas, dominarlas y, por supuesto, quererlas.
Desde ese prisma, la lengua materna de mis hijos es el valenciano, y la de su aula también lo es. Y como yo, hay muchos convencidos de que cuidarla y aprenderla desde pequeños da mejores herramientas. Pero no venía yo aquí a defenderla de nada ni de nadie, no hace falta, ¿verdad? Se supone que esta consulta que plantea el conseller Rovira solo es una manera de ¿dar más libertad? ¿A quién y para qué?, me pregunto.
Lo que veo es a familias preocupadas por lo que vote el de al lado porque del resultado dependerá el futuro de su hijo, cuando lo que deberíamos tener delante, más allá de tantas políticas educativas cambiantes, es una campaña constante del gobierno valenciano promoviendo un idioma que en nuestro Estatut d’Autonomia dice claramente, en su artículo 6, que es “la lengua propia de los valencianos” y a la que se otorgará “especial protección y respeto” en su recuperación.
La consulta que plantea Educación parece solo una excusa para hacer de menos a esos miles de hablantes que aman el valenciano, sin excusas, sin colores y sin banderas. La lengua es de todos, recuérdelo.
(*) Periodista
https://www.lavanguardia.com/local/valencia/20250128/10324497/ay-valenciano.html
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