VALENCIA.- Si el Valencia quiere apoyo de la caja de ahorros y de las instituciones, deberá desvelar la identidad del futuro comprador de las parcelas de Mestalla. No hay vuelta de hoja. Sólo así se planteará la entidad financiera ampliar en 100 millones de euros el crédito que tiempo atrás ya concedió. Y sólo así está dispuesta la alcaldesa a modificar el proyecto aprobado en pleno para el suelo del actual estadio, de modo que se puedan construir tres torres de 25 alturas en lugar de cuatro de 16, según "Las Provincias".
"Yo ya comuniqué al presidente del Valencia que lo que hay es lo que hay (en referencia a la reparcelación) -indicó Barberá-. Si existe consenso se pueden ver los nuevos proyectos, pero necesito saber si hay un comprador. No puedo estar al albur de cambiar un proyecto así como así." La alcaldesa pide información para seguir dialogando y el único camino es que el club le desvele la identidad del adquirente.
Esta es la clave de la situación que vive el Valencia. El exigente acuerdo de confidencialidad firmado en Londres por Soriano y el futuro propietario del suelo de Mestalla ha terminado por sembrar las dudas en torno a la operación. Tanto Bancaja como las instituciones públicas comienzan a temer que la transacción no esté tan cerrada como se pregona.
El presidente del club, sin embargo, se muestra tranquilo. Entiende que lo más popular sería airear la información de que dispone, pero eso tiraría por tierra la operación. De ahí que insista en el hermetismo. Ayer ni siquiera desveló ante su consejo de administración la identidad del comprador. Simplemente confirmó que es extranjero.
En cualquier caso, la demanda de información por parte de Bancaja y de Rita Barberá no debe ser un contratiempo para el Valencia. Tal como avanzó ayer "Las Provincias" e informó por la tarde Vicente Soriano en la reunión del consejo, el futuro comprador de Mestalla ya le ha autorizado a revelar su nombre en estos dos foros.
A cambio, el club accede a retrasar un par de meses el cierre de la operación, previsto inicialmente para fin de año, ya que la enigmática firma ha tenido problemas en una inversión asiática y carece ahora de liquidez.
Las contundentes palabras pronunciadas ayer por Rita Barberá responden a los lamentos de Soriano tras el desacuerdo con Bancaja. El presidente se quejó del escaso respaldo que recibe el club por parte de algunas instituciones, y la respuesta de la alcaldesa resultó igual de directa: "Las Administraciones no somos responsables de los problemas económicos de un club privado."
Así fue la reunión del consejo de administración
Horas después de que Barberá dejara claro su posicionamiento sobre la situación que vive el Valencia, Vicente Soriano se reunió con sus compañeros de consejo. El cónclave lo convocó a raíz de la trascendencia mediática que ha alcanzado en las últimas horas la crisis blanquinegra.
Salvo el núcleo duro del club, nadie manejaba información relevante respecto a las maniobras económicas. Había por ello preocupación y Soriano se ganó a sus correligionarios. Les convenció de que el Valencia saldrá de la crisis y también de que venderá las parcelas. No se habló de la posibilidad de que el club se declare en suspensión de pagos ni de que traspase a alguna de sus estrellas.
El buen rollo se palpó al término de la reunión. Hasta en los pequeños detalles. Los consejeros abandonaron con rostros sonrientes la reunión. La única cara seria, la del portavoz José Pastor, que demostró una vez más que la locuacidad no es lo suyo.
La de ayer no era, en cualquier caso, una cita demasiado comprometida para Vicente Soriano. Empleando un símil futbolístico, se podría decir que jugaba en casa. El verdadero partido lo disputará el Valencia en las oficinas de Bancaja. Aunque no hay una fecha oficial, todo apunta a que el encuentro se producirá mañana. Al menos esa es la intención de la entidad deportiva.
