"El sector en España atraviesa su crisis más dura y en el camino puede quedar más de una planta", dijo José Antonio Bueno, consultor especializado en la industria del motor de la firma Europraxis.
España cuenta con 18 fábricas, casi todas construidas a finales de los años 70 por empresas extranjeras, aprovechando los bajos salarios y el favorable clima social.
Con el empuje de marcas como Ford, Opel, Renault, Peugeot y Volkswagen, el país se convirtió en el tercer productor de coches en Europa.
Pero la decisión de los fabricantes de reducir costes y salvaguardar puestos de trabajo en sus países de origen pende como una espada de Damocles sobre la industria automotriz en España.
El 84 por ciento de su producción se destina al exterior, con lo que la caída de las ventas en el mercado nacional les afecta de forma sólo limitada. Pero el gran peligro es la gradual erosión de la competitividad y la llegada de competidores más baratos en un mundo cada vez más globalizado.
Según datos que maneja ANFAC, la patronal del sector de fabricantes, el coste salarial por hora y trabajador de las plantas españolas se situaba en 22,83 euros por hora en 2007, algo por encima de la media europea y ya muy lejos de los 6,93 euros en Polonia o de los 8,83 euros en la República checa.
Los primeros en advertir de los riesgos del ajuste y de la merma de la competividad han sido los responsables de Ford y de Renault en España.
"España es un país candidato a que asuma parte del inevitable ajuste que se va a producir en Europa", dijo recientemente José Manuel Machado, el presidente de Ford España.
Sus palabras fueron acompañadas por el anuncio de un recorte de producción de 120.000 unidades en su planta de Almussafes y el envío a casa de 5.200 trabajadores en 2009, de momento de forma temporal.
El consultor de Europraxis agregó que a las factorías en los países del Este de Europa se ha sumado ahora el descubrimiento del norte de África, donde Renault quiere fabricar 200.000 coches en 2010 y el doble un par de años más tarde, superando así todo el "output" de sus plantas en España.
"El ajuste de la producción a escala internacional y la deslocalización son una amenaza mayor para España que la caída actual de las ventas", sentenció Bueno.
Prácticamente todos los fabricantes en España han pisado el freno para ajustar su producción a la demanda y han anunciado ajustes temporales de plantilla alrededor de las vacaciones de Navidad y los primeros meses de 2009.
Junto con la industria auxiliar, los fabricantes ya han presentado más de 60 expedientes de regulación de empleo que afectan a unos 40.000 trabajadores, según cálculos del sindicato UGT.
La mayoría de estas reducciones de personal son temporales, incluso en el caso de Nissan Motor, que desistió de su plan inicial de despedir a 1.700 trabajadores en su planta de Barcelona centrada en una gama de coches - todo terreno y grandes utilitarios - poco solicitada en tiempos de crisis.
"Las grandes decisiones se toman fuera y no aquí, de modo que el dirigente que está por ejemplo en Londres, París o Detroit prefiere cerrar una planta aquí y no una al lado de casa", dijo el director de un fabricante de piezas que ha visto cómo su producción está cayendo más de un 15 por ciento en el trimestre final del año.
El Gobierno, consciente de la importancia de este sector, que supone cerca del cinco por ciento del PIB español, aprobó ayudas por importe de 800 millones de euros que se dirigirán en primer lugar a los fabricantes.
Con este decisión, parece seguir el ejemplo de Reino Unido, que aportó 500 millones de libras para que Nissan fabrique uno de sus modelos en Sunderland, pero decepciona a los concesionarios que sufren una caída de ventas sin precedentes en España.
En noviembre, las nuevas matriculaciones bajaron un 49,2 por ciento y las perspectivas para diciembre no son mejores.
"Hace cuatro años vendíamos dos ó tres coches por día, pero ahora ni siquiera son dos por semana", dijo Adela Benito, que trabaja desde hace 20 años en una agencia oficial de Renault en Madrid.
Su jefe aún no quiere hablar de despidos, pero Ganvam, la patronal de los concesionarios y talleres de coches en España, dice que ya peligran 16.000 de los 278.000 empleos en el sector de venta y posventa de coches en España.
"Han cerrado los créditos, ahora se vive casi sólo del taller, pero también allí ha bajado la actividad", dijo Benito.
Le da igual de qué plantas vengan los coches que venda, lo importante es que los compradores vuelvan.
"De momento, sólo vienen para preguntar por precios de saldo o por coches vetustos que deberían estar en el desguace y no en las calles", añadió.
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