MADRID.- Greenpeace y
organizaciones de apicultores han denunciado la muerte masiva de abejas
por el uso de plaguicidas, especialmente en zonas como Valencia, Murcia y
Andalucía,
donde en esta época están floreciendo los árboles frutales de hueso,
que son fumigados por los agricultores, que provocan con su acción
"envenenamientos masivos".
De este modo, advierten de que pese a
los avisos de las Administraciones sobre el "grave peligro" para las
abejas que supone usar plaguicidas durante la floración, estos se siguen
utilizando y advierte de que el 70 por ciento los principales cultivos dependen de la polinización por insectos.
Así,
denuncian que en las últimas semanas apicultores de varias comunidades
autónomas se encuentran colmenas sin actividad y cajas llenas de abejas
muertas. La Agrupación de Defensa Sanitaria Apícola de la Comunidad Valenciana (apiADS) y la Asociación de Apicultores de Murcia
están denunciando estas mortandades "a cientos" justo coincidiendo con
la fumigación de los árboles de floración temprana, como nectarinos y
melocotoneros.
En este contexto, Greenpeace recuerda que desde 2014 "todas" las explotaciones de la UE deben cumplir con la gestión integrada de plagas y dar así prioridad a los métodos no químicos para luchar contra estas para proteger el medio ambiente y la salud.
De
hecho, denuncian que los "grandes fabricantes" de estos productos y un
mal asesoramiento al sector agrícola así como el "escaso o nulo control"
de las autoridades locales originan "estos dantescos espectáculos cada
año" a pesar de que las autoridades emiten avisos para que no se usen
fitosanitarios durante la floración.
En la Región de Murcia se producen estas muertes, según el veterinario de la Asociación de Apicultores murcianos Carlos Zafra,
que denuncia que las mortandades se suceden "con total impunidad para
los que aplican este tipo de productos que diezman a las abejas, pero
sobretodo para aquellos que los siguen produciendo y vendiendo", ha
apostillado.
No es la primera vez que se habla desde la Comunidad murciana de la muerte de las abejas, ya que desde la misma Asociación de Apicultores de la Región de Murcia se denunció esta situación en 2014 y en 2015.
La
asociación valenciana, por su parte, realiza desde hace un lustro
estudios de mortandad de abejas y asegura que "lamentable y
reiteradamente" cada año los resultados "confirman el uso indiscriminado de plaguicidas muy peligrosos" para las abejas en la floración, como el clorpirifos (presente en 80% de las muestras de abejas muertas recogidas en 2014), el dimetoato (68% de las muestras) y el imidacloprid (32% de las muestras).
Otros años y en otros sitios se han encontrado otras sustancias como por ejemplo el metiocarb o el fosmet, clasificados también como muy peligrosos para las abejas.
Para el veterinario de la apiADS y apicultor Enrique Simó
en estas dos semanas se pueden haber muerto unas 225.000 abejas de las
50 colmenas que posee, lo que supone el 50% de la población adulta, pero
advierte de que "cuando empiece la floración de los cítricos caerán
como hojas en el otoño". Además, alerta de que muchos apicultores
valencianos se marchan de la Comunidad con sus colmenas cuando comienza
la floración de cítricos.
En Andalucía se ha
detectado también muertes de abejas en algunos colmenares por la
aplicación de insecticidas durante la floración de los melocotoneros.
Para el responsable de la campaña de Agricultura de Greenpeace, Luís Ferreirim,
"no se puede negar la evidencia" y añade que esta es solo la parte
visible del problema. En ese sentido, insiste que abejas y otros
insectos polinizadores se están muriendo por los plaguicidas utilizados
en la agricultura industrial.
Por ello, reclama a las autoridades que extremen los controles para evitar que estos productos sigan utilizándose, así como la puesta en marcha de un plan de acción integral para salvar a las abejas
y otros polinizadores, que incluya un calendario claro para eliminar
los productos peligrosos para las abejas, empezando por los más dañinos.
En este contexto, subraya que en España hay más de 300 insecticidas autorizados en cuya ficha indica que son peligrosos, algunos "muy" peligrosos para las abejas. Finalmente, insta a apostar decididamente por la agricultura ecológica como la "única solución de futuro.
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