Pese al desencuentro con la caja de ahorros, Soriano no se ha planteado acudir a otro banco. En tiempos de crisis es difícil obtener un crédito, sobre todo a esos niveles, en una institución diferente de aquella con la que se suele trabajar. Ahora queda rematar la faena y demostrar a Bancaja, con documentos en la mano, que el Valencia no juega de farol.
"Yo ya comuniqué al presidente del Valencia que lo que hay es lo que hay (en referencia a la reparcelación) -indicó Barberá-. Si existe consenso se pueden ver los nuevos proyectos, pero necesito saber si hay un comprador. No puedo estar al albur de cambiar un proyecto así como así." La alcaldesa pide información para seguir dialogando y el único camino es que el club le desvele la identidad del adquirente.
Esta es la clave de la situación que vive el Valencia. El exigente acuerdo de confidencialidad firmado en Londres por Soriano y el futuro propietario del suelo de Mestalla ha terminado por sembrar las dudas en torno a la operación. Tanto Bancaja como las instituciones públicas comienzan a temer que la transacción no esté tan cerrada como se pregona.
El presidente del club, sin embargo, se muestra tranquilo. Entiende que lo más popular sería airear la información de que dispone, pero eso tiraría por tierra la operación. De ahí que insista en el hermetismo. Ayer ni siquiera desveló ante su consejo de administración la identidad del comprador. Simplemente confirmó que es extranjero.
En cualquier caso, la demanda de información por parte de Bancaja y de Rita Barberá no debe ser un contratiempo para el Valencia. Tal como avanzó ayer "Las Provincias" e informó por la tarde Vicente Soriano en la reunión del consejo, el futuro comprador de Mestalla ya le ha autorizado a revelar su nombre en estos dos foros.
A cambio, el club accede a retrasar un par de meses el cierre de la operación, previsto inicialmente para fin de año, ya que la enigmática firma ha tenido problemas en una inversión asiática y carece ahora de liquidez.
Las contundentes palabras pronunciadas ayer por Rita Barberá responden a los lamentos de Soriano tras el desacuerdo con Bancaja. El presidente se quejó del escaso respaldo que recibe el club por parte de algunas instituciones, y la respuesta de la alcaldesa resultó igual de directa: "Las Administraciones no somos responsables de los problemas económicos de un club privado."
Así fue la reunión del consejo de administración
Horas después de que Barberá dejara claro su posicionamiento sobre la situación que vive el Valencia, Vicente Soriano se reunió con sus compañeros de consejo. El cónclave lo convocó a raíz de la trascendencia mediática que ha alcanzado en las últimas horas la crisis blanquinegra.
Salvo el núcleo duro del club, nadie manejaba información relevante respecto a las maniobras económicas. Había por ello preocupación y Soriano se ganó a sus correligionarios. Les convenció de que el Valencia saldrá de la crisis y también de que venderá las parcelas. No se habló de la posibilidad de que el club se declare en suspensión de pagos ni de que traspase a alguna de sus estrellas.
El buen rollo se palpó al término de la reunión. Hasta en los pequeños detalles. Los consejeros abandonaron con rostros sonrientes la reunión. La única cara seria, la del portavoz José Pastor, que demostró una vez más que la locuacidad no es lo suyo.
La de ayer no era, en cualquier caso, una cita demasiado comprometida para Vicente Soriano. Empleando un símil futbolístico, se podría decir que jugaba en casa. El verdadero partido lo disputará el Valencia en las oficinas de Bancaja. Aunque no hay una fecha oficial, todo apunta a que el encuentro se producirá mañana. Al menos esa es la intención de la entidad deportiva.
Pese al desencuentro con la caja de ahorros, Soriano no se ha planteado acudir a otro banco. En tiempos de crisis es difícil obtener un crédito, sobre todo a esos niveles, en una institución diferente de aquella con la que se suele trabajar. Ahora queda rematar la faena y demostrar a Bancaja, con documentos en la mano, que el Valencia no juega de farol.
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