VALENCIA.- El Valencia presentará al Ayuntamiento en los próximos días la documentación necesaria para iniciar la reparcelación del actual campo de Mestalla, proyecto que está confeccionando el arquitecto del club, Rafael Alcón. El nuevo diseño que pretende la entidad valencianista contempla la construcción de tres torres de 25 alturas cada una, en lugar de los 9 edificios de 16 plantas del proyecto inicial, según "Las Provincias".
Las 25 alturas que desea el Valencia "son siempre negociables", según confirmó un portavoz autorizado del club, por lo que, en función de lo que estime el Ayuntamiento, podría aumentar o disminuir el número final de plantas que se construyan.
De esta manera se da un paso más en una de las cuestiones consideradas estratégicas por el club, la venta de la parcela una vez que se apruebe la reparcelación definitiva. La empresa municipal AUMSA trabaja desde hace meses en la primera opción, pactada en su día.
La primera propuesta del Valencia fue de 4 torres de 20 plantas cada una. El diseño correspondió al arquitecto Alejandro Escribano, quien situó los inmuebles en la parte más cercana a la avenida de Aragón. La zona comercial de las plantas baja y el entresuelo quedaba unida con una plataforma sobre la cota de la calle.
Esto permitía reserva para una gran zona verde, la mayor parte del actual campo de fútbol. Incluso se respetaba el diseño rectangular y el concejal de Grandes Proyectos, Alfonso Grau, destacaba como posibilidad mantener en pie las dos porterías en el jardín.
Finalmente, fue el mismo Grau el que negoció con la Federación de Vecinos unas nuevas alturas para los edificios, que pasaron de 4 a 9 y de 20 a 16 alturas, para que no sobrepasaran los más altos del entorno.
Aquello sirvió para desatascar el proyecto y promover ya la reparcelación, que tuvo que acometer AUMSA por cuestiones legales. Pero en esos momentos se produjo el cambio en la presidencia del club y de Juan Soler se pasó a Vicente Soriano, con nuevas ideas y posibles compradores de la parcela residencial.
Soler subastó un lote, proceso que quedó desierto al vislumbrarse ya en el horizonte la actual crisis inmobiliaria. Siguiendo el compromiso hecho público, se quedó con los derechos de dicha propiedad, para lo que adelantó una parte.
En la etapa de Soriano, el presidente decidió junto con sus asesores económicos cambiar de estrategia y optar por una venta completa de los terrenos. Para ello, según trascendió, la venta se planteaba mucho más fácil en el caso de lograr un incremento de alturas y un cambio de usos de residencial a terciario.
Con esto último, se entraba de lleno en el mercado de oficinas, hoteles y comercios. Una de las torres, la más cercana al nuevo Ayuntamiento en la reparcelación todavía vigente, pasaba a ser propiedad municipal al incluir en la superficie edificable todas las aceras y calles que engulló la ampliación de las gradas del viejo coliseo.
Los nuevos usos quedan de momento en el terreno de las especulaciones, ya que el concejal de Urbanismo, Jorge Bellver, ha repetido hasta la saciedad que no había entrado ninguna alternativa por el registro municipal. Eso sí, otras fuentes matizaron que la reparcelación de 9 edificios de 16 plantas está guardada en un cajón, debido a que se sabía de sobra que el club presentaría una nueva propuesta.
La edificabilidad de la parcela no aumentará ni un metro cuadrado más y es posible que el diseño resulte mucho más adecuado debido a que se liberará suelo para espacios libres. No obstante, flota en el ambiente que otra reparcelación supone una nueva concesión al Valencia por parte del Ayuntamiento.
Por ese motivo, tanto las declaraciones de la alcaldesa Barberá como del responsable de Urbanismo han sido en todo momento asépticas. La primera se limitó a decir un día después de su reunión con Soriano: "esto es lo que hay", frase que muchos interpretaron como un rechazo al aumento de las alturas. Bellver afirmó en otra comparecencia que la legislación permite el cambio del número de plantas.
Las 25 alturas que desea el Valencia "son siempre negociables", según confirmó un portavoz autorizado del club, por lo que, en función de lo que estime el Ayuntamiento, podría aumentar o disminuir el número final de plantas que se construyan.
De esta manera se da un paso más en una de las cuestiones consideradas estratégicas por el club, la venta de la parcela una vez que se apruebe la reparcelación definitiva. La empresa municipal AUMSA trabaja desde hace meses en la primera opción, pactada en su día.
La primera propuesta del Valencia fue de 4 torres de 20 plantas cada una. El diseño correspondió al arquitecto Alejandro Escribano, quien situó los inmuebles en la parte más cercana a la avenida de Aragón. La zona comercial de las plantas baja y el entresuelo quedaba unida con una plataforma sobre la cota de la calle.
Esto permitía reserva para una gran zona verde, la mayor parte del actual campo de fútbol. Incluso se respetaba el diseño rectangular y el concejal de Grandes Proyectos, Alfonso Grau, destacaba como posibilidad mantener en pie las dos porterías en el jardín.
Finalmente, fue el mismo Grau el que negoció con la Federación de Vecinos unas nuevas alturas para los edificios, que pasaron de 4 a 9 y de 20 a 16 alturas, para que no sobrepasaran los más altos del entorno.
Aquello sirvió para desatascar el proyecto y promover ya la reparcelación, que tuvo que acometer AUMSA por cuestiones legales. Pero en esos momentos se produjo el cambio en la presidencia del club y de Juan Soler se pasó a Vicente Soriano, con nuevas ideas y posibles compradores de la parcela residencial.
Soler subastó un lote, proceso que quedó desierto al vislumbrarse ya en el horizonte la actual crisis inmobiliaria. Siguiendo el compromiso hecho público, se quedó con los derechos de dicha propiedad, para lo que adelantó una parte.
En la etapa de Soriano, el presidente decidió junto con sus asesores económicos cambiar de estrategia y optar por una venta completa de los terrenos. Para ello, según trascendió, la venta se planteaba mucho más fácil en el caso de lograr un incremento de alturas y un cambio de usos de residencial a terciario.
Con esto último, se entraba de lleno en el mercado de oficinas, hoteles y comercios. Una de las torres, la más cercana al nuevo Ayuntamiento en la reparcelación todavía vigente, pasaba a ser propiedad municipal al incluir en la superficie edificable todas las aceras y calles que engulló la ampliación de las gradas del viejo coliseo.
Los nuevos usos quedan de momento en el terreno de las especulaciones, ya que el concejal de Urbanismo, Jorge Bellver, ha repetido hasta la saciedad que no había entrado ninguna alternativa por el registro municipal. Eso sí, otras fuentes matizaron que la reparcelación de 9 edificios de 16 plantas está guardada en un cajón, debido a que se sabía de sobra que el club presentaría una nueva propuesta.
La edificabilidad de la parcela no aumentará ni un metro cuadrado más y es posible que el diseño resulte mucho más adecuado debido a que se liberará suelo para espacios libres. No obstante, flota en el ambiente que otra reparcelación supone una nueva concesión al Valencia por parte del Ayuntamiento.
Por ese motivo, tanto las declaraciones de la alcaldesa Barberá como del responsable de Urbanismo han sido en todo momento asépticas. La primera se limitó a decir un día después de su reunión con Soriano: "esto es lo que hay", frase que muchos interpretaron como un rechazo al aumento de las alturas. Bellver afirmó en otra comparecencia que la legislación permite el cambio del número de plantas.
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