Al abrir los baúles se pudo escuchar "el eco lejano de los llantos por el exilio, de los lamentos por una guerra perdida, de las negociaciones del gobierno de una república inexistente, pero también el sonido de los aplausos tras los discursos y arengas, los ánimos a los compañeros de un destino lejos de casa y las risas de los familiares que le acompañaron hasta el final", expresa en un comunicado el director del Archivo de la Democracia de la UA, Emilio Rosillo.
Este tesoro llegó al campus de Sant Vicent del Raspeig en el verano del 2022 de la mano de Antonio Just Pellicer, hijo del ministro. Abrirlos supuso "una pequeña odisea, además de una verdadera intriga", ya que la documentación se encontraba muy desordenada, con suciedad y signos de haber sufrido humedad, atacada por bibliófagos y lepismas, con restos de excrementos de roedores...
Requería de una desinfección, desinsectación y limpieza urgente, unas tareas que revelaron cartelas de legajos y títulos de carpetillas que decían "guerra de España", "correspondencia", "masonería" o "traducciones".
"La curiosidad iba en aumento por conocer
su contenido, por conocer del todo a Julio Just", relata el director
del archivo, que ha participado en esta labor de recuperación junto a
los técnicos Raquel Rico y Agustín Pérez.
Tras la desinfección
llegó la laboriosa tarea de clasificación. La documentación que estaba
más ordenada era la referente al ámbito personal, como acreditaciones,
salvoconductos, material escolar de sus hijos, recibos y facturas e
informes que le enviaban desde España los servicios de información y de
espionaje como ministro y vicepresidente en el exilio.
La parte más destacada del resto de documentación es la
correspondencia, los artículos, los discursos y textos autobiográficos,
que se ha digitalizado con la ayuda de los fondos europeos del Plan de
Recuperación, Transformación y Resiliencia de 2022 para la
digitalización y descripción de fondos documentales. El resultado final
son más de 15.000 imágenes y 942 registros de descripción. De ellos, 787
son de la serie 'Correspondencia' y el resto de 'Discursos' y de
'Artículos y otros escritos'.
Destaca la correspondencia con
conocidos políticos como Victoria Kent, el ex alcalde de Alicante Lorenzo
Carbonell, el expresidente Rodolfo Llopis o el presidente de la
República Diego Martínez Barrio, junto a otras en las que entra en
contacto con exiliados y compañeros de campos de concentración.
Como ejemplo de estas misivas, las que recibió del abogado valenciano
Emilio Valldecabres. Su hermano Onofre es el que escribe a Just y le
remite todas las cartas que Emilio envía a su familia desde prisión y
donde cuenta las palizas, las torturas y la miseria que sufre durante
esos meses.
En
una de ellas cuenta su intento de huida a través del puerto de Alicante:
"Cuando íbamos a embarcar aparecieron tres buques nacionalistas e
intimaron al barco francés para que se fuera. Entraron al día siguiente
las tropas italianas y esa noche la pasamos en el puerto entre llantos,
desesperaciones, suicidios... una noche infernal, desesperante,
dantesca, pasada en un rincón de uno de los muelles donde apenas
cabíamos las veinte mil personas (...)".
Seguidamente, relata
esta misiva, le llevaron a la cárcel de Orihuela en un vagón de ganado
"lleno por cierto de excrementos", junto a unas 90 personas: "Solo
podíamos estar de pie asfixiándonos de calor y de sed. A los dos días
vinieron a por mí y a las doce de la noche en unión de otros salimos
esposados de dos en dos y atados unos con otros y custodiados por varios
falangistas con fusiles ametralladores que nos daban a entender que por
el camino nos picarían".
Otro conjunto de documentos es el
relativo a sus escritos y creación literaria, al que se suman una serie
de textos autobiográficos. Entre ellos figuran los informes sobre la
resistencia de los maquis o los abundantes informes encriptados. "Un
material realmente curioso, pues venían acompañados con el criptosistema
para descifrar su contenido", resalta el director del archivo.
Pero entre toda esta documentación aún quedaba "una última sorpresa":
"En el fondo de un baúl, enterrado entre kilos de documentos, informes,
guías de viajes, libretas escolares, cartas a presidentes y ministros,
testimonios de exiliados, aguardaba un último conjunto de documentos
especialmente curioso. Un sobre arrugado y macilento contenía un tesoro
escondido con toda la documentación sobre masonería acumulada por Julio
Just durante su exilio en Francia su banda de masón y su mandil masónico
de extraordinaria belleza y simbolismo".
"El fondo de Julio
Just es un verdadero descubrimiento. Un recurso y una fuente histórica
de primer orden que permite el estudio académico de una etapa tan
convulsa y de una figura clave en la historia reciente de España.
El
fondo documental de Julio Just trae consigo años de lucha por la
democracia, trae consigo desilusiones, pero también trae mucha esperanza,
según sus propias palabras", expone el responsable del Archivo de la
Democracia.
Julio Just nunca volvió a España y murió el 30 de
octubre de 1976 en París, tras lo que fue enterrado en Port-Vendrés.
En su tumba se volcó tierra de Valencia, tierra como la que se encontró en un sobre cerrado en uno de los baúles que le envió algún allegado para que se sintiese más cerca de su hogar.
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