VALENCIA.- El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) da luz verde este jueves a la subasta de Banco de Valencia, la primera de un banco en España. El matiz conlleva novedades y nuevos jugadores hasta ahora inauditos, según 'Economía Digital'.
Porque la historia de la entidad valenciana, intervenida en noviembre por el Banco de España desde que se destapara un agujero de 600 millones de euros, no sólo la escribirán los administradores públicos y las entidades dispuestas a acudir a la puja. Los accionistas valencianos esperan “presentar batalla” en las próximas semanas.
De forma paralela a la subasta, un nutrido grupo de accionistas minoritarios, liderados por el empresario Vicente Simó, se han unido para hacerse fuertes y pelear para no perder el valor de sus acciones. Y no se trata de ninguna minoría desechable. El paraguas Pro Banco de Valencia representa el 25% del capital social de la entidad. En total, cerca 1.800 personas con 125 millones de acciones.
Esta asociación espera jugar un papel decisivo en la próxima junta de accionistas, una cita que todavía no se ha celebrado pero que se intuye inminente, antes del verano. Porque el Banco de España ha comenzado la subasta sin aclarar si las acciones de la entidad valenciana tendrán valor. Y en el seno de esta asociación se teme que se produzca una operación acordeón, que supondría reducir a cero el precio de los títulos. “Y eso significa que mucha gente perdería los ahorros de toda la vida”, asegura Simó.
“Si se confirma, nos preparamos para una junta de general accionistas muy movida y caldeada, con numerosas impugnaciones”, augura Simó, que ha presentado un estudio de Caruana & Asociados, basado en el flujo de caja, que atribuye a la entidad un valor de 900 a 950 millones de euros. Incluso ha señalado que tanto la Bolsa como el propio Frob le otorgan igualmente un valor a la entidad.
Por ello, estos accionistas proponen que realice una operación similar a la de Banesto en los años noventa. Además, esperan para el futuro de la subasta un nuevo socio que tenga poca presencia en territorio valenciano, que mantenga la marca Banco de Valencia y permita la presencia de capital y representantes valencianos en el consejo.
De momento, y como punto de partida, las entidades interesadas ya tienen en su poder desde el martes los cuadernos de venta. El primero en admitirlo ha sido Carlos Egea, presidente del Banco Mare Nostrum (BMN) y principal favorito para hacerse con el Banco de Valencia. De hecho, es el único que ha mostrado públicamente su interés en adquirirlo.
A Egea le interesa el banco valenciano porque le permitiría completar su presencia en el arco del Mediterráneo con el grupo liderado por Caja Murcia y que también cuenta con Caixa Penedès, Caja Granada y Sa Nostra como accionistas. BMN apenas cuenta con 44 oficinas en Valencia y Castellón de las cerca de 1.500 que tiene el grupo, por lo que serían complementarios. Pero además, Banco de Valencia, entidad ya cotizada, le permite salir a bolsa sin la necesidad de hacer una oferta pública de venta.
Egea, sin embargo, no es el único. Otras entidades como Popular, Ibercaja o Bankinter también han mostrado su interés en hacerse con el cuaderno de ventas para estudiar si acudirán a la puja. De hecho los dos primeros ya mostraron su interés por la catalana Unimm, que finalmente fue adjudicada al BBVA. Los interesados disponen ahora de tres semanas para presentar sus ofertas no vinculantes al Banco de España, que seleccionará a los candidatos más idóneos, para que puedan estudiar a fondo las cuentas de la entidad.
Porque la historia de la entidad valenciana, intervenida en noviembre por el Banco de España desde que se destapara un agujero de 600 millones de euros, no sólo la escribirán los administradores públicos y las entidades dispuestas a acudir a la puja. Los accionistas valencianos esperan “presentar batalla” en las próximas semanas.
De forma paralela a la subasta, un nutrido grupo de accionistas minoritarios, liderados por el empresario Vicente Simó, se han unido para hacerse fuertes y pelear para no perder el valor de sus acciones. Y no se trata de ninguna minoría desechable. El paraguas Pro Banco de Valencia representa el 25% del capital social de la entidad. En total, cerca 1.800 personas con 125 millones de acciones.
Esta asociación espera jugar un papel decisivo en la próxima junta de accionistas, una cita que todavía no se ha celebrado pero que se intuye inminente, antes del verano. Porque el Banco de España ha comenzado la subasta sin aclarar si las acciones de la entidad valenciana tendrán valor. Y en el seno de esta asociación se teme que se produzca una operación acordeón, que supondría reducir a cero el precio de los títulos. “Y eso significa que mucha gente perdería los ahorros de toda la vida”, asegura Simó.
“Si se confirma, nos preparamos para una junta de general accionistas muy movida y caldeada, con numerosas impugnaciones”, augura Simó, que ha presentado un estudio de Caruana & Asociados, basado en el flujo de caja, que atribuye a la entidad un valor de 900 a 950 millones de euros. Incluso ha señalado que tanto la Bolsa como el propio Frob le otorgan igualmente un valor a la entidad.
Por ello, estos accionistas proponen que realice una operación similar a la de Banesto en los años noventa. Además, esperan para el futuro de la subasta un nuevo socio que tenga poca presencia en territorio valenciano, que mantenga la marca Banco de Valencia y permita la presencia de capital y representantes valencianos en el consejo.
De momento, y como punto de partida, las entidades interesadas ya tienen en su poder desde el martes los cuadernos de venta. El primero en admitirlo ha sido Carlos Egea, presidente del Banco Mare Nostrum (BMN) y principal favorito para hacerse con el Banco de Valencia. De hecho, es el único que ha mostrado públicamente su interés en adquirirlo.
A Egea le interesa el banco valenciano porque le permitiría completar su presencia en el arco del Mediterráneo con el grupo liderado por Caja Murcia y que también cuenta con Caixa Penedès, Caja Granada y Sa Nostra como accionistas. BMN apenas cuenta con 44 oficinas en Valencia y Castellón de las cerca de 1.500 que tiene el grupo, por lo que serían complementarios. Pero además, Banco de Valencia, entidad ya cotizada, le permite salir a bolsa sin la necesidad de hacer una oferta pública de venta.
Egea, sin embargo, no es el único. Otras entidades como Popular, Ibercaja o Bankinter también han mostrado su interés en hacerse con el cuaderno de ventas para estudiar si acudirán a la puja. De hecho los dos primeros ya mostraron su interés por la catalana Unimm, que finalmente fue adjudicada al BBVA. Los interesados disponen ahora de tres semanas para presentar sus ofertas no vinculantes al Banco de España, que seleccionará a los candidatos más idóneos, para que puedan estudiar a fondo las cuentas de la entidad.
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