Las últimas turbulencias financieras no han hecho más que echar leña al fuego a partir de un dato incontestable, y que afecta más a las cajas que a los bancos. Los depósitos captados del sector privado (que sirven posteriormente para prestárselos a los clientes) están creciendo en términos interanuales un 13,6%, muy por debajo del ritmo al que se concede financiación a empresas y familias.
En concreto, un 20,9% en junio, lo que obliga a las entidades a acudir a los mercados internacionales para financiar su expansión crediticia (principalmente mediante la emisión de valores negociables y pasivos subordinados). “El problema es que estas fuentes de financiación son más costosas y probablemente más volátiles”, como dice el último Informe de Estabilidad Financiera.
El tiempo ha terminado dando la razón a aquellas advertencias del informe, publicado en mayo pasado. La financiación ahora es más difícil y costosa, lo que explica el llamamiento del Banco de España a las entidades de depósito. Sobre todo teniendo en cuenta que casi la mitad de la cartera de créditos a empresas (el 49% del total de los préstamos concedidos) va destinada a constructoras (17%) y promotoras (32%).
Aunque fuentes solventes del Banco de España se niegan, por razones obvias, a desvelar qué entidades están más expuesta a una intensa desaceleración del ‘ladrillo’, lo cierto es que la recomendación existe, y eso explica que desde antes del verano la autoridad monetaria haya hecho a ciertas cajas una doble recomendación: deshacer sus posiciones en el mercado inmobiliario de forma ordenada y, al mismo tiempo, no entrar en nuevas operaciones urbanísticas salvo que el proyecto esté en su último fase. Es decir, que esté simplemente a expensas de la licencia de obras, dice una fuente consultada.
¿Cuál es el problema? Pues ni más ni menos que muchas cajas han creado sus propias empresas -en solitario o con promotores locales- con el objetivo de optimizar el negocio inmobiliario y aprovecharse de toda la cadena de valor.
Caixa Galicia, por ejemplo, decidió crear en 2004 una división específica para participar de forma directa en sociedades promotoras, como también han hecho la Kutxa de San Sebastián, las cajas valencianas o la de Murcia.
Según fuentes solventes, la orden del Banco de España es cortar el grifo de la financiación, aunque de forma selectiva. Fundamentalmente en desarrollos urbanísticos pendientes de aprobación por parte de las autoridades municipales o autonómicas.
Las consecuencias de esta recomendación son evidentes. Muchos promotores locales -asociados a las cajas- van a tener serias dificultades para encontrar financiación, lo que hará peligrar la viabilidad del proyecto.
El argumento que da el Banco de España es el siguiente. La ralentización en el precio de la vivienda, junto con el progresivo aumento de los tipos de interés “contrasta” con la pujanza en la financiación al sector inmobiliario empresarial, por los que “si dicha disociación persistiera en el tiempo y se viera acompañada de una ralentización marcada del crecimiento económico, sería un factor de riesgo para el sistema financiero español. Históricamente”, continúa la autoridad monetaria, “la morosidad del crédito a construcción y promoción inmobiliaria ha sido la más alta de toda la financiación empresarial”.
Esto explica el mensaje del Banco de España. Y hay que tener en cuenta que en junio, último mes publicado, y en términos interanuales, el crédito a empresas continuaba creciendo nada menos que un 24,5%, mientras que el concedido a las familias lo hacía a un ritmo del 16,4%. Es decir, en ambos casos por encima de su capacidad de captar recursos en el sector privado, lo que explica la activa posición que tiene el sistema financiero español en el mercado interbancario.
Los recientes episodios de turbulencias financieras han secado ese mercado para operaciones a más de un día, por lo que el Banco de España ha optado por exigir la máxima prudencia a la hora de conceder préstamos vinculados al ladrillo.
Aunque los niveles de solvencia de las cajas y los bancos son extremadamente elevados -el sistema financiero español está entre los mejores del mundo- lo cierto es que, como dice la autoridad monetaria, es la financiación a la adquisición de vivienda la que presenta un mayor aumento interanual de la morosidad (34,1%), seguida del resto de financiación a hogares (17,2%) y del crédito a promotores (16,3%).
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