Como en la fábula de los dos conejos que discutían sobre la raza de
sus perseguidores -‘son galgos, digo,/ digo son podencos’- a estos
políticos del PP y Cs, que encabezan Pablo Casado e Inés Arrimadas les
va a ocurrir lo mismo que a los conejos del cuento: que sus adversarios
se los comieron.
Tiempo llevan ambos hablando demasiado de pactos y coaliciones. El
uno, Casado, que a fuerza de liquidar al bueno de Alfonso Alonso ha
convertido a Alberto Núñez Feijóo en la alternativa moderada en el seno
del PP.
Y la otra, Arrimadas, que a base de improvisar y de pelearse en
público con el que es su creciente adversario, Francisco Igea, ha puesto
a Cs en el País Vasco al servicio del ultraderechista Carlos Iturgaiz, a
cambio de un plato de lentejas o, mejor dicho, de dos escaños en la
Cámara de Vitoria.
Al final a este par de conejos -que ni siquiera llegan a liebres- se
los van a zampar Sánchez, un Pit Bull implacable, o Aznar, el clásico
dóberman de la derecha española.
El Aznar que ahora controla y maneja todos los hilos del PP en
compañía de esa rottweiler argentina que es Cayetana Álvarez de Toledo,
la que tiene -‘si es si’- tanta fiereza como ambición. Mientras que
Pablo Casado parece una cocker juguetón, e Inés Arrimadas una caniche de
pasarela y exhibición.
La patrulla canina de la clase política española no tiene desperdicio
aunque sí parangón. Pedro Sánchez es sin duda un Pit Bull peligroso que
domina con fiereza y máximo celo su territorio de poder.
Mientras que Pablo Iglesias más bien parece un zorro de larga cola
infiltrado en el seno de la camada política nacional, o el gallinero
español a la espera de su momento para hincar el diente que sin duda
llegará.
El ministro Ábalos, su aspecto de obispo del Palmar y su gran
colección de mentiras, más bien podría ser un perro pachón. Carmen Calvo
un Yorkshire, o perrito de compañía y Santiago Abascal es sin duda un
pastor alemán.
Así está el patio político y canino español. Y así va a seguir por
ahora con el dominio absoluto por Sánchez de la situación. Mientras que
su oposición como los conejos del cuento siguen discutiendo sobre galgos
y podencos sin adivinar el riesgo que se cierne sobre su débil
posición.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés
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