VALENCIA.- La defensa del ex ministro de Trabajo y ex presidente de la Generalitat valenciana Eduardo Zaplana ha presentado un recurso en el juzgado nº 8 de Valencia en el que pide que la investigación del "Caso Erial",
en la que se le atribuyen diversos delitos ligados a la prevaricación,
la malversación y el blanqueo de capitales, sea asumida por la Audiencia Nacional, según recoge hoy El Mundo.
La
solicitud se apoya básicamente en la circunstancia de que los supuestos
delitos cometidos -y que Zaplana niega rotundamente- se habrían
cometido en distintos países además de España. Por tanto, al igual que
ha sucedido en otras investigaciones como Gürtel, Púnica, la Operación Lezo o el "Caso Pujol", que se citan en el recurso, debería ser el órgano jurisdiccional con sede en Madrid el que siguiera con el caso.
Según el artículo 65.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial,
la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional conocerá de los delitos
cometidos fuera del territorio nacional, cuando conforme a las leyes o a
los tratados corresponda su enjuiciamiento a los tribunales españoles.
"Es
del dominio público que la Audiencia Nacional se ha declarado
competente para la instrucción y ulterior enjuiciamiento de numerosos
procedimientos relativos a la corrupción sobre la base de que el delito
de blanqueo de capitales asociado a los mismos, se había perpetrado
básicamente fuera de España", se reproduce en el recurso.
Además, el abogado de Zaplana aprovecha el escrito para desacreditar la
declaración del abogado uruguayo Fernando Belhot, considerado por la
Guardia Civil como el "testaferro" del ex ministro de Aznar.
Entre los argumentos del escrito se cita que, según la Guardia Civil, Imison Interrnacional, la sociedad luxemburguesa que constituyó Beatriz García Paesa con hasta 600.000 euros de fondos entregados en mano por el recientemente fallecido Juan Cotino,
y el resto de sociedades el supuesto entramado montado para evadir
capitales, tienen o han tenido su sede social fuera de España. Desde esas sociedades se hicieron transferencias a distintos lugares (Hong Kong, Panamá, Andorra, sostiene el escrito, pero ninguna de ellas tuvo como "beneficiario" a Zaplana.
Al respecto, se dice que Zaplana "no tenía la menor relación con las
compañías beneficiarias de tales movimientos, tal y como se deduce
claramente de la abundante documentación aportada a las comisiones
rogatorias internacionales". Sostiene el abogado de Zaplana que "la
fuerza actuante", que liga al ex presidente valenciano con esas cuentas
"es la incoherente y espuria declaración del anteriormente investigado
Fernando Belhot".
Pese a negar a los hechos que se le atribuyen,
el recurso indica que los supuestos delitos de cohecho y de blanqueo que
se le atribuyen se habrían cometido en Luxemburgo y no en el partido
judicial de Valencia, que es donde arrancó la investigación con lo que
califica como "rocambolesca historia de los papeles de Marcos Benavent", conocido como el "yonqui" del dinero.
Alegato de inocencia
Pese
a las continuas citas a casos de corrupción muy conocidos en España, el
abogado de Zaplana deja claro que "no debe interpretarse en el sentido
de que esta parte comparta, si quiera mínimamente, las valoraciones
realizadas por la fuerza actuante y por la propia Instructora sobre el
resultado de las diligencias practicadas".
Antes al contrario, se
sigue, "tras el examen de la abundante documentación aportada a las
comisiones rogatorias tramitadas, del seguimiento realizado a
determinadas salidas de fondos de las cuentas investigadas o del
escrutinio verificado sobre el patrimonio de Eduardo Zaplana, se pone de
manifiesto la inexistencia de vinculación directa o indirecta con
actividad ilícita alguna".
Es aquí cuando se carga contra los investigadores, a quienes acusa
de "recurrir a dos elementos incriminatorios inaceptables desde un punto
de vista lógico y procesal": por un lado, la declaración del "ex
imputado" Fernado Belhot y la coincidencia de determinadas anotaciones
en las agendas del Sr. Zaplana con (sólo) algunos hitos de las
operaciones investigadas".
Sobre la confesión de Belhot, se dice:
"Una vez analizados los movimientos bancarios, las fichas de firmas de
las cuentas suizas, la documentación incautada al propio Fernando Belhot
en su despacho y domicilio en Uruguay, se pone en evidencia la
incoherencia y falsedad de sus manifestaciones, como tendremos ocasión
de demostrar".
Y respecto a la fuerza de las anotaciones en su
agenda, el escrito sostiene que "no parece serio, ni siquiera a nivel
indiciario, extraer conclusiones de este dato; particularmente cuando un
simple repaso a dichas agendas nos muestra que raro era el día en el
que el Sr. Zaplana no tenía dos, tres o incluso más reuniones, muchas de
ellas, como es natural, con sus amigos y ahora, quizás por eso, también
imputados en la presente causa".
Así, se concluye, "con tan
peculiar criterio al señor Zaplana y a los amigos que frecuentaba se les
podría imputar casi cualquier delito que dentro de un marco temporal de
más de 20 años, les pareciera oportuno o les viniera bien a los
investigadores, por el mero hecho de que días antes o días después
tuvieron una reunión, paseo, comida, encuentro o llamada entre ellos".
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