La nueva crisis económica que se avecina debe hacer reflexionar a los primeros dirigentes del PP, PSOE y Ciudadanos para buscar lo antes posible un acuerdo de gobierno razonable, amplio y estable. Porque las noticias que nos llegan de otras latitudes son más que inquietantes.
Lo que nos faltaba, tambores de recesión en el horizonte económico de
España, Europa y medio mundo. Si en 2008 fue el estallido de Lehman
Brothers en EE.UU. tras el fraude masivo de la hipotecas ‘sub prime’
-sobre las que el ‘genio’ Zapatero afirmó que no tendrían repercusión en
España-, ahora es la caída del precio petróleo y de otras materias
primas, y los problemas de las naciones emergentes -China, Brasil y
Rusia-, los que amenazan con sacudir la economía mundial en pos de una
nueva recesión global.
Si eso ocurre España no estará a salvo de esa crisis aunque, justo es
decirlo, las reformas y correcciones del déficit llevadas a cabo por el
gobierno de Mariano Rajoy -y hay que reconocérselo- servirán para
amortiguar el impacto de nuevo huracán que se dice en ciernes y que
ojalá no acabe desatando su furia y menos aún contra nuestro país.
Sin embargo la tendencia que marcan los mercados, los inversores y
los analistas no es nada optimista. Y a la vista está en el Ibex 35 y en
la subida de la prima de riesgo de España (ayer a 155 puntos), lo que
va a complicar y encarecer el pago de la deuda del país. Y si a ello
añadimos la inestabilidad e incertidumbre política de España, ahora sin
gobierno y con dificultades para los pactos, veremos que la situación
hispana es para preocupar.
Y desde luego nada propicia para hacer experimentos en el Gobierno,
como pretende Pedro Sánchez, con un partido como Podemos, cuyas
políticas económicas constituyen un riesgo para la estabilidad. Y que,
como ha demostrado ayer en la crisis de los titiriteros encarcelados por
apología del terrorismo, tampoco está a favor de la legalidad ni ha
defendido la lucha nacional contra los terroristas -no firmó el pacto
anti yihadista- y confunde a ETA con un movimiento político.
Lo que por fin parece que ha desatado todas las alarmas en la cúpula
del PSOE, donde ya estaban alertados por causa de los proyectos de
autodeterminación catalana de Podemos y de la negativa de Pablo Iglesias
a reconocer la soberanía nacional de todos los españoles.
No estamos diciendo con ello que Sánchez se rinda a los pies de
Rajoy, porque el presidente del PP también tiene problemas que tampoco
son menores, a la vista del festival de la corrupción valenciana y otras
que no cesan de aparecer. Sin olvidar la gratuita ruptura del diálogo
con el resto de fuerzas políticas de la que hizo gala el PP durante la
pasada legislatura.
Lo que estamos diciendo es que debe primar un acuerdo por el interés
general de España, por encima de lo partidos. Y que eso debe ocurrir en
el menor tiempo posible porque nunca mejor dicho lo de ‘el tiempo es
oro’.
A la vez que decimos que el proceso de negociaciones abiertas por el
PSOE con Ciudadanos y las otras que pretenden abrir no tiene sentido por
dos razones: porque visto el ingente listado de materias a debatir todo
ello obligaría negociaciones de dos o tres meses, lo que sería un
disparate; y porque abrir negociaciones con partidos que no suman una
mayoría de gobierno, como es el caso de Ciudadanos o Podemos, no conduce
a nada.
De manera que vamos a ver que hacen unos y otros y qué sale del que
será el próximo encuentro anunciado entre Sánchez y Rajoy, al que los
dos políticos deberán llegar preocupados por la situación económica y
social que se anuncia en el horizonte español, europeo e internacional.
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